De Villota: "Mi aspecto actual dice mucho más de quién es María que el anterior"
María de Villota ha roto su silencio desde que sufriese el grave accidente en el Aeródromo de Duxford mientras realizaba una prueba aerodinámica con el equipo Marussia y en el que perdió el ojo derecho. La madrileña, que se ha presentado en el día de hoy ante los medios en la sede del Consejo Superior de Deportes junto a su presidente, Miguel Cardenal, Carlos Gracia, presidente de la Real Federación Española de Automovilismo y César Casado, jefe de cirugía plástica del hospital madrileño La Paz.
Por Andrés Méndez y Ana Zoe Marí
11 Oct 2012
La piloto de 32 años, es consciente de todo lo ocurrido aquella mañana del 3 de julio en Cambridgeshire (Reino Unido) y que paralizó a todo el mundo que rodea el automovilismo de competición.
"El doctor me decía: 'Te hemos salvado la vida, no sé si recuerdas que tuviste un grave accidente. Estás con nosotros, ha sido muy duro pero estamos muy felices de haberte salvado la vida. Pero tenemos que decirte que has perdido un ojo'".
María relata que en el momento de darle la noticia sobre la pérdida de su ojo derecho, miró al doctor y le dijo: "¿Usted es cirujano?". "Sí", le respondió. "Y usted necesita dos manos para operar. Yo soy piloto y necesito dos ojos", contestó la madrileña, y contínua: "Lo de ese ojo era mi decisión, como si el pobre hubiese tenida alguna opción".
"Ves los ojos con los que te ve tu familia, tu novio... y vas viendo que es algo inaudito, que te encuentras bien", continúa María. "Te das cuenta de que ves más que antes. Yo antes sólo veía la F1, sólo me veía encima de un coche compitiendo y no veía lo que realmente era importante en mi vida".
"El primer día que me miré en el espejo tenía 104 puntos en la cara, negros, que parecían cosidos con cuerda náutica y había perdido el ojo derecho. Me quedé aterrada", confesaba en declaraciones a la revista Hola. "Tengo dolores de cabeza que no saben cuánto durarán, probablemente años; tengo que controlar mucho el esfuerzo por la presión craneal. También he perdido el olfato y, del gusto, aquello que está ligado con el olfato. Ahora me gustan las cosas que saben fuerte: el chocolate, las pipas…", continuaba. "Un efecto secundario es la fatiga. El cerebro, en la parte frontal [n.d.r: donde se llevó la mayor parte del golpe], controla la fatiga".
Hoy, durante la rueda de prensa, María ha confesado que al verse frente al espejo, "hice una gracia añadiendo: '¡Quita bicho!', y ya mi madre sonrió". En ese momento, un pensamiento negativo invadió a la piloto: "¿Quién me va a querer así?". Sin embargo, María se ha dado cuenta de que las personas de su alrededor "me han querido para esta vida y para cubrir la que viene ahora".
"Mi aspecto actual dice mucho más de quién es María de Villota que el aspecto anterior. Llevo mi historia y la llevo con muchísimo cariño y orgullo", asevera la piloto.
Por el momento le restan dos operaciones más para poder pasar página y agradece el apoyo que los medios de comunicación y los aficionados le han prestado desde el accidente. "La mano de la Federeación ha sido tremenda. Carlos [Gracia] ha estado en el hospital. No tengo palabras para explicar la incondicionalidad de alguien, sobre todo cuent es tu casa y te ha visto luchas toda la vida".
"De entre todos los mensajes, no puedo destacar ninguno, pero quizá siento muy fuerte la mano de los míos, de todos los españoles. Siempre quise su respeto y no ha podido ser en la pista, pero estoy feliz de tenerlo aquí fuera".
"Estoy mucho mejor, aunque esto es una carrera de resistencia. Aún nos queda un poco", ha comentado la madrileña. "De momento me estoy centrando en las operaciones. Quiero estar al 100% y aún no sé qué voy a hacer, pero sé que voy a estar en tres bandos".
