Enfado generalizado en Mercedes con la FIA
Pese a su ventaja histórica, Mercedes ve una clara intención de hacer daño.
Históricamente la Fórmula 1 ha corrido en auxilio del vencedor. Los legisladores de la categoría reina, con la FIA a la cabeza, que desde hace años es quién redacta los reglamentos técnicos, no encontraban manera más sencilla de igualar la categoría, o al menos removerla, que precisamente legislar en contra de lo que creían que daba la ventaja a quién dominaba.
Por este motivo las épocas de dominio en la Fórmula 1 no son equiparables a las de otros deportes, y en momentos donde sí ha existido tal dominio, estos equipos lo han logrado a pesar de las numerosas trabas reglamentarias, como ocurrió con McLaren en los 80, Ferrari en los 2000, o más recientemente Red Bull con sus cuatro títulos seguidos.
No hacía falta que fuese un dominio abrumador para que la FIA tomase decisiones polémicas, como la del famoso ‘mass damper’ de Renault. Incluso con merecidos dominios técnicos, como el de Williams y su electrónica de comienzo de los 90, se legisló rápidamente. Escapes sopladores, mapas de motor, neumáticos que siempre habían valido pero que ahora no… La lista es prácticamente interminable.
No es por tanto extraño que quién es viejo seguidor de la Fórmula 1 continúa asombrado por las siete temporadas consecutivas que Mercedes ha dominado prácticamente a placer. No ganado, dominado. Debutando como aquél que dice en 2010, los alemanes ya acechan a constructores históricos como McLaren, que tiene un título más, o Williams, con dos más, quedando únicamente Ferrari a una distancia prudencial.
La única ocasión que Mercedes ha tenido un rival digno, resultó que éste estaba usando un motor a todas luces ilegal, pues si bien se ha evitado usar ese término, el tratamiento que se le ha dado ha sido como tal. Aunque la F1 ha cambiado en este tiempo, lo cierto es que no parece que el dominio de Mercedes haya molestado en exceso a quién manda, pues nunca antes se había vivido siete años de puro dominio, ni en la mejor época de Ferrari y Schumacher.
En los primeros años, la categoría parecía más preocupada de que algunos de sus competidores dejaran de dar vergüenza ajena con la tecnología híbrida que en igualar el rendimiento. Más tarde se introdujo una ambiciosa reglamentación que hizo que los vehículos dejasen de estar peligrosamente cerca de los GP2 para convertirse en los más rápidos de la historia, pero que no sirvió para frenar a Mercedes.
Y más recientemente, los cambios que se han realizado, bien introduciendo sensores en algunos puntos, prohibiendo el cambio de mapas de motor, el botón de adelantar, el cerco al uso de energía o demás variables, han sido palos de ciego. En el único momento en el que se pudo haber revolucionado la categoría de verdad, con un nuevo motor menos dependiente del ERS, Maurizio Arrivabene pronunció un agresivo discurso que dejó todo como estaba. Esto, obviamente, antes de que se supiera que el motor Ferrari saltaba a la comba con la legalidad.
Y entonces llegó 2021. Se esperaba una temporada de puro trámite, una continuación en toda regla del pasado año, con chasis congelados y con equipos con la mirada puesta en el nuevo reglamento de 2022, y sin embargo, un pequeño anexo introducido prácticamente a última hora ha resultado ser la medida más eficiente a la hora de buscar remover la categoría.
¿Casualidad?
Sin COVID de por medio, en 2021 deberíamos estar estrenando las llantas de 18 pulgadas, desterrando el concepto de 13’’ que durante tantos años ha caracterizado a la F1. A esto hay que añadirle que los últimos neumáticos de Pirelli fueron rechazados por los pilotos. Dicho de otra forma; se están usando unos neumáticos que fueron diseñados para unos monoplazas de hace años, que sin embargo, ahora son varios segundos por vuelta más rápido… y podría suceder que no aguantaran.
Fue entonces cuando la FIA añadió un anexo al reglamento de 2021 en el que se decía que se guardaba la capacidad, en caso de necesitarlo, de hacer unos cortes en el fondo plano cerca de la rueda trasera para reducir la carga aerodinámica y de esta forma liberar de estrés a los neumáticos. Sucesos ocurridos en 2020, como el movido Gran Premio de Gran Bretaña, con varios pinchazos en la última vuelta, así como algunos reventones en gomas traseras a lo largo del año, presuntamente por suciedad en pista, potenciaron que la FIA decidiese ejecutar ese anexo.
Sin buscarlo, sin pretenderlo, esa reducción de superficie de fondo plano cercana a los neumáticos traseros ha conseguido lo que no tuvo resultado cuando se buscó específicamente; que el dominio de Mercedes no fuese tal. Red Bull y Mercedes siguen jugando en otra liga, aunque ahora parece que habrá lucha entre ellos, y la zona media, aunque se ha acercado, solo podrá recoger las migajas, aunque sigue siendo un avance respecto a temporadas pasadas.
Pese a todo, siete temporadas de dominio no son suficientes, y el enfado de Mercedes, con un Toto Wolff a la cabeza, es de órdago, y no ha dudado en arremeter contra la FIA a quién acusa de haber diseñado esta norma con la única intención de perjudicar a los actuales campeones. De hecho, a Toto se le ve mucho más desquiciado que de costumbre, dejando a un lado la sonrisa y los comentarios correctos y pasando al ataque, tanto hacia la Fórmula 1 como hacia rivales.
Mercedes acusa a la FIA de saber que esta norma iba a afectar más a los vehículos con menor ‘rake’, como el suyo, beneficiando a los que tienen más, como es el caso de McLaren, Alpine, y especialmente, Red Bull. Por primera vez, en la casa alemana hay verdadero temor a que el campeonato se les pueda acabar escapando.
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