Velocidad y flema

Así se formó y evolucionó la categoría reina del automovilismo.

Velocidad y flema

Mensajepor MagicNano » 30 Noviembre 2009, 15:19

30/11/2009 11:18
Velocidad y flema

Pilotos, ingleses… y compañeros. Historia de las parejas inglesas más famosas de la historia de la Fórmula 1


1º Jim Clark y 2º Graham Hill. EE.UU. 1967

Pundonor, flema, elegancia y caballerosidad. Los ingleses presumen de una personalidad especial. Pero esa personalidad incluye también sobresaltos, reglas destrozadas y ruptura del protocolo. La próxima temporada, Lewis Hamilton y Jenson Button competirán en el mismo equipo; dos ingleses compartiendo escudería. Y no sólo eso: dos campeones del mundo dispuestos a revalidar sus respectivos títulos.

No es una situación nueva: los ingleses han copado equipos a lo largo de la historia. Vamos a repasar los dúos más importantes que, en ocasiones, se convirtieron en verdaderos duelos entre ingleses. Pilotos de la misma nacionalidad que se llevaron más o menos bien, pero que nunca faltaron a la máxima de siempre: batir al compañero de equipo. Porque en Fórmula 1 no se regala nada a nadie, aunque hable tu mismo idioma.

Aquellos maravillosos nombres

Cuando Jack Stewart entró en la Fórmula 1 lo hizo en uno de los equipos fuertes del momento: BRM. No es de extrañar: el rápido piloto al que llamaban cariñosamente Jackie estaba demostrando sus dotes de conducción de manera rápida y fulminante. Los cazatalentos se emocionaban en la pista cuando veían pasar su bólido a gran velocidad, dando saltos por la pista, sin levantar el pie del acelerador. No tardó en llamar la atención de algunas de las grandes cabezas de la Fórmula 1: el mítico Ken Tyrrell, el no menos carismático Colin Chapman o el representante de Jaguar, Lofty England, se rindieron a sus pies. Y eso que aún no había pilotado en la Fórmula 1.

Cuando Jack dio sus primeros pasos en el automovilismo, en la Fórmula 3, Graham Hill estaba desarrollando por su parte el E Type de Jaguar. Pero los problemas le surgían a Hill en los entrenamientos privados: era incapaz de hacerse con el control del bólido. Ningún piloto, de hecho, se atrevió a exprimir al máximo aquel gran turismo, y menos todavía cuando las nubes descargaron un aguacero sobre el asfalto.

Fue Lofty England quien, cansado de esperar en los boxes, ordenó: que Stewart salte a la pista. En cinco vueltas firmó como si nada la vuelta rápida. Aquella demostración de templanza y bravura le abrió las puertas a la Fórmula 1. Su futuro estaba ya encaminado irremisiblemente.

En 1965 haría su debut en la máxima competición automovilística. Tony Rudd, ingeniero de BRM, recuerda que para convencer a Jack le ofreció cuatro mil libras más doscientas por carrera. Logró así hacerse con el pequeño escocés para pilotar nada más y nada menos que al lado de Graham Hill, sabiendo que permanecería, seguramente, a su sombra.

Pero Stewart se lo tomó bien: sentarse junto al campeón mundial de 1962 y subcampeón del 64 le ayudó a crecer como piloto y, lejos de suponer una rivalidad dañina e insana, Graham y Jack disfrutaron de aquellos años de competición y amistad con gran sentido del humor (Jack le llamaba “abuelo” a Graham) y pasión.

Los BRM de litro y medio eran competitivos y potentes, con un buen equipo de respaldo. Las carreras fueron duras y peligrosas, pero Jack (con 26 años) no se amedrentaba ante nada. Sin embargo, en Monza empezaron las desavenencias: en BRM se percataron de que había algo más que ocultar a los rivales: un coche extremadamente rápido funcionando a su máxima eficacia por encima de las doce mil revoluciones.

Sólo cuando el patrón de la escudería mostrara un cartel naranja en el muro de boxes, autorizaba a sus pilotos a sacar esa arma escondida durante los entrenamientos. Cuando llegó el momento de pisar el acelerador al máximo, Jim Clark quemó el motor de su monoplaza tratando de conservar su primera posición, acechado por los increíblemente rápidos BRM. Graham y Jack decidieron entonces disputarse la victoria en un impresionante duelo rueda contra rueda que acabó con Hill por detrás de Stewart. Graham no tardó en preguntar a su patrón por qué aquel debutante no le había dejado pasar.

Sin embargo, y a pesar de ese episodio, la relación no se enfrió. Aquella temporada terminaron segundo y tercero en el campeonato mundial (con Hill por delante, por supuesto); el título se lo llevó el grandioso Jim Clark con catorce puntos sobre Graham. Pero Stewart y Hill siguieron trabajando juntos. La relación iba más allá de las pistas, convirtiéndose en amistad fuera del asfalto.

Sin embargo, en 1966 no llegaron buenos resultados (terminaron quinto, Hill, y séptimo, Stewart). Ese año, Jack inició su conocida cruzada contra la muerte y a favor de la seguridad del automovilismo. Al año siguiente, Hill se marchó de BRM a Lotus, donde curiosamente compartiría coche con otro inglés: Jim Clark. Se rompió así un dúo que funcionó bien en las pistas pero que pudo haber continuado. ¿O quizá no? Las malas lenguas hablaban de que Hill no soportó la presión de su joven compañero, Stewart, y prefirió alejarse de él. Su esposa (Bette) lo duda seriamente.

