El 16 de julio de 1977 Renault hizo su debut en el Campeonato del Mundo de F1, concretamente en Silvesrtone, el mismo circuito que este fin de semana acogerá el GP de Gran Bretaña 2007. Hace tres décadas un joven e inexperto grupo de ingenieros comenzaba una era para el constructor francés en la F1. A continuación algunos de los protagonistas de aquel momento nos recuerdas aquella experiencia.
Gérard Larrousse (Director General, Renault Competition): Cuando comenzamos la primera temporada de Renault en la Fórmula Uno, no teníamos demasiadas esperanzas de acabar las carreras, ya que el motor era demasiado frágil, pero estábamos seguros al 100% de que podríamos solventar los problemas que se fueran presentando en cuestión de semanas o algunos meses. Lo que sí esperaba era que pudiéramos tomar una ventaja en cuanto a los motores atmosféricos en las tres carreras que se disputaron en altitud: Kyalami, Zeltweg y Dijon, así que aquel fue nuestro objetivo. Dos años más tarde conseguimos la victoria en Dijon.
Jean Sage (Director del Equipo): Empecé a trabajar para Renault el 1 de enero de 1977, seis meses antes de la primera carrera. Era muy poco tiempo para empezar a competir. Silverstone prácticamente fue un éxito para nosotros. En primer lugar, habíamos pensado poder haber competido antes con el coche, pero tuvimos tantos problemas que nuestro objetivo en Silverstone era acumular tantas vueltas como fuera posible en carrera. Quedamos contentos con lo que conseguimos porque éramos conscientes de que el coche no era aún fiable, así que nuestro resultado en la calificación y las vueltas que dimos ya fueron un éxito para nosotros. No supuso una decepción. Pero todo el equipo era nuevo, ya que seis meses antes todos nosotros formábamos un equipo de Fórmula Dos. Todo era bastante nuevo para nosotros. No teníamos ninguna experiencia previa en F1 y éramos un equipo inexperto. De hecho, no éramos demasiado profesionales, pero había un muy buen ambiente. Los inicios fueron duros y muy largos, el tiempo que fue desde Silverstone 77 hasta Dijon 1979, cuando conseguimos nuestra primera victoria.
Bernard Dudot: Por aquel entonces estaba al cargo del programa de Le Mans y todos estábamos centrados en ello excepto 15 personas que lideradas por Jean-Pierre Boudy comenzaron a trabajar en el proyecto de la Fórmula Uno. En aquel momento, diría que no era una gran prioridad en Viry-Châtillon, pero supuso una gran sorpresa porque en un principio fue bien y mal al mismo tiempo. En Silverstone nos enfrentábamos a un territorio desconocido porque cuando tomas parte en un deporte de motor, tienes que llegar, luchar y competir. Los entrenamientos son positivos, pero no hay nada comparado a la competición y para nosotros aquella era la primera carrera. Todos estábamos expectantes, ya que en aquel momento no sabíamos hasta qué punto era bueno nuestro motor en cuanto a su rendimiento. Éramos conscientes de todos los problemas, especialmente del aspecto de la fiabilidad, ya que no sólo dependía de nuestra fiabilidad como equipo, sino también de la fiabilidad de nuestros proveedores: los pistones, válvulas y todo lo demás. No sabíamos cómo eran de buenos, así que éramos conscientes de que tendríamos problemas. Y también teníamos un equipo muy joven y se veían cosas increíbles, como ruedas o alerones que volaban por los aires. En un principio todos teníamos muchas cosas que aprender, pero disponíamos de algo indispensable: juventud, entusiasmo y un gran espíritu. Siempre es necesario algo de ello para alcanzar el éxito en tus proyectos.
François Guiter (Director de Competición de Elf): La tetera amarilla. Hicimos este motor y nadie creía que fuera posible alcanzar el éxito, pero fue un motor que acabó revolucionando la Fórmula Uno. Fue una gran experiencia. Hubo quien dijo que podríamos llegar a los 500 caballos de potencia, pero los grandes motoristas en Porsche y BMW, todos, decían que era imposible. Así que nosotros dijimos, está bien, lo intentaremos, pero en Renault nos dijeron que ellos no lo pagarían. Teníamos que hacerlo nosotros. Necesitábamos 500.000 francos de entonces, así que lo tratamos como una prueba de competición y pagamos las dos primeras unidades que, afortunadamente, llegaron a los 500 cv, ya que después tuvimos muchos problemas. Después llegó el debut. No creía que fuéramos a llegar muy lejos en Silverstone, ya que la primera vez que Jabouille pilotó el coche en una prueba, ni siquiera quiso hablar con nosotros, simplemente dijo que era inconducible.
Jean-Pierre Jabouille (Piloto): Llegamos a Silverstone con algo que era completamente distinto al resto: neumáticos radiales de Michelin, que eran los primeros en el mundo; un motor turbo por primera vez en la Fórmula Uno; y un joven piloto que había sido Campeón de Europa de la Fórmula Dos llamado Jean-Pierre Jabouille. Así que todo era nuevo. Era muy realista cuando llegamos a Silverstone. Sabía que acabaríamos triunfando, pero primero quería acabar carreras. El coche era muy difícil de pilotar por dos razones: la primera, por el tiempo de respuesta del turbo, y la segunda, los neumáticos Michelin no eran nada progresivos. Ofrecían un buen agarre, pero cuando lo perdían, eran imprevisibles. La forma en la que el turbo liberaba su potencia, repentinamente, y el problema de los neumáticos complicaba mucho la conducción. Pero recuerdo que Ken Tyrrell se reía mucho con nosotros. Fue él quien le puso lo de tetera, pero hicimos nuestro debut, no fue especialmente desgraciado, ya que salimos desde mitad del pelotón y tras un número de vueltas sucedió lo que ya esperábamos: el motor se rompió en medio de una nube de humo, lo que provocó que todos rieran.
François Castaing (Director Técnico): La primera cosa que recuerdo es que estábamos muy ansiosos, ya que éramos muy inexpertos. Estaba preocupado de que no fuéramos capaces de hacer un trabajo lo suficientemente serio o competente en comparación con el de grandes equipos como Ferrari y McLaren. Y apenas podía creer que tras haber comenzado en 1972 pudiéramos estar allí con un motor turbo. En 1972, Renault Gordini y Renault Alpine apenas competían, sólo en el mundo de los rallys con el A110, así que éramos realmente inexpertos y gente como Gordini apenas podía ayudarnos. Cinco años más tarde habíamos ganado el Campeonato de Europa de Fórmula Dos, habíamos ganado con el turbo en Mugello, y ya estábamos en la Fórmula Uno. En aquel momento lo vimos como algo normal, pero ahora pienso que fue realmente increíble que estuviéramos allí, en el paddock de Silverstone y compitiendo en la Fórmula Uno.
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