La temporada pasada vivimos un conato-amago de revelión por parte de las escuderías. La idea de la limitación de presupuesto propuesta por la FIA no convencía a las escuderías, que veían en esa normativa una forma de limitar sus posibilidades de éxito. Al final, la FOTA se hizo fuerte y consiguió lo que quería. Con las amenazas de crear un campeonato paralelo, consiguieron que la FIA tuviera que recular y todo se quedara en agua de borrajas.
Algo muy parecido ocurrió hace casi 25 años, en 1986. Por aquel entonces, la propuesta polémica de la FIA era establecer un nuevo motor para la Fórmula 1. Un V8 de 3.5 litros. Algo que no gustaba nada a Ferrari, deseosa de utilizar sus flamantes V12.
Así que ni corto ni perezoso, Enzo Ferrari decidió que la mejor forma de hacer presión era coquetear con una posible marcha de la Fórmula 1. El Commendatores encargó a Gustav Brunner el diseño de un chasis y un motor V8 Turbo de 2.65 litros según las regulaciones de la CART. El objetivo era su participación en la Indy 500 de 1987.
Goodyear, con intereses en ambos campeonatos, hizo que Ferrari se pusiera en contacto con el equipo CART, Truesports. Eso permitió que un March 85C-Cosworth de la CART acabara en Fiorano para su estudio. Bobby Rahal, por parte de Truesports y Michele Alboreto, Ferrari, fueron los encargados de poner el coche en pista.
De todo aquel trabajo nació el Ferrari 637. Un Ferrari que tenía como objetivo conseguir uno de los objetos de deseo de Enzo Ferrari, la victoria en las 500 millas de Indianápolis. Finalmente, el proyecto se quedaría guardado en el baúl por unos años. La FIA recularía, una vez más, y permitiría que Ferrari utilizara sus motores V12 en el Mundial de Fórmula 1 de 1989.
Se dice, se comenta que Enzo abrumó a un enviado de la FOCA, la asociación de equipos privados de la Fórmula 1 dirigida por Bernie Ecclestone, con el motor del nuevo Ferrari. Para ello no dudo en dejar la ventana de su despacho abierta una vez dada la orden de hacer rugir al motor.
El 637 “reaparecería” unos años después, en 1989, aunque bajo la marca Alfa Romeo. El chasis no sería utilizado pero el motor V8 Turbo de 2.65 litros desarrollado para aquel Ferrari sería utilizado en el desembarco de Alfa en el campeonato norteamericano. Durante la presentación de ese March-Alfa Romeo, los periodistas pudieron ver en el taller un monoplaza blanco con el logo de Alfa Romeo, el 637 había servido para poner a prueba el nuevo motor “americano”.
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