Cuando uno nace en el seno de una familia apasionada por el automovilismo es muy raro no seguir vinculado con esa tradición. Emerson Fittipaldi se codeó con ese mundo desde pequeño, ya que su padre, Wilson, fue un gran periodista del deporte motor y en numerosas ocasiones acompañó a su hijo en las carreras.
Paulatinamente se fue mezclando con el mundo la velocidad y ya a los cinco años andaba por todos lados arriba de su bicicleta. Más tarde optó por las motos de 50 centímetros cúbicos, para luego pasar a los kartings. Justamente en uno de estos vehículos fue que a los 18 años en su ciudad natal, San Pablo, ganó su primer título. Años después, él y su hermano construyeron un coche de Fórmula Vee con un impulsor Volkswagen. En 1967 salió campeón de la categoría.
Todo esto les había gustado tanto que al poco tiempo abrieron un negocio donde vendieron accesorios para autos y kartings y siguieron con el tema de la construcción. En 1967 fue subcampeón de Gran Turismo nada menos que con una de sus creaciones: una carrocería que encerraba un chasis 356 y un motor Porsche 911.
Dos años después viajó a Europa para probar suerte en otras categorías, debido a que se sentía muy capaz de estar a la altura de los grandes pilotos. El éxito le llegó bastante rápido, ya que Jim Russell, quien manejaba una escuela de pilotos, al ver su buen rendimiento le ofreció subirse a un Lotus 59 de Fórmula 3. Y Russell demostró que no se había equivocado al elegirlo, ya que el brasileño fue campeón esa temporada. Ya consagrado como piloto de Fórmula 1 aseguró que su secreto en esas épocas era que "usaba un truquito, que era tener neumáticos más angostos que mis otros compañeros, ya que me daban más velocidad al encarar las rectas".
Por su amistad con Russell conoció a Colin Chapman, quien no dudó en subirlo a un auto de Fórmula 2, como compañero nada menos que de Jochen Rindt para la temporada 1970. Emerson Fittipaldi iba a ubicarse ese año en la tercera posición en la categoría antesala de la Fórmula 1 y décimo, con 12 unidades, en la máxima. Otro de los grandes maestros que puso los ojos en "Emmo" fue Frank Williams, pero el brasileño no quiso pasarse de escudería para seguir corriendo con Lotus, pero esta vez en la Fórmula 1.
Tras la muerte de Rindt dejó de ser el tercer piloto. Chapman hizo varios cambios y puso al sudamericano como primer piloto mientras que el sueco Reine Wisell reemplazó a John Miles. En Watkins Glen la orden fue parar a las Ferrari, así el desaparecido Rindt podía lograr el campeonato. Tras una gran carrera Emerson terminó primero, consiguió su primer triunfo y convirtió a su recordado compañero en el único campeón postmortem de la historia.
En 1971 tuvo una temporada aceptable -terminó sexto el torneo con 16 unidades- que lo perfilaba como candidato para la próxima.
En el '72 los Lotus se mostraron tan rendidores y superiores como los Tyrrell el año anterior. Y gracias a los triunfos en España, Bélgica, Gran Bretaña, Austria e Italia, Fittipaldi se erigió como el primer brasileño en consagrarse campeón de la máxima categoría, superando nada más y nada menos que a la figura de aquellos años: Jackie Stewart.
En 1973 sufrió un accidente que le produjo una lesión en el tobillo, lo que le restó posibilidades de en la lucha por el título con el escocés. A pesar de esto, consiguió el subcampeonato y terminó la temporada con tres victorias.
Pero al año siguiente se tomó revancha y consiguió el bicampeonato, esta vez con McLaren, quien le ofreció una buena cantidad de dinero al piloto para que cambiara de escudería. Este segundo título fue más luchado que el primero: superó a Clay Regazzoni (Ferrari) por sólo tres puntos. Este campeonato lo encontró más suelto y relajado, pero más técnico que de costumbre. En el '75 pareció que iba por el tercer título -comenzó el año con un triunfo en Argentina-, sin embargo fue bastante irregular y el que se quedó con la gloria fue Niki Lauda. "Emmo" volvió a ser subcampeón, con dos victorias en total.
Después anunció que se unía al proyecto de equipo propio junto a su hermano Wilson Junior, que desde 1975 tenía en funcionamiento con el auspicio de Copersucar, una empresa de azúcar estatal de Brasil. No obstante, el comienzo no fue el esperado y enseguida perdió toda posibilidad de luchar por otro campeonato. La mejor temporada con su escudería fue en 1978, cuando terminó noveno en el torneo de pilotos con 17 puntos y séptimo en la Copa de Constructores con igual cantidad de unidades. Su mejor carrera fue el Gran Premio de Brasil, cuando escoltó a la Ferrari Carlos Reutemann.
En 1980 decidió dejar de correr para dedicarse a dirigir su equipo, tras la separación con la azucarera carioca, pero, en 1982, los malos rendimientos le pusieron punto final a su aventura en el Mundial.
Descansando en su país, recibió una importante invitación para correr en la entonces Indy Car, hoy denominada CART, donde siempre fue permanente protagonista y referente. En esa categoría mostró que todavía podía vencer y fue así que consiguió el título en 1989. Sus dos victorias en las tradicionales 500 Millas de Indianápolis lo consagraron definitivamente como un ídolo del deporte motor.
Siguió corriendo hasta que un gravísimo accidente en Michigan le provocó fracturas en las vértebras cervicales. Fittipaldi se recuperó y quiso volver a correr, pero nuevamente un accidente, esta vez con un ultraliviano, le dejó serias heridas en la espalda, que lo alejaron definitivamente de la actividad automovilística. Sin embargo, eso no opacó los logros obtenidos en el pasado y merecidamente consiguió su lugar en la historia de la Fórmula 1. Esa historia que dirá que fue él quien inició el camino de los brasileños exitosos en la máxima. Esa que dirá que fue él quien inició el camino de los brasileños exitosos en el automovilismo norteamericano. Nada más ni nada menos...
