En el Gran Premio de San Marino del año 2006, el británico competía en un Mundial de GP2 que terminó llevándose y realizó la misma acción que escandalizó a todo los aficionados a la Fórmula 1 en Valencia. Sin embargo, a la dirección de carrera no le tembló el pulso y le excluyó.

El escándalo del Gran Premio de Europa aún sigue muy vivo. La cuestionable decisión de la dirección de carrera de sancionar a Lewis Hamilton con un 'drive through' por adelantar al coche de seguridad con bandera amarilla en pista perjudicó a pilotos que sí respetaron la normativa como Fernando Alonso. La permisividad de la FIA con el piloto británico no es reciente en diversas acciones que todos los aficionados a la Fórmula 1 recuerdan, pero lo que muchos no saben es que el de McLaren ya fue sancionado en 2006 cuando competía en GP2. Sin embargo, en aquel momento los jueces le sacaron la bandera negra, el máximo castigo porque supone la expulsión del monoplaza de la carrera.
A pesar de que ese año acabó siendo el campeón del Mundial, su historia está manchada con una bandera negra que ya pidieron muchas voces tras la prueba de Valencia. Uno de ellos fue Flavio Briatore, que se mostró muy contundente al pedir la exclusión del inglés.
El precedente de 2006 en Ímola fue muy parecido. En aquel momento, Hamilton se incorporó detrás del 'Safety Car'. Justo por delante circulaban dos monoplazas del equipo español Campos y el británico no dudó en adelantar al coche de seguridad cuando él no tenía permiso y los coches españoles sí. Según explicó poco después, creyó que debía pasar porque pensó que era el último y debía pasar para recolocarse una vuelta después de la cola del grupo.
Ese despiste volvió a tenerlo casualmente cuatro años después ya como campeón del mundo en las calles de Valencia y la sanción fue la más ligera del reglamento. La dirección de carrera no se ha puesto de acuerdo en dar las explicaciones oportunas. Posibles errores en el cronometraje o la falta de imágenes y la obligatoriedad de pedirlas procedente del helicóptero hicieron que la decisón fuera quizá demasiado precipitada. Esta acción sienta un precedente que puede perjudicar en el futuro a la propia Fórmula 1 ya que la confianza en los arbitrajes cada vez es menor. La polémica está servida y Silverstone será una prueba de fuego para Charlie Whiting, director de carrera.
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