Ross Brawn cree que Red Bull se equivocó al exhibir una actitud hostil contra Renault en 2015, una temporada en la que la falta de potencia del motor francés apartó al equipo austríaco de la victoria. En opinión de Brawn, esa forma de proceder fue desconsiderada.
El director deportivo recuerda que él mismo vivió una situación parecida en 2005, cuando la normativa de los neumáticos cambió y Bridgestone fue incapaz de adaptarse a la nueva realidad. Esa situación dejó en inferioridad a Ferrari, que se descolgó de la lucha por el campeonato.
Brawn explica que su prioridad fue mantener la cohesión interna a toda costa y remarca que aquel sentimiento de grupo fue clave para resurgir y volver a ganar el Campeonato en 2007.
"Nosotros nunca criticamos a Bridgestone. Eso fue vital. Si críticas a un socio así, quizá piensas que lo estás animando pero no es así. Durante ese periodo siempre se trataba del 'nosotros', nunca del 'ellos'", explica en el libro que ha escrito con Adam Parr, Total Competition.
"En 2005 hice un esfuerzo consciente para demostrar que éramos socios y que estábamos en eso juntos. Un director de dinámicas de vehículo me dijo que era un hito mayor el haber mantenido al equipo unido en 2005 para ganar carreras en 2006 y el Campeonato en 2007, que todos los campeonatos que ganamos antes".
Red Bull gestionó su relación con Renault de una forma distinta. Helmut Marko llegó a decir –en 2014- que “el daño hecho a la imagen de Red Bull es irreparable-. Rompieron contrato a finales de 2015, pero volvieron a asociarse cuando los de Milton Keynes vieron que no tenían alternativas en el mercado.
"Esa fue una debilidad de Red Bull, su trato con Renault. Puede que Red Bull no hubiera ganado todos esos Campeonatos sin un socio tan fuerte como Renault. Nunca les dieron el mérito suficiente cuando ganaban. Y cuando estuvieron bajo presión y el rendimiento bajó, la relación se rompió inmediatamente".
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