Carlos Sainz: «En Red Bull te enseñan a ser un caimán»
En una entrevista con ABC, el madrileño asegura que busca su propio camino y no quiere que le comparen con Alonso
Todo lo que hace Carlos Sainz (Madrid, 21 años) en la Fórmula 1 se somete a un escrutinio. Es el siguiente en el nuevo mundo creado por Fernando Alonso respecto a este deporte. Le observan demasiados ojos, asesores, asistentes de prensa, su padre el famoso piloto de rallys, los dirigentes de Red Bull... Durante la entrevista con ABC en Bakú, el piloto calcula cada palabra, evita terrenos pantanosos, pretende agradar y ser concluyente a la vez. Está en el camino y no se lo cree.
-¿Como enjuicias tu segundo año?
-Muy positivo después de un comienzo difícil. En las cuatro primeras carreras no dejaban de pasarnos cosas que estaban fuera de mi alcance. Fue un inicio frustrante, pero no perdí la cabeza. Seguimos empujando, mejorando, y a partir de Barcelona todo rueda mejor. Sin cambiar nada, dejaron de llegar las dificultades.
-¿Qué aporta a la F1 y a Toro Rosso?
-A la F1 juventud y muchas ganas. Si tengo alguna virtud, son las ganas que le pongo a esto y toda la intención del mundo de hacerlo bien. Y a Toro Rosso creo que añado algo más de experiencia que el año pasado. Estoy ayudando a desarrollar el coche, pese a que llevamos ocho carreras sin mejorarlo. Y si te fijas, nunca hemos parado de evolucionar como equipo.
-¿Ha fallado en algo?
-Seguro. En todas las carreras habrá habido algún fallito. Ninguno ha sido dramático, salvo quizá el de la clasificación de Canadá. Fue mi primer error real de la temporada, pero que lo solventamos bien con la remontada.
-Algunos especialistas españoles dicen que Toro Rosso se le queda pequeño. ¿Opina lo mismo?
-Todavía me quedan doce carreras en este equipo y ni se me va a pasar por la cabeza que se me quede pequeño. Estoy muy cómodo aquí y disfrutando de mi carrera deportiva. A final de año se verá qué pasa. Será lo que Helmut Marko decida hacer conmigo.
-¿La degradación de Kvyat (de Red Bull a Toro Rosso) no fue una maniobra cruel?
-Red Bull es exigente, no cruel. Y dentro de su exigencia, toma decisiones drásticas. Siempre habrá uno al que le guste mucho y a otro que no le guste nada. Hay que intentar estar en el lado de la decisión drástica favorable. No es fácil. Todos pasamos buenos y malos momentos, tanto deportivos como personales. A mí me ha tocado sufrir muchas de esas decisiones de Red Bull y aquí sigo.
-...
-Sí. Cuando a Kvyat le eligieron para Toro Rosso, cuando escogieron a Verstappen para Toro Rosso y luego a Red Bull. Son decisiones difíciles de tragar, pero nunca me he venido abajo.
-A Kvyat lo degradaron de un equipo superior a uno inferior.
-Lo cambiaron de un equipo top a uno medio, pero no lo echaron de la F1. Lo podían haber hecho y, conociendo a Red Bull, son capaces. Todavía le dan una oportunidad. Es duro, pero puede demostrar que se equivocan o a otros equipos que vale para la F1.
-Usted ya viene adiestrado de la escuela de pilotos de Red Bull...
-Todos los pilotos de Red Bull llegamos educados en esta escuela, salvo Verstappen, que vino directo de la F3 a la F1 casi sin pasar por la escuela. Kvyat y yo estuvimos cinco años, sabemos cómo funciona. No nos sorprenden este tipo de decisiones porque las llevamos viviendo mucho tiempo.
-¿Cómo es esa escuela?
-Pues muy dura. Desde los 15 años, cuando no tienes ni idea de nada en la vida, ya te inculcan que o ganas o te vas para casa. En todas las categorías. Y si haces un error, tienes a Helmut Marko echándote la bronca. Y ya ves tú cómo le vas a contestar, con 15 años. No es un camino fácil, pero eso nos sirve a los pilotos de Red Bull para madurar antes, llegar preparados a la F1 y hacerlo bien. Si te fijas, casi todos lo hacemos bien en el primer año porque estamos acostumbrados a esa presión.
