Los fantasmas de hace 12 años estarán inevitablemente presentes en la pista de Imola, donde Senna murió tras perder el control de su Williams en la curva de Tamburello y estrellarse contra un muro de cemento el 1 de mayo de 1994.
Para algunos, es un momento de dolor para vivir en privado.
Frank Williams, jefe de la escudería en la cual Senna corría su tercera carrera al momento de morir, dijo que aprovechará la ocasión para reflexionar sobre su pesar personal y las oportunidades perdidas.
"Trataré de mantener mi cabeza calma pues es un evento triste", afirmó Williams.
"No queremos que nos recuerden demasiado lo que pasó, tan abiertamente".
Alguien especial
Para otros, es la oportunidad de recordar a un amigo.
El piloto Rubens Barrichello, quien considera a Senna su mentor y héroe, escapó ese mismo fin de semana de su propio accidente fatal.
Barrichello describe a su compatriota como "alguien muy especial".
"En cierta forma, para mí siempre ha estado presente".
Hoja de vida
Ayrton Senna
162 carreras en F-1
41 triunfos
65 pole positions
Campeón en 1988, '90 y '91
Escuderías Toleman, Lotus, McLaren y Williams
Nació: 21/3/60 (San Pablo, Brasil)
Murió: 1/05/94 (Imola, Italia)
"No es que piense en él todos los días, pero siendo brasileño y viviendo la emoción de ser brasileño, tu vives con Ayrton Senna cada día", afirma.
Para Michael Schumacher es un momento de emociones conflictivas.
Schumacher tuvo una relación difícil con Senna, quien vió en el piloto alemán una obvia amenaza a su reinado en la F-1.
Y sabe que Senna creía que él corría con un automóvil ilegal en sus primeras carreras en 1994.
Schumacher, sucesor del brasileño como mejor piloto del mundo, rompió en lágrimas al igualar en 2000 el récord de Senna de 41 victorias en grandes premios, y siempre le faltan palabras cuando le preguntan por Senna.
Pero la visión de quien sería su futuro rival haciendo cosas aparentemente imposibles con su karting en 1980, cuando Schumacher tenía sólo 11 años y a Senna le faltaban 4 para hacer su debut en F-1, está tan presente como cuando los hechos ocurrieron.
"Son los recuerdos más grandes que tengo", dice el alemán.
"Fue algo increíble. Para mí, ése fue un momento muy especial, y no creo que sea necesario hablar acerca de sus logros posteriores. Es demasiado obvio".
Nada como antes
Pero no son sólo los fanáticos de la F-1 quienes recuerdan a Senna este fin de semana, pues su muerte causó estupor en todo el mundo.
Como todos aquellos íconos que mueren jóvenes, el legado de Senna ha sobrevivido a su desaparición física.
En Brasil, la organización caritativa que montó para ayudar a los niños menos favorecidos de su país, aún funciona.
Ayrton Senna celebrando uno de sus muchos triunfos
Para muchos, Senna es el más grande piloto que haya visto el mundo.
Y la Fórmula Uno nunca vovió a ser la misma desde su muerte, algo que resulta visible en el propio circuito de Imola.
Los cambios a la pista tras el accidente han puesto en sombra su anterior grandeza.
En 1994, Tamburello era un giro a la izquierda que se tomaba a más de 300 km/h.
Ahora es una inocua chicana, una más de las tantas que pueblan los circuitos de F-1 en todo el mundo.
El Gran Premio de Imola en el 94 fue el primero en 12 años en el que un piloto perdía la vida, y el accidente llegó en un momento donde el automovilismo había comenzado a pensarse a sí mismo tan seguro como para creer que las fatalidades habían pasado a la historia.
La F-1 tuvo un despertar tan horroroso aquel fin de semana que aquellos que lo vivieron no lo olvidarán jamás.
Uno tras otro
En tres días, la F-1 quedó patas para arriba.
Primero, Barrichello quedó inconsciente y se tragó la lengua al estrellar violentamente su Jordan en las prácticas del viernes.
Los pocos rasguños que recibió parecían confirmar lo segura que se había vuelto la F-1.
Esa ilusión quedó desterrada para siempre con la muerte instantánea del novato austríaco Roland Ratzenberger en un choque el día siguiente.
Imagen del automóvil de Senna tras el accidente que le costó la vida
El accidente fatal se produjo tras perder el control de su Williams en la curva de Tamburello, en Imola.
Senna fue hasta la escena del accidente, unos 200 metros más adelante de donde él mismo perdería la vida, y por varias horas consideró no correr, e incluso el retirarse de las competencias.
Pero después de una charla nocturna con Frank Williams, el brasileño resolvió seguir adelante.
La atmósfera ya de por sí sombría se volvió aún más negra cuando un choque en la línea de largada lanzó un neumático sobre la multitud, hiriendo a varios espectadores.
Luego de seis vueltas detrás del automóvil de seguridad, el Gran Premio retomó su curso, y un giro más tarde llegó el accidente que cobró la vida del hombre que muchos creen es el más grande piloto que haya visto el mundo.
Las repercusiones reverberaron alrededor de todo el planeta.
Tristeza não tem fim
En Brasil, donde Senna representaba una luz de esperanza para millones que sentían que sus vidas y su país tenían poco de lo que estar orgullosos, hubo angustia y conmoción, seguidas de días de duelo nacional.
En Europa, los periódicos reclamaban que las carreras de autos fueran prohibidas.
Simpatizantes de Senna visitan su tumba en Morumbí, San Pablo
La tumba de Senna aún atrae a sus simpatizantes.
Italia comenzó una investigación sobre el accidente, una causa que terminó en la absolución de Adrian Newey, responsable y diseñador de Williams -hoy en McLaren-, de los cargos de homicidio culposo en 1999.
En tanto, en la F-1 se desató un proceso de cambios en las reglamentaciones para hacer los automóviles más seguros.
Esto ya había sucedido en el pasado.
La diferencia entonces era que se había hecho dolorosamente claro que, más allá de los riesgos propios del deporte, la idea de un hombre muriendo durante un Gran Premio era inaceptable para la mayoría de los espectadores.
Imola desató un cambio en la filosofía y la búsqueda de la seguridad es perseguida actualmente por las autoridades que regulan las competencias tan agresivamente como en aquellos días oscuros de 1994.
Senna pasó su última mañana en reuniones con pilotos colegas, determinados por el accidente de Ratzenberger a asumir la nueva responsabilidad de impulsar cambios en la seguridad de la Fórmula 1.
Más allá de su peso en el automovilismo, queda como una pregunta abierta si hubiese alcanzado ese objetivo en vida.
El terremoto que desató su desaparición disipó cualquier duda de que los cambios llegarían tras su muerte.