Cómo cambiar el clima laboral en positivo: El ejemplo de Ferrari F1
28 de julio de 2015 | Roberto Crobu
Influir positivamente en los resultados de un equipo tocando como variable independiente el Clima laboral no es una estrategia muy frecuente debido al gran esfuerzo, compromiso, y trabajo que requiere el hecho de modificar el ambiente y lograr un cambio en el estado de ánimo colectivo.
Pero así está sucediendo en la Scudería Ferrari F1. Si alguien se pregunta “¿Por qué Ferrari este año es un equipo competitivo a diferencia de los dos anteriores?”, es muy fácil alegar que el motivo reside en que se trabaja [Img #37021]más centrados, menor estrés, con mayor confianza y tranquilidad, con empuje pero sin la presión de los años pasados, en un entorno donde la comunicación fluye y hay armonía y sincronía entre los distintos repartos de carrera.
Esta mejora del clima es lo que está trayendo tan buenos resultados en 2015: a esta altura del Mundial, tras diez carreras, su primer piloto, Sebastian Vettel, ha cosechado mejores resultados que Fernando Alonso en todas las anteriores cinco temporadas; el equipo ha vuelto a ganar carreras desde el lejano 2013 y el domingo pasado logró su segunda victoria rozando un histórico doblete durante tres cuartas partes de la competición. Aún sin parecer candidatos a título este año, siguen con opciones matemáticas y encaran una segunda parte del mundial con optimismo y curiosidad, ambiente que no se respiraba en Maranello quizá desde la época gloriosa de los cinco títulos de Schumacher.
En un equipo donde las emociones se magnifican y se viven intensamente, tal como lo es el Team Ferrari, típicamente italiano en este aspecto, este año todo es sinónimo de felicidad.
¿Por qué son felices en Ferrari? ¿Cuáles son los cambios organizacionales que han producido esta inversión en positivo del clima y de los resultados?
La respuesta hay que buscarla en el cambio de modelo de liderazgo, en su estructura organizacional, y en la estrategia con la que se ha llevado a cabo. De ahí podemos extraer unos pocos consejos útiles para aplicar a nuestras empresas.
1. Si quiere cambiar el clima laboral, cambie de modelo de liderazgo. Esto significa bien cambiar la forma de ejercer el liderazgo y dar ejemplo (hacer que las personas que ejercen rol de liderazgo cambien los hábitos de comportarse, decir, y hacer las cosas) o bien cambiar directamente a las personas que ejercen ese rol influyente. En Ferrari optaron por lo segundo conscientes de que el líder es el principal factor influyente en el clima laboral: es por eso que la gente se despide de sus jefes y no de las empresas.
2. Despida Libremente y sin complejos: puede resultarle económico a la larga. No tenga miedo: identifique a los líderes tóxicos y deshágase de ellos, aunque le parezcan tan imprescindibles como lo podían parecer Luca Di Montezemolo (supuestamente mejor industrial italiano: nivel de presidencia de Ferrari), Marco Mattiacci (entonces mejor manager de la marca Ferrari alrededor del mundo: director deportivo), y Fernando Alonso (supuestamente mejor piloto de la parrilla).
Según la estructura jerárquica de la marca Ferrari, más allá del “Reparto Corse” y del “Reparto Ingegnería e Sviluppo” y la “Fabbrica”, el linaje de influencias que llega al asfalto de las carreras de fórmula uno en 2014 estaba compuesto por 3 niveles esenciales de liderazgo: nivel político (presidente, Montezemolo), nivel deportivo (director deportivo, Marco Mattiacci) y nivel de competición (primero piloto, Fernando Alonso).
Las tres personas más influyentes en el clima del equipo de F1 y en los resultados en carreras, desde siempre, son las que ocupan estos tres cargos. De 2014 a 2015 en Ferrari han cambiado estos tres niveles de liderazgo, algo que puede asemejarse a un terremoto institucional sin antecedentes.