En cualquier caso, la nueva pareja inglesa formada por Hill y Clark comenzó segura de sí misma y con ganas de convertirse en el nuevo binomio inglés invencible. Clark ya había compartido asiento ocho años antes con un compatriota, el escocés Innes Ireland, aunque aquella experiencia de 1960 fue corta: un solo año en Lotus en el que Ireland quedó por delante de Clark en el mundial: cuarto, frente al décimo puesto de Clark. Desgraciadamente, el nuevo dúo inglés de 1968 tampoco duró mucho: Jim Clark falleció el 7 de abril en el tristemente recordado accidente de Hockenheim. Graham no pudo más que rendirle un homenaje a su compatriota ganando el mundial de aquella temporada con Lotus.

Un león con piel de cordero

Cuando Ayrton Senna nos dejó en 1994, el único campeón mundial sobre la pista había desaparecido. Quizá por ello Bernard Ecclestone impulsó el regreso de Nigel Mansell, el león británico retirado en 1992. Damon Hill inició sus pasos en la Fórmula 1 (debutó en 1993) en tiempos oscuros, revueltos, convulsos y peligrosos. Los accidentes y la inseguridad copaban los titulares de la prensa especializada. La muerte de un compañero de equipo siempre destroza por dentro. Damon sabía que esa temporada, la de 1994, sería dura, muy dura.

Para reemplazar a Ayrton, si es que se podía (en Mónaco sólo corrió un Williams como homenaje al brasileño), llegó un desconocido David Coulthard, entonces piloto probador de Williams. Damon agradeció la presencia de un compatriota a su lado en aquellos duros momentos.

Pero David (que puntuó en su segunda carrera en Fórmula 1, en Canadá) tuvo que sucumbir al renombre de Nigel Mansell: aunque Coulthard hizo su debut en el Gran Premio de España, en Montmeló, fue sustituido tres carreras más tarde por el apodado “león británico”. Un avispado brillo apareció en los ojos de Ecclestone y en los de Frank Williams cuando Damon Hill y Niguel Mansell coparon la primera fila del Gran Premio de Francia, en Magny Cours. Dos ingleses de nuevo juntos, y de nuevo en las primeras posiciones.

Poco importaba que en el contrato de Mansell los ceros fueran grandiosamente más abundantes que en el de Hill ni que, en la práctica, Damon fuera más rápido que Nigel en todas las sesiones. Los Williams Renault, ya sin Senna, seguían siendo competitivos, pero las manos de Schumacher amenazaban con monopolizar un mundial para Benetton.

Mansell, centrado en su carrera norteamericana, se tomó un respiro de la Fórmula Indy para regresar a la Fórmula 1, donde el calor de sus admiradores todavía no se había enfriado. La táctica, en realidad, también fue publicitaria. Pero Damon Hill pudo así encaminar su trayectoria recién iniciada en la Fórmula 1 aprendiendo de uno de los grandes de la Fórmula 1 moderna, su compatriota a quien admiraba.

Desgraciadamente, poco duró su alegría: en plena arrancada, Schumacher domó al león y le hizo suyo, superándole no sólo a él, sino también a Hill. La carrera la tenía ganada. Gracias a una táctica de tres repostajes (frente a sólo uno de Williams), Benetton se alzó con la victoria. Lo que en principio parecía un buen regreso a la Fórmula 1 se convirtió casi en una pesadilla para Mansell: abandonó por la rotura de la caja de cambios en la vuelta cuarenta y cinco.

El segundo regreso de Nigel Mansell a la Fórmula 1 en 1994 tuvo lugar en la española pista de Jerez de la Frontera. Pero las tornas habían cambiado: Damon Hill realmente no necesitaba su ayuda: estaba a sólo cinco puntos de liderar el mundial, en plena batalla con Michael Schumacher. Mansell decepcionó al volver a quedar por detrás de Damon Hill en los entrenamientos (tercero frente al segundo puesto de Hill) y al abandonar por salida de pista en la carrera.

En Japón lo volvió a intentar, pero mientras que Hill ganaba la carrera, él terminaba en cuarto lugar. Sólo en el último gran premio del año, el inolvidablemente polémico de Adelaida, en Australia, pudo recordar aquellas sensaciones por las que encandiló al público en el pasado, al subirse al primer lugar del podio. Desgraciadamente para él, el primer título mundial de Michael Schumacher y la forma en que logró la victoria (gracias al archifamoso choque entre Hill y Schumacher en la cabeza) no le valieron para recordar aquél triunfo como uno de los mejores. La pareja Hill y Mansell se rompió cuando el último firmó con McLaren para 1995.

Y así llegamos al presente, con Lewis Hamilton y Jenson Button juntos. Dos campeones ingleses sentados en el mismo monoplaza. ¿No ha aprendido McLaren la lección? Quizá sí. Quizá no. Button ya estuvo junto a un inglés en 2005: Anthony Davidson, en BAR. Pero fue una época corta e infructífera que casi nadie recuerda. Ahora el asfalto volverá a calentarse de verdad con dos pilotos ingleses fuertes que han probado el sabor de la victoria y no se la cederán a su compañero de equipo. ¿Quién dará el primer bocado?

http://www.thef1.com/destacados/histori ... ad-y-flema
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Mensajepor BT-44 » 30 Noviembre 2009, 22:15

Gracias por la nota MagicNano. Acotar que hay un importante faltante: Stirling Moss & Tony Brooks compañeros en Vanwall. También un repetido error durante la nota. Varias de las nombradas fueron duplas británicas, no inglesas. Stewart, Clark & Coulthard son escoceses, no ingleses. Ireland por su parte irlandés. Un detalle que si bien se lo nombra en la nota... luego hablan de pareja "inglesa".

Saludos, Ale. :D
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