"Hamilton no subió al podio con Mercedes"
F1 - GP Toscana 2020 Opinión
Carlos Miquel
Yes que la rodilla en tierra, las rastas, los perros, las alfombras rojas cuando las había, la sobreexposición en redes de Lewis, alejan al influencer de su esencia, un sensacional piloto de carreras. Pronto alcanzará las 91 victorias de Michael Schumacher, y en diciembre sus siete títulos. No hay mucho más que añadir al binomio máquina-piloto más exitoso de la historia. Sin embargo, su guerra político racial hizo que en Mugello la marca que le paga o sus patrocinadores, Petronas especialmente, no pudieran lucirse en el podio. En su lugar, una camiseta en la que se leía: "Detengan a los policías que mataron a Breonna Taylor". Un lema que pone en duda a un país, EEUU, que es, con sus defectos, un estado de derecho. No voy a entrar en el fondo de la desgraciada muerte en marzo de Breonna. Pero sí en las formas reglamentadas por el gran circo.Ecclestone no lo hubiera permitido
La Fórmula 1 sólo permite indumentaria oficial en el podio. La que marca el equipo y con la gorra que corresponde. Si llega a hacer eso en tiempos de Bernie Ecclestone, éste lo hubiera fulminado. De hecho, la tardanza de Lewis en salir al cajón pudo deberse a que Alexander Molina, el muy profesional responsable de protocolo de la F-1, le advirtiera de que eso no se podía hacer. El hexacampeón lo sabía, y por eso se quitó la camiseta para el momento del champán.
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La política o cualquier lema social están, o estaban, prohibidos para los miembros del paddock. Recuerdo lo que le pasó a un compañero periodista con una camiseta con una hoja de marihuana en un GP de Europa en Valencia. Pascuale Lattunedu, mano derecha de Ecclestone, le dijo que no la llevara más. Nos gusten o no, siempre han sido así las normas de este club privado de espectáculos públicos.Supongo que Liberty pensará que esa foto de Hamilton hará salir más a su campeonato en Estados Unidos que un podio cualquiera, pero la exageración de los gestos fuera de la pista tapa lo hermoso de este deporte... Velocidad, tensión, riesgo... Mucho de eso hubo en Mugello.
Como la maestría para alcanzar la victoria. En la penúltima salida Bottas no supo cómo evitar que su compañero le hiciera un rebufo y un exterior de los que hacen historia. También le ayudó una triquiñuela en la que Hamilton tuvo la colaboración del muro. Le dijeron que calentara los frenos a lo bestia en la vuelta previa para tener las ruedas a tono en la primera frenada. El lado del muro de Valtteri no lo supo ver. Mientras el coche 44 humeaba, el 77 parecía recién sacado de Brackley. Los Mercedes escaparon al caos de un circuito con grava por todas partes, a la vieja usanza, que se le atragantó a la generación 'gamer'.La buena suerte de SainzHasta dos veces le sonrío la diosa Fortuna a Carlos. La primera cuando se recuperaba de un trompo emparejado con Stroll. Se encontró de frente con todo el pelotón, y sólo tuvo un ligero toque con Vettel. Mucho más terrorífico fue el accidente que le costó el abandono. Russell y Kvyat volvieron loco al pelotón en la resalida y se produjo una montonera en la que la parte trasera del Alfa Romeo pasó a escasos centímetros del casco del piloto madrileño. Todo se quedó en un susto, un disgusto... y también en otra muestra del cariño de los 'tifosi' italianos, que le aplaudieron al bajarse de su monoplaza. Como me dijo hace unos días Carlos, pilotar para Ferrari es algo muy especial: "Con todo lo que he vivido estas dos semanas, en los restaurantes o en la puerta del hotel, me río un poco de los que me dicen que si me arrepiento del fichaje. Merece la pena dar el paso, aunque sea sólo por estas sensaciones únicas que muchos pilotos no disfrutan en toda su carrera". Que la nube de Mugello no le tape el sol.
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