La nueva Fórmula 1 ha traído algo que se echaba mucho de menos: vuelven los adelantamientos
El Gran Premio de China, segundo de la temporada, ha arrojado un dato muy de celebrar y que tras la primera carrera tenía preocupados a gestores y aficionados: la ausencia de adelantamientos parece revertir. Uno de los elementos fundamentales de la competición no es sólo ver correr a una veintena de coches, sino observar como pelean entre sí para llegar por delante, y estas luchas en pista se echaban mucho de menos este tipo de maniobra. Ver procesiones de coches alineados uno tras otro sin más acción tras unas primeras vueltas un poco agitadas era algo que dejaba fríos a los fans. La nueva reglamentación crea un coche muy basado en la carga aerodinámica y los estudios aerodinámicos apuntaban a que la ‘burbuja aérea’ que deja a su paso un monoplaza elimina gran parte de este efecto al coche que intente adelantar, convirtiéndolo en un vehículo difícilmente gobernable a trescientos kilómetros por hora. Si en Australia ha sido tradicionalmente ha sido complicado adelantar, en China, una pista ancha y moderna, se han contabilizado cincuenta y cuatro adelantamientos.
Entre ellos los de Checo Pérez a Carlos Sainz y Felipe Massa en la misma maniobra, Max Verstappen a su compañero (con aparentes problemas) Sebastian Vettel a su compañero Kimi y más tarde a Daniel Ricciardo, Romain Grosjean a Jolyon Palmer y después a Felipe Massa, Sainz a Fernando Alonso y Verstappen a Bottas al final de la recta, por poner unos cuantos ejemplos. Algunos pensarán que ha sido gracias a DRS, dispositivo mecánico que abre el ala trasera y permite hacerlo en las rectas, pero solo diez de los adelantamientos vistos en Shanghai necesitaron de él para ejecutarse.
El Drag Reduction System o DRS
El DRS se introdujo en 2011 como medida para facilitar unos adelantamientos para los que los pilotos estaban preparados pero los coches no. Se considera que un monoplaza es más rápido que el precedente cuando rueda a menos de un segundo del que va delante, pero su estela aérea le impide acercarse a él. El Drag Reduction System ciertamente impulsó el número de adelantamientos, pero muchos consideran que son adelantamientos falsos, propiciados por un truco técnico y no por la habilidad y la valía de sus protagonistas. Ross Brawn, el nuevo factótum técnico de la Fórmula 1 y precisamente uno de los defensores de su introducción en su momento, trabaja con los ingenieros de los equipos para encontrar la forma de eliminarlo y dejar a los pilotos que se hagan cargo de una forma natural. Para ello han de desarrollar una reglamentación que no suspenda las capacidades aerodinámicas de los bólidos pero que hagan surcar el éter a los monoplazas sin alterar su entorno inmediato sin que afecte a otros monoplazas. De esa reglamentación podría salir una tipología de carreras más excitante, y es justo el deseo de los nuevos gestores ante el desánimo general que indica la imparable caída de las audiencias.
Los beneficios de manera automática serían los equipos menos dotados, al dejar mayor espacio al ingenio, y depender en menor medida de unos motores cuyos cuatro fabricantes actuales tienen un equipo propio o de referencia. Los que trabajen mejor el plano de la estabilidad y la aerodinámica podrán así dar alcance a los mejor compuestos desde el plano de la potencia. Quien sufrió debido a esto en China fueron los McLaren-Honda, coches que en curva podían sujetar los envites del resto, pero una vez llegada las rectas poco o nada podían hacer. Fernando Alonso contuvo durante tres giros a Valtteri Bottas, pero una vez que le tuvo a tiro en la recta, le pasó como un avión sin mayores complicaciones. El mérito del asturiano estuvo más en sus manos que en su coche, con un déficit superior a los cien caballos contra los más de 950 que se le calculan a los Mercedes. Demasiado le duró y no poca gracia hizo esta jugada en casa de las estrellas plateadas las dificultades que pasó su segundo piloto para dejar atrás al asturiano.
Expectativas de los españoles para Bahréin
Si los españoles brillaron por diversos motivos en China, Sainz por su séptimo puesto, y Alonso por llegar a ir justo en esa plaza en carrera, en Bahréin, próxima cita el fin de semana que viene puede irles incluso mejor. Con una pista más revirada, con una recta más corta, y donde la potencia del motor es algo menos relevante, es muy posible que se les vean mejores resultados. Hay que añadir a esto un dato interesante para el análisis: si en Shanghai se disputó la carrera con catorce grados, en el emirato es muy posible que la temperatura ambiental suba mucho, y con toda seguridad habrá coches a los que esto afecte. Sin apenas cambios en la fisonomía de los monoplazas puede dar pistas muy sólidas de cómo se van a comportar los coches en el resto de temporada, casi toda disputada en latitudes con temperaturas más altas que las existentes a día de hoy. Carrera interesante este domingo.
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