"El primero es el del motor, porque lo llevo en mi ADN y nada va a poder evitar que siga cerca de este mundo, que adoro, que soy yo", explica María. "El segundo es el de los enfermos. Estoy en el bando de los que están malos. Después de ver que hay gente que lo pasa tan mal, yo tengo que hacer algo. Les siento mi equipo y cuando esté bien también lo sentiré así".
"Y el último es de la mujer. Ahora sí que tengo un impedimento físico para pilotar un F1. Antes no lo tenía", insiste María, en clara referencia a todas las críticas vertidas sobre ella y las dudas sobre su capacidad de pilotar un monoplaza de la máxima categoría por su condición sexual.
LA MUJER EN LA F1
En este sentido, María ha recordado el nombramiento de Monisha Kalterborn como primera mujer que ejerce el rol de jefe de equipo en la Fórmula 1. "Quiero que se coja el relevo", añade. "Además, hoy es un gran día porque tenemos un team principal, Monisha, y quiero seguir luchando porque creo muchísimo en la mujer en el mundo del motor".
Sobre qué cicatriz le dolía más, si cualquiera física o la que queda por no hacer podido demostrar que podía estar a la altura de los hombre, María no se lo ha pensado dos veces: "Las cicatrices poco a poco se irán curando. Las llevo con orgullo y no es que me quede ahí pendiente porque no me arrepiento de nada de lo que he hecho en mi vida y la he vivido a tope como yo quería. Siempre he sido muy cabezota y ahora doy fe".
"Me gustaría, por supuesto, que la mujer por fin tuviese ese sitio. Que la mujer con talento y trabajo pudiese ocupar ese puesto en la parrilla de la F1".
Por ello, María se lamenta de que no haya ningún referente hoy en día para que "las niñas en el karting tengan a alguien para ver y decir: 'Yo quiero llegar ahí' y quizá ahora parece que no puede llegar porque no ven a una mujer. Eso es algo que no nos podemos permitir en un deporte como el automovilismo. Se merecen tener un reflejo para poder luchar".
CON GANAS DE VIVIR
De esta experiencia, María ha sacado en claro que "hay vida más allá de la F1" y está seguroa de que "lo mejor está por venir".
La revista Hola ha sido su patrocidor desde "que levantaba dos palmos del suelo", comenta María. Por ello y porque tenía la oportunidad de contar en la publicación todo lo ocurrido, acudió a ella para hacer pública sus primeras declaraciones tras el incidente. "Tengo relación familiar con ellos y tenía la oportunidad de contar un poco todo lo que había pasado sintiéndome como en casa. Para mí era muy difícil explicar todo esto en aquel momento y esto me daba fuerza para llegar un poco más entera a este momento".
"Cuando sueñas estar en la F1 te preparas a diario, te expones a pruebas muy duras. Para mí el quirófano era como una prueba de la FIA", compara María. "Pero lo crucial para mirar hacia delante ha sido ilusionarme con el futuro. Pensar: 'ya no voy a poder hacer esto pero tengo una familia increíble y un montón de gente que me apoya".
"Tengo lo mejor que queda por vivir y esto es lo que empieza a mover mi motor interior para seguir empujando".
En cuanto a su futuro, por el momento María se dispone a recuperar de sus heridas y a afrontar esas operaciones que aún le quedan. Sin embargo, es inevitable obviar la pregunta de si volverá a la escuela de pilotos de su padre, el ex piloto de F1 Emilio de Villota. "La escuela, hasta que fiché por la F1, ha sido mi día a día y, por supuesto, es lo segundo más gratificante para mí después de estar yo a los mandos, así que sin dado, estaré".
María también ha confesado que se 'enfrentó' a la F1 viendo todos los Grandes Premios que se han celebrado hasta la fecha. "Para mí es inevitable y he cogido todo lo que ha pasado con mucha naturalidad. Ha pasado, pues ha pasado. No tengo ningún mierdo ni ningún tabú".
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