¿Sigue siendo la Fórmula 1 el lugar ideal para los fabricantes de coches?
Los deportes de motor son un negocio curioso. Le llamamos deporte, sí, pero desde sus inicios la razón de ser del mismo ha sido siempre lucrativa, dejando en un segundo plano el aspecto de la competición. Un aspecto que, con el paso del tiempo, fue cogiendo más y más fuerza.
En la época del blanco y negro, en la que los deportes de motor eran una auténtica novedad, a los fabricantes se les ocurrió usar cualquier tipo de desafío automovilístico como una vía para acelerar el negocio. Así pues, ¿Por qué no mostrarle al público cuál monoplaza era el más rápido o cuál aguantaba más antes de romperse?, se preguntaban los fabricantes, que también aprovecharían al máximo las oportunidades que ofrecían los medios de comunicación.
Después de todo, esa era la manera para tener una buena publicidad y una gran cobertura sin una gran inversión. De esta manera, el refrán de “Gana el domingo y vende el lunes” se ajusta como anillo al dedo al negocio de la Fórmula 1.
WEC y FE amenazan a la Formula 1
A lo largo de los años, la Fórmula 1 ha llegado a la cumbre de los avances tecnológicos del automovilismo, sin embargo, recientemente esa supremacía se ha visto amenazada por el auge de competiciones como la Fórmula E o el Campeonato Mundial de Resistencia (WEC). Así pues, resulta necesario preguntarse si la Fórmula 1 sigue siendo el lugar ideal para los fabricantes a la hora de innovar. La introducción, en 2014, de los motores híbridos, se presentaba como una manera de apiñar a los fabricantes, sin embargo, ninguno se ha unido a la causa. De hecho, Jaguar ha anunciado recientemente su vuelta a la competición del motor, pero no a través de la Fórmula 1, sino de la Fórmula E, y basa su elección en la oportunidad que supone la categoría para desarrollar una tecnología pionera.
“Estamos a la vanguardia de la tecnología pionera. En los próximos cinco años veremos más cambios en el mundo automovilístico que en las tres últimas décadas”, apunta Nick Rogers, director del grupo Jaguar Land Rover.
“El futuro pasa más por estar conectado, por la electrificación y las arquitecturas ligeras. La Fórmula E nos permite lograrlo así como probar tecnología avanzada en situaciones extremas”, continúa Rogers.
“La Fórmula E nos dará la oportunidad de realizar tests para el coche eléctrico del futuro, que además aparecerá en nuestro gama de vehículos”, sentencia el director de Jaguar.
El futuro de los automóviles pasa por motores híbridos, y en Jaguar lo saben, por ello, la marca ya está trabajando con una serie de patrocinadores que incluyen la Universidad de Warwick, así como proveedores de baterías y su ya patrocinador, Williams.
Aumento de la competitividad
Mientras que en la Fórmula 1 estamos viviendo la era de los motores, en los últimos años se ha visto como el deporte de ha dispersado en aspectos como el desarrollo frontal aerodinámico, persiguiendo ganancias a través de pequeños ajustes en los alerones y placas terminales, y buscando la velocidad en áreas de interés limitado para la industria del automóvil en general.
Las unidades de potencia actuales – centradas en el ahorro de combustible y en la recuperación de energía- son relevantes para la industria en general. Sin embargo, ahora la Fórmula 1 está compitiendo con las innovaciones que ofrecen WEC y la FE a la hora de atraer a más fabricantes.
De esta manera, si las tres categorías pueden ofrecer un rango similar de inversión en investigación y desarrollo, y si dos de esas tres son más baratas que la otra, a la tercera opción le tocará ofrecer una gran rentabilidad para seguir siendo atractiva. La Fórmula 1, siendo el espectáculo global con más audiencia, solo superado por los Juegos Olímpicos o un Mundial, el paso a acceder ‘solo por suscripción’ ha afectado en muchos mercados, reduciendo el atractivo de la competición.
Y de nuevo, ni WEC ni la FE pueden presumir de tener la misma audiencia global en una temporada. La Fórmula E es un campeonato joven, con una audiencia creciente. WEC, por su parte, puede alardear de una audiencia masiva para las 24 horas de Le Mans, pero ninguna categoría recibe la misma cobertura que la Fórmula 1.
Sin embargo, esta falta de cobertura mediática puede ser vista como una bendición. Los nuevos participantes de WEC tienen una serie de rondas para neutralizar cualquier dificultad técnica que los pueda dejar en ridículo, durante las cuales la publicidad negativa se limitará a los medios de comunicación más especializados antes de que el resto del mundo tome nota de Le Mans. Fórmula E, por su parte, sigue siendo un nicho interesante para el desarrollo, en el cual muchos errores se cometen fuera del foco de los medios o del público.
Una espada de doble filo
Cuando se trata de atraer el interés de los fabricantes, la Fórmula 1 tiene muchas papeletas de ser víctima de su éxito. El deporte aun se acoge a los titulares y los envía por todo el mundo, lo cual es increíblemente positivo cuando haces bien las cosas, pero que puede ser fatal cuando algo falla.
Pero los problemas en la pista no siempre se traducen en infortunios en el día a día de los fabricantes y McLaren puede dar fe de ello. A pesar de que la escudería lleva años de capa caída, su prestigio y su producción de automóviles no se ha visto afectada, y de hecho, cada vez va a mejor, pues la demanda supera a la oferta. Lo mismo se puede aplicar a Ferrari, cerca de cumplir una década desde su último campeonato mundial, y aún así la marca italiana puede jartarse de haber aumentado sus ventas en los últimos años.
No obstante, para los fabricantes del mercado de masas, tanto la Fórmula E como la WEC han demostrado ser categorías con una rentabilidad, desarrollo y potencial similar al de la Fórmula 1, amenazando así su hegemonía.
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