Pero sí que hubo antecedentes y Ferrari no es nueva en esta estrategia. Los hechos y la experiencia demuestran además que esta estrategia funciona: en la nefasta temporada 1991 su primer piloto Alain Prost dijo que el coche era peor que conducir a un camión: tras esta declaración se volvió tóxico para el equipo. La declaración de Prost ponía en evidencia el escaso feeling con su director deportivo Cesare Fiorio que nunca supo manifestarse como líder en su respectivo nivel. Ambos fueron despedidos ¿Quién les despidió? Montezemolo. Lo curioso es que ese mismo año Luca di Montezemolo acababa de fichar por la Scudería como Presidente sustituyendo a Piero Fusaro para devolver la ilusión y el entusiasmo a una marca en crisis bajo todos los aspectos. Los tres cargos fueron relevados a lo largo de una sola temporada. A partir de ahí se forjó el renacimiento de la Marca que mejoró en todos los sectores: construcción de vehículos, I+D+i, ventas, cuota de mercado y, cómo no, en resultados deportivos. Con los años llegaron Jean Todt (1993) como director deportivo, Michael Schumacher (1996), como primer piloto, y sus cinco títulos mundiales en diez años.
La evidencia demuestra que despedir es bueno e importante: demasiado tiempo han durado las falsas declaraciones de los “buenos samaritanos” y speakers motivacionales haciendo hincapié en que hay que invertir en las personas y desarrollar su talento (para vender sus servicios), cambiando a la gente, en lugar de proceder a su despido. Pero lo cierto es que nadie que no quiera cambiar, cambiará. Del mismo modo que no se puede motivar a nadie que no quiera motivarse: bajo este aspecto, Alonso no era recuperable en Ferrari y no era culpa de nadie.
Ya son muchos los nuevos enfoques de “crecimiento personal” que dicen que es beneficioso deshacerse de personas tóxicas que nos contaminan la vida. Entonces, ¿por qué no aplicar esto mismo a la empresa? ¿Acaso no hay personas tóxicas en el trabajo? Si Vd. es empresario/a y sabe que la vida es muy corta como para perder tiempo uno rodeado de personas tóxicas, del mismo modo puede pensar que su proyecto empresarial no tiene porque esperar años de los que Vd. no dispone para que se vuelva rentable y divertido trabajar en él: identifique a los líderes que están impidiendo o ralentizando este proceso, y deshágase de ellos/as.
3. Ponga a líderes que se complementen en los puestos clave, en lugar de pisarse. La personalidad del líder influye en el clima. Montezemolo y Alonso eran dos gallos que emprendieron una lucha de egos para ver quien “tenía la razón”, hasta que ambos salieron perdiendo, y todo el equipo detrás de ellos. Al igual que Prost, Alonso con los años se volvió terco, acusador y polémico: un personaje incómodo anclado en la zona de confort de dos títulos mundiales obtenidos ya demasiados años atrás (casi diez), sin haber sido capaz de renovarlos. Sus críticas y desmotivaron a un equipo que tenía toda la responsabilidad de no ser capaz de darle un coche competitivo, pero convirtieron el clima en desconfiado en lugar de disponer del aliento que tanto necesitaban ingenieros y mecánicos para trabajar. Alonso con los años demostró no haber superado la debacle del 2010, cuando en su primer año con Ferrari, perdió el título mundial por un error de estrategia del equipo en la última carrera. Aunque muchas cosas hubiesen cambiado si los acontecimientos hubieran sido distintos, a partir de entonces parece que el asturiano se ganó del derecho a buscar “culpables” dentro del equipo ante la primera de cambio y su frustración convirtió esta tendencia en un hábito.
Del mismo modo Montezemolo se convirtió en tóxico en el momento en que esperó de Alonso lo que él ya estaba dando, exigiéndole más en lugar de buscar la mejora en otros aspectos del “Reparto Corse”: cargó de presión al piloto asturiano metiéndole como compañero de equipo en 2014 a otro campeón mundial, (Kimi Raikkonen), con el fin de que hubiese suficiente pimienta y competición interna para que el español “espabilase”.
Finalmente, el perfil de Marco Mattiacci que encarna según el experto Mark Hughes, el modelo de líder acostumbrado a tener control sobre sus empleados sin formar alianzas con ellos o fomentar sinergias, incrementó el enrarecimiento del clima laboral.
