LA MISMA AVERÍA EN LAS DOS ÚLTIMAS CARRERAS
Hamilton y Mercedes: desde la teoría de la conspiración hasta el despliegue aéreo
Una avería recurrente en el monoplaza de Hamilton despertó las especulaciones, mientras Mercedes llevaba a cabo una proeza logística para evitar que saliera el último en Sochi
Foto: Lewis Hamilton en un pit stop durante la carrera de Sochi.
Lewis Hamilton en un pit stop durante la carrera de Sochi.
Para quienes en la Fórmula 1 piensan que nada es casual, la situación de Lewis Hamilton podría ayudar a cimentar sus convicciones. ¿Cómo ese intratable piloto con once poles y diez victorias en las dieciséis primeras carreras no ha vuelto a ganar desde México 2015? ¿Cómo un equipo de proverbial fiabilidad estos dos últimos años está fallando recurrentemente en su monoplaza?
Un dominio similar al del pasado año minaría los cimientos de la Fórmula 1 en 2016. Neutralizar a Lewis Hamilton añadiría pimienta al actual campeonato, podría pensarse maliciosamente. Y si el Gran Premio de Rusia dio motivos para la especulaciónes, también ofreció para desmentirlas otro ejemplo de la espectacular operatividad y eficacia que distingue a la Fórmula 1.
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"Este es un deporte mecánico"
“Mi respuesta es que ni siquiera quiero tener en cuenta a esta panda de lunáticos que piensan que perjudicaríamos a un piloto, que es nuestro piloto, que ha sido doble campeón del mundo. No nos ha decepcionado, y no lo decepcionaríamos. Este es un deporte mecánico, y estas cosas ocurren”. Toto Wolff sacó vehemente la artillería para desmentir cualquier teoría de la conspiración.
Resulta difícil imaginar una cadena de mando en Mercedes que deslice instrucciones técnicas escalones abajo en contra de uno de sus pilotos, y que además no trasciendan. Aunque el propio Hamilton jugó con la ambigüedad el sábado, alimentando también al paranoico mundo que es la Fórmula 1. Fue Wolff quien ejerció sus funciones al respecto antes y después de la carrera.
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“Es difícil tomarse en serio a gente que está tumbada en la cama con su ordenador y mandan estos mensajes tan insultante”. Wolff justificaba los problemas de Hamilton en el esfuerzo técnico de Mercedes para mantener su superioridad. “Estamos llevando el chasis y el motor a sus límite para tener un coche competitivo, y es por lo que estamos ganando. Pero también, si lo haces, a veces los superas”. Aportaba como defensa los problemas de Rosberg en carrera y, sobre todo, el afán de defender al nuevo equipo de mecánicos de Hamilton, en el lado del piloto alemán hasta comienzos de la actual temporada.
Un avión, la único solución
En semejante contexto, Mercedes llevó a cabo un formidable operativo logístico el sábado. Pocas veces se ha visto semejante despliegue para un objetivo, digamos, secundario. Quizás sus responsables aprovecharon las circunstancias para reforzar su determinación frente a esos ‘lunáticos’ virtuales de las redes sociales. Pero, sobre todo, como nuevo ejemplo de la estratosférica competitividad que impregna la Fórmula 1.
Mercedes acudió a un motor ya usado para sustituir el dañado en el Q2. Pero debía ser equipado con el nuevo sistema de alimentación introducido para sus monoplazas y los de sus clientes. De no ser así, Hamilton tendría que arrancar desde boxes en carrera. Para no romper la regla del parque cerrado y poder preparar el motor sustituto durante toda la noche, la única solución era utilizar un sistema de alimentación preparado para el Gran Premio de España, pero que estaba disponible Brixworth, la sede de Mercedes en Gran Bretaña. Y aquí comenzó la fiesta.La única opción era trasladar el sistema en un avión privado.
A quién pudo llamar Ecclestone directamente
Con su experiencia profesional y personal, Niki Lauda se encargó de la organización del vuelo. La mujer de Paddy Lowe, de origen ruso, se movió por el aeropuerto y con las aduanas. Esta muralla final fue salvada directamente por Bernie Ecclestone. El avión llegó a la 1:50 de la madrugada. “Sé que a los 90 segundos de aterrizar el avión la caja con las partes estaba camino de la pista. No quiero saber cómo se solucionó eso”, reconocía el propio Wolff. Imaginen a quién pudo hacer Ecclestone una llamada directa...
Una vez en el circuito, los mecánicos trabajaron en diferentes turnos durante toda la noche hasta que el motor quedó montado. Hamilton salió desde el décimo puesto y terminó segundo. Hubo momentos en que, el británico lo reconocería después, sintió que podía ganar la carrera. La proeza logística fue extraordinaria, confirmando una vez más que la mentalidad competitiva de la Fórmula 1 opera en otra dimensión. Tema aparte es que se justifique semejante despliegue de recursos para según qué objetivo.
Hamilton, con la mosca tras la oreja
Acabada la carrera, Hamilton salió en defensa de su equipo, en la línea de Wolff. Como si hubieran mediado instrucciones. “Estoy orgulloso de mi chicos, están pasando momentos duros en estos momentos”. Hamilton pellizcaba al recordar que “desde que llegué tenía un grupo, pero sin razón fue cambiado” aunque también se solidarizaba con ellos porque “están teniendo algunas malas experiencias, solo puedo imaginar cómo están sintiendo la presión, y no tiene nada que ver con ellos, están haciendo un trabajo fantástico”.
Pero el británico trataba a los ‘lunáticos’ en un sentido diferente al de su jefe. “La gente que dice esto siente el mismo dolor que siento yo, y se trata de esto, de que ganamos y perdemos juntos, sienten el dolor y las emociones que pasas porque estás conectado así, y esto es bonito".
Pero Hamilton también dejaba flotando en el aire un aroma de duda. “Han habido cosas que he intentado entender y he pedido que se me informe que está pasando en este proceso. Por ejemplo, tras la última carrera no recibí el correo con el informe, así que no sabía nada de ello. La próxima semana, recibiré la información, y si no se me envía, estoy seguro de que la obtendré. Quiero ser parte del proceso y tengo mucho que aportar y ayudar. Al final somos un equipo, y ganamos y perdemos juntos". Puede que Hamilton también haya pensado este fin de semana que nada es casual en el paranoico mundo de la Fórmula 1.
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