Anton Stipinovich, el creador de uno de los mejores, sino el mejor simulador del mundo.
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IMPRESIONES DE VICTOR SEARA SOBRE EL SIMULADOR.
Lo primero que voy a tener que hacer es ver que hago con el cacharro que me he montado en casa: si lo vendo o lo tiro. Una vez que probé ayer un simulador profesional, no hay punto de comparación. La máquina es tremenda. Las sensaciones que ofrece son únicas.
Todo lo que te rodea es altamente profesional. Si pisas el simulador, te hacen sentir piloto de verdad. Este en particular, está montado en un discreto apartamento del centro de la ciudad de Módena, a diez kilómetros de Maranello. Su titular es Anton Stipinovich, un ingeniero sudafricano que trabajó durante 25 años en la F1. Sus mayores logros fueron en McLaren, siendo el artífice de aquellas salidas fulgurantes de Hakkinen y Coulthard a finales de los ´90. Luego llegó Ferrari y le puso un cheque en blanco. Un tipo con mucha experiencia, que conoce y que le conocen todos en el mundillo. Junto con otros socios, ha montado este simulador profesional, a donde concurren muchos pilotos a entrenar.
El chasis que podéis ver está sacado de un A1GP, aunque está basado en el Ferrari de 2004. Por lo demás, he utilizado la versión “F1” (te pueden simular otro tipo de coche, y todo cambia radicalmente). “Mi F1”, tenía algunos detalles que lo hacían diferente, ya que tenía configuración aerodinámica de 2008, pero con neumáticos lisos de 2009. Comencé rodando con asistencia de frenada y un nivel medio de control de tracción. Como iba bien, me lo fueron bajando hasta dejármelo sin ayudas. Allí sí que se hizo complicado. Lo que más, gestionar bien la frenada. Tenía que calentar los frenos primero, y cuando en el volante me marcaba la temperatura correcta (empiezan a funcionar a partir de que tiene 400 grados), podía comenzar a exigir un poco. Todo funciona como el coche de verdad, el volante, los mandos del mismo y los mandos del habitáculo. Como por ejemplo el repartidor de frenada, al cual me llegué a dar el lujo de corregir en plena recta. Claro que casi me salgo al final. Normal.
Un privilegio. No me quería bajar. Cada tanto me preguntaban (mi ingeniera de pista, una chica que sale en un momento del vídeo) si quería parar, porque estaba completamente empapado de sudor. Yo lo único que quería era seguir dentro de la maquinita.
Mi rendimiento no fue tan malo. De hecho, Antón llegó a felicitarme (alguna flor tenía que tirarme yo mismo, je…) No sé cuantas vueltas dí en total, creo que fue algo así como cuatro tandas de 15 vueltas cada una, mas o menos. No sé cuantos trompos me marqué, pero la confianza que te daba el hecho de que no te ibas a hacer daño ni que los desperfectos no había que pagarlos, te daba una confianza extra. Mirad las imágenes y luego me preguntáis. Ya estoy en Monza desde anoche, y comienza un fin de semana intenso. Por muchas razones, será una carrera especial.
IMPRESIONES DE ANTONIO LOBATO, SOBRE EL SIMULADOR.
No os pude escribir ayer porque el día fue muy ajetreado. Llegamos a Milán a la una de la tarde y teníamos una agenda muy apretada. Dejamos las maletas en el hotel, nos fuimos a Monza, saludamos al equipo técnico, cogimos las cámaras. charlamos un rato con algunos colegas sobre la posibilidad de que Ferrari anuncie aquí el fichaje de Fernando... y nos fuimos a Módena. Teníamos una cita allí con Anton Stipinovich, un antiguo ingeniero de electrónica de Michael Schumacher en Ferrari, de Hakkinen en Mclaren... un tipo increíble que ha ganado más títulos que Michael, 12.
Stipinovich fue el alma máter del diseño de los principales simuladores de F1, además de ser el cerebro que lograba sacarle partido a la electrónica y hacer que el coche de Schumi tuviese una salida brutal en las parrillas o el que conseguía arañar décimas con el sistema de control de tracción más avanzado y vanguardista. Ahora ya no hay casi electrónica en la F1 y la que queda es exactamente igual para todos por lo que Anton decidió hace una año montar un simulador de Fórmula 1 privado.
Cuando mi amigo Flavio Massi (fotógrafo free lance) y Víctor Seara me hablaron de la posibilidad de probar un simulador me imaginé una especie de Play Station mejorada. Cuando ayer llegué a Módena y subí al piso donde en teoría estaba pensé que iba a ser algo muy cutre. Al verlo me quedé alucinado y al subir al coche sencillamente boquiabierto. En una sala oscura con una pantalla semicircular había un chasis de coche de la A1 Series. Me senté, me pusieron los cinturones, me explicaron cómo funcionaba el volante, palancas de embrague, cambio arriba, cambio abajo, limitador de velocidad del pit lante, leds de revoluciones, temperatura de frenos, de neumáticos... Me dieron tanta información que cuando arrancaron el coche y me vi saliendo del garaje la sensación era absolutamente real. Estaba sentado de verdad en un monoplaza. Me dieron la orden de salir y el coche se movía. No sólo en ese universo virtual, se movía físicamente. Cuando quité el limitador y aceleré a fondo la sensación parecía real, al pisar el piano de la primera variante vibraba y saltaba de verdad y al hacer mi primer trompo en la primera frenada de Lesmo la sensación fue que me iba a hacer daño, pero no fue así.
Nira, Víctor y los dos cámaras, Marcelo y Alvaro, también lo probaron. Acabamos todos con la boca abierta. El domingo podréis ver el reportaje en nuestro previo. Según me contó Anton por ese simulador han pasado hasta ahora 124 pilotos profesionales, simplemente para ganar experiencia porque con él se puede simular todo: un F1, un GP2, un F3... se pueden simular gomas nuevas, viejas, duras, blandas, más ala, menos ala, un coche subvirador, sobrevirador... lo que quieras. El único problema, el único peligro, es que el volante te puede partir un dedo porque cuando trompeas o te estrellas hace exactamente lo mismo que cuando se estrella un coche de verdad. Bueno un poco menos porque le han puesto una limitación para que en caso de accidente grande si el volante encuentra una resistencia física (una mano) se pare en un momento determinado. Sin embargo puedes llegar a romperte la mano. Una jornada entera en el simulador cuesta alrededor de 6.000 euros, pero en un mundo como la F1 en el que no se pueden hacer kilómetros la simulación es una gran ayuda. Eso sí ninguno fue capaz de dar más de una vuelta sin cometer un error. Bueno excepto Víctor, que cuando llegamos a Módena llevaba ya tres horas entrenándose.
P.D: con este mini tema, le jode a la sexta el previo del domingo, jijijiji,