El asturiano regresó a boxes mientras el público se llevaba las manos a la cabeza y miraba con gesto incrédulo los marcadores. Hubo lleno, fiesta en las gradas y un total de 115.123 espectadores en el puerto de Valencia. Todo un éxito. Fernando pidió volver a pista, que arreglaran lo que fuera, aunque perdiera tres o cuatro vueltas, por respeto a los aficionados, a aquéllos que habían dejado de irse de vacaciones por verle Pero no hubo remedio.
Es la segunda vez en la Fórmula 1 que abandona en la primera vuelta. En el GP de Bélgica de 2001 lo hizo por accidente debido a un problema de frenos. Después de ese giro inicial se suspendió la carrera por las colisiones y se decidió dar otra salida en la que el ovetense no participó con su modesto Minardi. Por eso en muchos libros contabiliza como que no tomó la salida. En la Fórmula 3000 vivió una carrera truncada por el accidente más rápido de su vida. Se estrelló en la primera curva de Nurburgring contra otro rival después de adelantar a cinco coches por el interior.
Desde ese momento, al sol y con treinta grados de temperatura, los fans de la F-1 se enfrentaron a un tostón de carrera, la más aburrida del año. Felipe Massa la dominó de principio a fin y Lewis Hamilton solventó con un segundo puesto su fin de semana de la gastroenteritis. De hecho, el sábado a Pedro de la Rosa le dijeron que iba a sustituirle en el gran premio después de la primera tanda de libres. Había pasado una mala noche. Pero una hora antes de la calificación le confirmaron que el inglés estaba recuperado para correr. Tercero fue Robert Kubica, que no tuvo problemas para dominar a Heikki Kovalainen y a un indolente Kimi Raikkonen. El finlandés abandonó por una rotura de motor a once vueltas del final (Ferrari repitió el problema de Massa en Hungría, también en la segunda carrera de motor) y el Mundial se le pone muy cuesta arriba.
Ahora está a trece puntos de Hamilton después de otro día negro en el que su propio equipo también pareció correr en su contra, cuando su compañero se colocó justo delante de él cargado de gasolina a la salida de su primera parada. Después, en la segunda, decidió acelerar su Ferrari cuando el semáforo de la palanca con la que señalan que salga estaba en ámbar. Atropelló a un mecánico y, no sólo no pasó a Kovalainen, perdió otra plaza con Trulli, al que intentaba adelantar cuando su motor estalló con una tremenda humareda en plena recta.


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