La categoría alternativa a la Fórmula 1 de la FOTA, Grand Prix, sigue siendo una baza para las escuderías contrariadas por la política actual de la FIA, según acaba de asegurar John Howett, vicepresidente de la alianza de equipos de Fórmula 1.
En declaraciones a Financial Times Deutschland, John advierte de que los planes de ruptura con la FIA "no han desaparecido todavía". El éxodo, por lo tanto, es aún una posibilidad, y aunque John espera que el acuerdo de paz cuaje definitivamente, duerme tranquilo: “En cualquier caso, si algo ocurriera, nosotros tenemos alternativas”.
Lejos de una estabilidad segura para este deporte, la tensión en el aire aún se respira, como se respiró el miércoles, cuando los representantes de la FOTA se marcharon de la reunión que mantenían en Alemania con Charlie Whiting cuando se les informó de que ningún equipo (ni de la FOTA ni los tres nuevos) tiene derecho a voto sobre las normas del año que viene.
El Gran Premio de Alemania se presenta, pues, no sólo deportivo, sino una vez más político: Jenson Button vio a su jefe de escudería, Ross Brawn, partir hacia Londres cuando él acababa de aterrizar en Alemania. Una reunión urgente de la FOTA era la responsable.
De todas maneras, en el peor de los casos, las voces del paddock se preguntan si la FOTA sería capaz de organizar para el año que viene su campeonato alternativo con tan escaso margen de tiempo y comenzando de cero; las dudas son abundantes. Lo que todas las voces reconocen es que la paz que la FOTA y la FIA vendieron es sólo ficticia, y más bien parece una guerra fría que, en cualquier momento, podría estallar de nuevo.
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