Dietrich Mateschitz ha negado que Red Bull se haya planteado seriamente la posibilidad de cerrar su inversión en la Fórmula 1, y en consecuencia retirar su escudería de la categoría reina del automovilismo.
El adiós de Red Bull ha sido un rumor recurrente en los últimos años. Fue especialmente fuerte en 2015, cuando la marca era incapaz de hallar un motor alternativo al Renault y jugó la baza de su retirada para forzar a sus rivales, sin gran éxito.
Mateschitz reivindica la importancia de los deportes de motor para su empresa. Le gustan las carreras y le gusta el nombre que su compañía se ha labrado en los circuitos, donde está presente desde hace dos décadas bien como patrocinadora o como participante.
"En verdad nunca lo pensamos, aunque siempre hubo circunstancias que nos podrían haber llevado a tomar ese camino", responde en declaraciones al diario Marca al ser cuestionado por el adiós que no fue. "Por ejemplo, en el caso obvio de que no hubiéramos podido asegurarnos tener el suministro de unidades de potencia".
"El mundo del motor es una de nuestras pasiones y estamos muy contentos de haber sido capaces de desarrollar y guiar a gente con talento hasta la cima, lo mismo que en otros campos. Ese es, realmente, el resultado final".
En septiembre de 2015, Red Bull y Renault rompieron relaciones. El equipo estaba frustrado. El fabricante estaba cansado de ser “criticado en la derrota y olvidado en la victoria”. Las alternativas eran Mercedes (Toto Wolff se negó), Ferrari (Ofrecieron motores antiguos) y Honda (Ron Dennis se negó), pero ninguna fructificó y la firma de Dietrich Mateschitz se vio obligada a volver sobre sus pasos con su antiguo socio.
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