McLaren: del cielo al infierno en seis años
La escudería británica toca fondo en Brasil, donde precisamente logró su última victoria en 2012
Hamilton y Alonso, antes de la prueba de este domingo en Interlagos. LARS BARON GETTY
Seis años ha durado el trayecto que ha llevado del cielo al infierno a McLaren, la que todavía hoy figura en las estadísticas como segunda escudería con el palmarés más refulgente de la Fórmula 1, solo por detrás de la omnipresente Ferrari. El último en tocar el cielo enfundado en el mono de la estructura de Woking fue Jenson Button, que se subió al escalón más alto del podio en el Gran Premio de Brasil de 2012, temporada en la que entre él y Lewis Hamilton, por aquel entonces buque insignia del equipo, se adjudicaron entre los dos siete triunfos de 20 posibles.
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Desde aquel domingo 25 de noviembre se han celebrado 118 grandes premios, y el bagaje que acumulado por McLaren se ha limitado a dos podios logrados el mismo día por Button y Kevin Magnussen (Australia 2014) y tres vueltas rápidas conseguidas ‘ex profeso’, para que constara en las estadísticas, nada más. Ni una victoria ni una pole en estos seis años de sequía, la peor sequía de la historia de uno de los símbolos más reconocibles del certamen, instalado en una zona de tinieblas y quién sabe si ya en un punto de no retorno.
La entrada de la tecnología híbrida en 2014 cambió el statu quo del campeonato y eso perjudicó directamente a quienes no tenían capacidad para fabricarse su propia unidad de potencia. Mercedes, Ferrari y más tarde Renault entraron en una dinámica de mercadeo con los clientes de sus motores, a quienes nunca dieron la misma especificación que llevaban sus coches, y así se abrió una brecha que todavía no se ha cerrado. Esa tendencia llevó a Ron Dennis, patrón de McLaren en aquel momento, a firmar un acuerdo con Honda, mediante el cual se iba a convertir en la formación de fábrica de la compañía japonesa. “En 2015 ganaremos carreras”, afirmó un atrevido Dennis en una entrevista a este periódico en la última parada del calendario de 2014.
El acuerdo, vendido como el regreso de aquel temible tándem de finales de los años ochenta y principios de los noventa que dio cuatro títulos (tres de Senna y uno de Prost), nunca terminó de cuajar, ni siquiera con la vuelta de Fernando Alonso (2015). El bicampeón del mundo (2005 y 2006) lleva sin subirse al podio cuatro años y dejará la F1 dentro de dos semanas, con un hartazgo y una frustración imposibles de ocultar por verse un domingo tras otro en las catacumbas de la tabla de tiempos. La rotura de relaciones con Honda y la llegada de Renault como motorista con vistas a este 2018 solo ha hecho que dejar más en evidencia el trabajo realizado en el Technology Centre de Woking: el mejor resultado es la quinta plaza del ovetense en Australia.
Este sábado, precisamente en Interlagos (Brasil), McLaren completó su peor cronometrada de siempre. La mejor vuelta de Alonso le dejó antepenúltimo antes de que las penalizaciones recolocaran el pelotón en la parrilla, mientras que su vecino de taller, Stoffel Vandoorne, arrancó el último. Pocos minutos después de que todos los coches entraran en el parque cerrado, el equipo inglés mandó un comunicado en el que anunciaba que el asturiano iba a tomar parte de nuevo en las 500 Millas de Indianápolis, como ya hizo en 2017. En la nota no se especificaba con quién iba a asociarse ni tampoco con qué propulsor llevaría el coche, y simplemente se resaltaba la figura de Alonso y su empeño por emular a Graham Hill, el único piloto que ha sido capaz de encasquetarse la conocida como Triple Corona –un galardón que se le otorga a quien ha sido capaz de ganar el Gran Premio de Mónaco, las 24 Horas de Le Mans y las 500 Millas–.
Título de marcas para Mercedes, empujones de Verstappen
El domingo, el español cruzó la meta el penúltimo (17º), su peor resultado de la temporada, tras ser doblado por Hamilton, que sumó su décimo triunfo y le sirvió a Mercedes su quinto título de marcas. El de Tewin sacó tajada del cruce de cables de Esteban Ocon, que provocó el trompo de Max Verstappen (segundo) cuando el holandés circulaba cómodamente en cabeza. Mad Max perdió los nervios y se fue a por el francés nada más bajarse del coche, aunque por suerte el roce quedó en un par de empujones, nada más. “No es la forma en la que un piloto debe comportarse. Fue muy violento, es poco profesional”, dijo Ocon. Kimi Raikkonen completó el podio, mientras que Carlos Sainz concluyó el 12º
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