"¿Lograrán Hamilton y el lobby británico hacer ceder a la FIA?"
La corriente que amenaza con la posible retirada de Lewis se intensifica desde los medios británicos para lograr algo "tangible" en la investigación abierta
Hamilton, celebrando su triunfo el el GP de Gran Bretaña 2021.
Lewis Hamilton guarda un silencio escrupuloso desde que se fue a la carrera de Yas Marina sin atendar a los medios y tras faltar a la Gala de la FIA, donde se coronó a Max Verstappen como campeón. Otros ya hablan por él y lo hacen casi a diario.
En la última semana se han intensificado el volumen del altavoz. Son los creadores del "Max no choques con Lewis, por favor" o el "Felíz Navidad" con la imagen de Verstappen estrellándose contra las protecciones en Silverstone. El poderoso y unidireccional lobby británico que ahora vuelve a la carga con la amenaza velada a la FIA de que deben ofrecer algo a Hamilton si no quieren ver cómo se retira antes de empezar 2022, lo que acabaría según ellos con el espectáculo y el estallido de audiencias surgidas del mejor final de la historia, en 72 temporadas de Fórmula 1.
La estrategia parece clara y los tempos definidos. La FIA ha anunciado recientemente los plazos de su investigación, que tendrá un veredicto final el 18 de marzo, y el ruido se ha hecho ensordecedor, clamando justicia para el heptacampeón, por el supuesto "robo" del que fue víctima en Abu Dabi.
Desde 'Sky Sport' se desvelaba esta semana que Lewis quiere "algo tangible" por parte de la Federación Internacional, si quieren que vuelva al volante del Mercedes W13 en Bahréin, justamente el 18 de marzo, el viernes de la primera prueba del calendario). Y el CEO de Mercedes, Toto Wolff, desvela que tiene una reunión pendiente con Hamilton, para el mes de febrero, donde se supone que él le dirá si sigue o no en activo, en vista de los que intuyan que la comisión de la FIA esté dispuesta a 'entregar' para que se conforme.
El resultado es inamovible
El título no tiene vuelta de hoja, como quedó sentenciado tras la resolución de los comisarios el Yas Marina. Ninguno de los protagonistas es tan ingenuo para esperar que algo sea cambiado en ese sentido. Todo parece más encaminado a pedir un remplazo en el puesto de dirección de Carrera, donde Michael Masi es señalado desde muchos frentes como el responsable de lo sucedido con el coche de seguridad final y su irregular protocolo de obligar a desdoblarse sólo a los coches que se interponían entre el campeón y el aspirante.
Salvo en las islas, el resto de la prensa coincidía de forma mayoritaria en Yas Marina en que fue lo más justo y lo mejor para la F1, pues acabar de forma neutralizada hubiera causado la sensación de arreglo infumable. Se decidió en pista, Mercedes apostó a no cambiar sus gomas viejas y perdió. No hay mucho más análisis. Verstappen se lo ganó en el asfalto, como el resto de la temporada. Se quiere hacer ver que Hamilton fue el "campeón moral", pero después del accidente de Silverstone, las 10 victorias y las 10 poles (por 8 y 5 de Lewis), el holandés también fue el que más lo mereció en el global del año.
Para mayor desgracia británica, la sorpresa saltó en la Asamblea de la propia FIA, el 17 de diciembre, cuando Mohammed Ben Sulayem fue elegido nuevo presidente, después de derrotar con el 61% de los votos a Graham Stoker, inglés y la apuesta de continuidad del saliente Jean Todt. Precísamente, Todt dejó la 'patata caliente' de la investigación al nuevo Gobierno entrante, sin saber el resultado final de la votación.
La declaración de intenciones de Ben Sulayem quedó clara el mismo día de su toma de posesión, cuando Hamilton no se presentó por la noche el la Gala de entrega de trofeos. "Las reglas son las reglas... si hay alguna infracción, no hay perdón en esto", dijo en referencia a la sonada ausencia. No parece el perfil de alguien que ceda a amenazas o insinuaciones de chantajes, pero eso se verá en marzo con el veredicto final. Masi podría caer, pero tampoco se debería dar por hecho.
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