Al igual que en los años noventa Montezemolo, Todt y Schumacher fueron un revulsivo para la marca en sus llegadas a los respectivos niveles de liderazgo, así lo están siendo este año Marchionne, Arrivabene y Vettel, como sucesores desde la distancia.
Si Montezemolo encarna el modelo “aristocrático” de industrial italiano, tecnócrata crecido dentro de una élite de relaciones e influencias político-sociales, exclusivamente italianas, al amparo de grandes figuras como Agnelli y Enzo Ferrari, frío y calculador en los negocios de cara hacia dentro de la marca, y “tiburón” en las relaciones hacia fuera, Sergio Marchionne encarna el prototipo de estudiante brillante venido desde abajo, creciendo por méritos propios y mucho trabajo en las distintas empresas y organizaciones para las que operó alrededor del mundo. No cabe duda de que un perfil de este tipo posee una dotación de mayor inteligencia emocional para ejercer un liderazgo más acorde con los tiempos y las necesidades de las personas.
Del mismo modo, si Marco Mattiacci no tenía experiencia en dirección deportiva, proviniendo de la dirección de ventas para el mercado americano, con un perfil de Manager de despacho que toma decisiones en base valores numéricos de la marco-economía, Maurizio Arrivabene, llega bien y mejor (jugando con las palabras de su apellido, Arrivabene significa en italiano “llega bien”): tiene un perfil proveniente del marketing, acostumbrado a mirarse a la cara con las personas para tomar decisiones; fue Vicepresidente de Marlboro Global Communication, deportista y político del deporte con el rol de consejero independiente de la junta de administración del club de fútbol de la Juventus, y miembro de la agencia que representa a los intereses de los sponsors en la fórmula uno. Se trata de un perfil acostumbrado a las relaciones a corta distancia marcadas por considerar y atender a los estados de ánimo de la gente.
Finalmente, Alonso representa un piloto más propio del perfil de Lauda, que nunca se calla nada, y critica con extrema facilidad incluso asuntos que no son de su incumbencia. Vettel, al contrario, es lo más parecido a un cascabel: un chico risueño con una inocencia casi insultante que se traduce en rabietas solo dentro del coche, cuando se trata de ganar y defender la primera posición o hacerle un feo a su propio compañero de equipo si es en aras de ganar (no sería capaz de hacerlo en otra ocasión que no fuera para llegar primero). Vettel como personalidad es el piloto más parecido a Michael Schumacher. Y esa personalidad a Ferrari le viene bien. La ilusión e inocencia de Vettel, que le hace parecer un niño ante los ojos de los demás, ha devuelto al equipo de Maranello a una tranquilidad olvidada, ya que mecánicos e ingenieros pueden trabar con la confianza de que nadie pondrá en entredicho sus labores.
Este análisis nos devuelve una información importante aplicable a las empresas de la calle. A menos que Vd. no sea el dueño y patrón de su empresa, puede seguir estos tres consejos para, cambiando el modelo de liderazgo de su empresa, obtener una mejora en el clima laboral y en los resultados.
Sin embargo, si Vd. es dueño y líder indiscutible de su empresa así como lo fue Montezemolo, y ya no goza el equipo de un buen clima de trabajo y tampoco la empresa obtiene los resultados que Vd. espera, las cosas entonces se complican: sepa que Vd. mismo/a puede ser el/la persona tóxico/a. Tendrá que analizar seriamente si Vd. mismo se ha vuelto un impedimento para su proyecto y decidir que hacer: cambiar Vd. de rol y poner a la empresa en manos de terceros, o cambiar a sus propios hábitos para transformarse en un nuevo líder. Que duda cabe que esta segunda opción es la más difícil y compleja, pero quédese tranquilo/a de que en este caso el despido sin complejos no vale: por cambiar a su gente, no obtendrá entonces mejores resultados.
Roberto Crobu (@robcrobu) es coach y psicólogo para la firma Öptima Coaching. Se dedica al desarrollo de habilidades, liderazgo y apoyo a la consecución de resultados con directivos, equipos humanos, deportistas y particulares.
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