Cuando el resto de la F1 ve el vaso medio vacío, Honda lo sigue viendo medio lleno. Donde el aficionado ve en su tele un undécimo puesto en Bahréin o un 16º en España, falta de velocidad punta y poca fiabilidad, los ingenieros nipones contemplan Matrix, símbolos verdes cayendo en vertical, su propia realidad. Y esta es que mejoran. Sin ningún atisbo de duda.
El domingo en Montmeló nada salió bien, pero nada es achacable esta vez al motor. Alonso abandonó por el plástico de una visera pegado a sus frenos y Button padeció esta vez un problema en el equilibrio del coche. "A este paso no puntuamos en todo el año", entonó el inglés, cansado de que un día sea una cosa y otro día, otra.
Pero por primera vez Honda pudo dirigir el dedo acusador a otro lado, y así lo dejó entrever su jefe Yasuhisha Arai, aunque prefirió entonar aquello de "somos un equipo y las responsabilidades son de todos".
En silencio, a su manera, hablando poco, diciendo menos, Arai insiste en el mensaje a los suyos que a veces deja un poco perplejos incluso a sus pilotos. "Vamos a atrapar a Mercedes, estamos convencidos. No nos vale otra cosa, incluso este año hay que llegar muy cerca". No lo dice a la prensa internacional, escéptica, se lo dice a los japoneses en las reuniones, y a los que pueblan el paddock en un chisme por aquí y un canutazo por allá. Ya llevan dos segundos recortados, pero los otros dos que quedan son los más difíciles de hallar.
Todo de golpe y pronto
Honda no ha querido usar todavía ningún comodín de los 9 que tiene para mejorar el motor este año. Pero no tardará, porque tampoco quiere hacerlo a final de temporada cuando todo esté decidido. "No esperaremos tanto, no tiene sentido", confesó a MARCA en Montmeló el propio Arai. "Lo haremos cuando sepamos que nos va a dar ganancia y será pronto, tras los test", confesó. El salto fuerte lo harán a mitad de año. Es la hoja de ruta.
Arai insiste en que los problemas de fiabilidad son muy pequeños, pero fastidiosos, y como una vez que se homologa la nueva unidad en la FIA, no hay marcha atrás, hasta que no lo tengan todo sin gremlins, sin averías inesperadas, hasta que no puedan probar también que lo nuevo funciona, hasta los test de junio en Austria, en una palabra, no meterán el monumental paso adelante que planean, con comodines, dinero y potencia a cascoporro. Para atrapar a Mercedes, en efecto.
Ahora van por el tercer motor y la intención es usar el cuarto y último -salvo que la FIA amplíe a cinco los motores este año- para meter todo el arsenal. Si todo va bien, el estreno podría ser en Silverstone en julio, tras los dos test de Barcelona (desde ayer) y Austria (en junio).
Si no, al quitarse Alemania del calendario en julio, habría que esperar a Hungría o Spa ya en agosto. Y podrían ir los 9 créditos juntos. "Lo estamos estudiando, no está decidido aún", dice Arai a MARCA. En el equipo, la parte no japonesa, bromean con que en Austin estarán ya para ganar.
Honda entiende que es en el ICE, en el motor clásico de combustión, donde pierde con Mercedes, no en el ERS, las baterías y demás, sino en el propulsor térmico clásico que ahora da poco más de 500 CV de potencia. Ahí irían buena parte de los famosos tokens.
Rosberg no se cree que este año logren nada. "Sería un milagro que Alonso gane ya carreras este año", afirma. A duras penas se imagina menos de tres años para que peleen por los títulos. Pero ese no es el mundo real para Honda. En el suyo necesitan probar ahora en Barcelona y en junio en Austria, hacer kilometraje a lo que tienen preparado y soltar la bomba en cualquier momento del verano.
No están aquí para otra cosa, no entienden otra cosa, no les vale otra cosa. Sólo ganar a Mercedes, aunque ahora suene a ciencia ficción. Por eso fue Fernando allí.
Fuente: app para dispositivos móviles del diario deportivo marca