Por si alguien tenía dudas, Vettel aclaró el panorama. Su carrera en el mítico Spa solo fue superada por la del ganador, Button. La remontada que realizó fue espectacular, más que por sí misma, por la forma. No se le resistió nadie, ni siquiera su compañero de equipo, Webber, ni mucho menos el ferrarista Massa, ni Senna, ni Vergne. Nadie. Les adelantó a todos en un pispás y con un mérito innegable porque estaba claro que a su coche le faltaba velocidad punta para sacar todo el rendimiento al DRS en la recta. Y se colocó segundo del Mundial, a tan solo 24 puntos del líder, Alonso.
Red Bull está ahí y Vettel puede complicar mucho las cosas a Alonso en las próximas carreras. Ahora ya está claro que será él y ningún otro piloto quien dispute el título hasta la última carrera al español. En la de Spa, los responsables de Red Bull optaron por reglar el coche en base a la zona más virada del trazado, el segundo sector. Había dos posibilidades: prepararlo para tener la máxima velocidad en el primero y el tercero, donde predominan las largas rectas, o para tenerla en el segundo. La diferencia la marcaría la carga aerodinámica, que concedería más prestaciones en las curvas y restaría velocidad punta en las rectas.
La escudería austriaca optó por la segunda posibilidad. Otras, como McLaren, Lotus, Sauber y Ferrari, buscaron el resultado contrario. Por eso, y también porque había un exceso de tráfico, con los coches muy juntos, lo que permitían a todos levantar el alerón trasero al tiempo, tanto Vettel como Webber encontraron muchas dificultades para adelantar en las rectas. Ambos se acercaron a sus presas en el segundo sector e intentaron fulminarlas en la última serie de curvas consecutivas. El resultado fue espectacular para Vettel, que ganaba posición en una curva y remataba por el interior su adelantamiento en la siguiente.
Así lo hizo hasta encaramarse a la segunda posición. Una vez allí, pudo comprobarse que tanto esfuerzo le había pasado una corta factura en el desgaste de los neumáticos. En las vueltas finales consiguió incluso algunos mejores tiempos que Button, que siempre se ha distinguido por su finura y por lo bien que protege las gomas y que ayer tuvo un gran premio muy tranquilo. Ellos dos fueron los únicos que acabaron la prueba con un solo cambio de ellas. Y no tuvieron problemas serios de deterioro.
Por tanto, el potencial de los Red Bull sigue ahí, más vivo que nunca. El camino de Alonso no será nada fácil. En Monza renunciarán a fuerza aerodinámica para ganar velocidad y tendrán un coche muy rápido, al igual que McLaren, que cuenta con los motores Mercedes, y que Lotus, con los propulsores Renault. Ferrari va bien, pero el coche no está todavía en su punto óptimo. La igualdad es tal que todo debe estar muy bien ajustado. Y ese ajuste es lo que permite a Red Bull y McLaren ser superiores.