-Si eres flojo, ¿te enseñan a ser un caimán?
-Exacto, te enseñan a ser un caimán. No sé si caimán es la palabra, pero algo así o más fuerte.
-De la Rosa, Alguersuari, Merhi y usted. Es el primer piloto del alonsismo que se consolida en la F1...
-Bueno, es difícil decir que estoy consolidado en mi segundo año en la F1. Todavía me queda un poquito para consolidarme o ir a un equipo grande como Red Bull. La F1 da muchas vueltas y aún no es momento de decir estoy consolidado, sino de trabajar.
-¿Teme ser para Alonso algo así como un Olano a Induráin?
-No sé lo que será de mí en la F1, pero sí sé que ganas y empeño no me van a faltar. Tiempo tengo. Me lo voy a tomar con calma. No sé si ganaré carreras o algún Mundial o seré considerado algún día como lo es Alonso. Siempre digo que no quiero ser el próximo Alonso, sino Carlos Sainz, hacer las cosas a mi manera, con mi nombre y sin ser comparado con Fernando.
-¿Entiende esa dinámica?
-Claro que la entiendo, pero no quiere decir que la acepte.
-Dijo hace tiempo que había pactado con su padre una cierta distancia para evitar intromisiones...
-Fue él quien decidió dar un paso atrás para dejar que yo fuese el líder de un equipo como Toro Rosso. Cuando hay 500 o 600 personas trabajando para ti y tu coche, no da buena imagen que llegue un chaval de 20 años y su padre le diga lo que debe hacer. No eres profesional si te tiene que ayudar el padre. Me ha venido muy bien. Me ha hecho crearme mi propio nombre y mi personalidad dentro de la F1.
-¿Cómo llevan ese acuerdo? ¿Le cuesta a él no meterse en su vida? ¿Le cuesta a usted no preguntarle?
-Llevamos veintiún años juntos y once viajando por el mundo. Ya sabemos cómo decirnos las cosas, más en serio, más en broma.
-¿Cuándo se divierte más en la F1?
-En las carreras, sin duda. El domingo al apagarse los semáforos es algo mágico. Lo otro es estresante, es lo que conlleva la carrera del domingo.
-¿Cuándo lo pasa peor?
-Hay muchos viajes, muchos eventos. Hay días que debo coger un avión e ir a la otra parte del mundo a un evento. Seguro que apetece más estar en casa, hacer dos horitas de bici, comer con tus amigos y cenar con la familia. Luego lo piensas y dices: ¡cuántos querrían estar en mi posición! Al 99% del mundo le gustaría trabajar aquí. Hay que aceptarlo con una sonrisa y dar gracias.
-¿Le perjudica que la F1 se vea por una televisión de pago?
-Es una buena pregunta. En España no existe la cultura de la tele de pago. Es algo nuevo. En otros países, como Inglaterra o Italia, llevan años pagando para ver deporte. Claro que afecta negativamente porque no hay la mitad de la mitad de las audiencias que en abierto. Hay que dar tiempo. Movistar+ no ofrece una tontería. Lo que da es mejor que lo que puede dar una tele en abierto. Hay que tener en cuenta también que en España hay mucho aficionado al que no le interesa saber qué neumático llevo o a cuántas paradas voy. Quiere que llegue la carrera del domingo, que aparezca la F1, haya emoción o choques y que gane un español. Es complicado. No hay cultura específica de querer saber qué compuesto lleva cada uno y demás. Lo ideal sería tener las dos: abierto para todos y de pago para el que quiera más detalle. El que no es un fanático no va a pagar por ver la F1. A mí me ayuda tener buenos resultados. Mi carrera no depende de un patrocinador que se vea por la tele. Soy piloto de Red Bull.
-¿Y no se le hace extraño estar por delante de su ídolo, Alonso?
-No. Si me lo dices antes de entrar en la F1, te hubiera dicho sí. Pero ahora, después de conocer este deporte, del coche que tengo yo, del que tiene él, no se me hace extraño. También te digo que cuando te bajas la visera no sabes si es Fernando o Jenson Button. Solo ves un McLaren al que debes adelantar.
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