Se habla del Halo pero se olvidan los riesgos del vuelo
Los pilotos se preocupan de proteger la cabeza, pero siguen apostado por las ruedas descubirtas pese al riesgo de salir volando en caso de alcance
Los pilotos quieren el Halo porque saben que la cabeza es la parte más delicada de sus cuerpos y a la vez, en un fórmula, la más vulnerable, la úica expuesta a ser golpeada directamente por un objeto externo.
Sin embargo, los accidentes más habituales y graves en la actualidad se producen cuando un coche vuela. Algo que por desgracia sucece con cierta frecuencia. Y ha sucedido hoy en el caso de Fernando Alonso cuando su McLaren ha entrado en contacto, derrapando de costado, con la grave de la escapatoria. Y que también hubiera ocurrido en el caso de haber existido un piano.
Pero la mayor parte de ‘vuelos’ suceden porque las ruedas ‘engranan’: una rueda delantera del perseguidor se monta sobre la trasera del perseguido.
Es un problema sencillo de solucionar. Pininfarina ya estudio hace medio siglo el Sigma, un monoplaza de seguridad, para Ferrari. Y en él, aunque las ruedas estaban al aire, puede decirse que eran semicarenadas. tanto delante como detrás, la forma del morro y de la cola, escondía una suerte de paragolpes que impedía precisamente este fenómeno.
En la F-Indy, tras graves incidentes, han adoptado la protección trasera. No es la panacea total, pero evita bastantes vuelos. En la F1 no quieren ni plantearse la solución. Como en el caso de los cockpit, los pilotos, ingenieros y ‘puristas’ apelan a la tradición.
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