Michael Schumacher no tendría ningún problema con la Superlicencia
El regreso o no de Michael Schumacher a los circuitos de Fórmula 1 sigue manteniendo en vilo a la casi totalidad de aficionados al deporte, algunos a favor, otros en contra. Mientras que su estado físico parece estar en clara mejoría, la FIA le ha facilitado la tarea administrativa si desea volver a subirse a un monoplaza en 2010, ya que el Káiser ya no dispone de la Superlicencia, obligatoria para participar en la F1.
Hasta la última modificación, realizada el pasado 12 de noviembre, la normativa complicaba el regreso de Schumacher, ya que para obtener la Superlicencia es necesario haber participado en cinco carreras del Mundial del año pasado o quince en las últimas tres temporadas, haber sido probador de una escudería en el último curso. En el caso de no cumplir estos requisitos, los pilotos pueden obtener la Superlicencia a tenor de sus resultados en las GP2 Series, la Fórmula 2, la F-Nippon, la IndyCar, World Series, F3 Euroseries o la F3 de España, Italia, Gran Bretaña o Japón.
La última opción es ser considerado como un piloto excepcional por parte de la FIA, para lo cual es necesario realizar un test de dos días. Teniendo en cuenta la carrera de Michael Schumacher en los últimos años, este debía ser el camino que el siete veces campeón del mundo debería haber tomado, pero la hubiera obligado a Mercedes GP, el equipo interesado, en alquilar un circuito, pedir la autorización a la Federación, y montar toda la infraestructura para ello. En resumen, el equipo se hubiera gastado demasiado dinero en un momento en el que la economía no está para gastos innecesarios.
Y es que el supuesto test de dos días se ha quedado en nada gracias a la última modificación del reglamento, que considera que "de forma excepcional" y sólo si la Comisión de Seguridad de muestra a favor, "el Consejo Mundial de la FIA puede conceder la licencia a un piloto que cumpla el objetivo que se busca en la selección".
De todo este entuerto destaca que el presidente de la FIA no es otro que Jean Todt, quien fuera jefe de Ferrari durante la época gloriosa de la Scuderia y que coincidió con Schumacher, con el que ha forjado una gran amistad. Destaca además que la modificación la haya llevado a cabo el mismo dirigente francés y poco después de la finalización de la temporada 2009.
Mientras Schumacher desgrana la margarita y toma una decisión, la F1 sigue en vilo el desenlace de un culebrón, ya que la elección que tome el siete veces campeón del mundo puede provocar la definición final del resto de volantes disponibles para 2010.
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