por carmelancias » 01 Agosto 2014, 01:13
Tengo la impresión de que muchos aficionados a la F1 encuentran la emoción o la diversión o lo que sea que buscan en la F1 en conceptos diferentes a los que yo busco (y digo yo, para no meter en el ajo a nadie más).
Cuando se da una carrera como la última o últimas que hemos visto en este campeonato, muchos han sido los que han manifestado que les ha gustado, que lo han pasado bien, que se han divertido...
No voy a llevarles la contraria. Estas carreras han sido entretenidas, divertidas e, incluso, diría que emocionantes.
Siento no coincidir con aquellos que, además, afirman que han sido buenas carreras.
La emoción, ultimamente, viene cuando uno de los coches punteros, por alguna razón, sale desde la parte trasera de la parrilla pues sabemos que va a adelantar a muchos coches.
La emoción, ultimamente, viene cuando por algún motivo, ha de salir el SC y los coches barajan sus posiciones por acción y efecto de las entradas estratégicas a boxes o por todo lo contrario.
La emoción, ultimamente, viene cuando se corre en seco y, de repente, se pone a llover o viceversa y de nuevo hay intercambio de posiciones dependiendo de quién cuándo o cómo entra a cambiar gomas, con el consiguiente baile de posiciones.
Hay emoción (cómo no) por que los coches vuelven a pelear por alcanzar la posición natural que su nivel de rendimiento merece.
Sin embargo, aún habiendo emoción, a mí me sigue faltando un ingrediente que, de alguna manera, aglutina la diversión, el entretenimiento y la emoción.
Esa sensación de que todo cuanto pasa en la pista con o sin SC, con o sin coches punteros saliendo desde boxes, con o sin lluvia, pilotos y bólidos van continuamente al límite de lo que cuerpo, mente y máquina pueden ir, sin pensar en cuidar las gomas para que me duren un par de vueltas más o en gestionar el combustible para poder llegar a la meta.
Parece que, como cuando la gente va a ver un partido de Hockey-hielo, nos quedamos con la sarta de guantazos que se dan algunos durante el partido y no nos fijamos en que, mientras tanto, nos están robando lo que realmente debería de merecer la pena ver que no es otra cosa que el partido en si.