BARCELONA.- "Vamos remontando". El suspiro llega de las oficinas de comunicación del circuito de Cataluña, donde cruzan los dedos para que en las próximas horas se alcance el número previsto de entradas vendidas. El buen tiempo ayuda, pero sobre todo la pequeña esperanza de que el Renault de Fernando Alonso mejore este fin de semana. [Álbum]
De fondo, llegaba la algarabía de los cientos de aficionados que paseaban por el 'pit lane' y vieron asomarse al asturiano. "No hay gorras de él. Llegarán más tarde", avisaba una dependienta de un quiosco de productos oficiales.
El número de espectadores que busca Montmeló es 130.000. Éste, la mejor de las previsiones posible, queda a más de 10.000 del aforo obtenido el pasado año. Los peores augurios reducen la taquilla a poco más de 100.000 visitantes. Lejos del "no hay billetes" de las últimas cuatro campañas. La crisis ha llegado, también a la Fórmula 1, aunque todavía nadie del negocio da la voz de alarma.
Se trata de cierta recesión tras el 'boom' que supuso el descubrimiento por parte del gran público del espectáculo de los monoplazas. Los motivos para el frenazo son tres, mezclados todos, compartiendo base: los resultados de Fernando Alonso, la aparición de un segundo gran premio en territorio nacional (Valencia) y las salpicaduras de la temblorosa situación económica actual.
La influencia del apellido Alonso pone de acuerdo a todas las partes (patrocinadores, organizadores de carreras y escuderías). Es el alfa y omega del show en España. Su elemento dinamizador, con unas repercusiones monetarias brutales, como nunca un deportista movilizó en nuestro país. La cifra que se maneja en el corazón del 'paddock' es que el ovetense provoca un terremoto de más de 720 millones de euros por temporada entre patrocinios, audiencias, publicidad, taquillas y todo el negocio hostelero y de transporte que provoca un espectáculo de masas, ahora dos.
Hace seis años, Montmeló reunía a poco más de 60.000 espectadores. En 2007, tras los dos títulos mundiales del asturiano, las tribunas reventaron con 142.000 personas. "En 2003 nadie quería dar las carreras", recordó Flavio Briatore el pasado miércoles en Madrid. Aquel año, Renault tuvo que financiar parte de los costes de las retransmisiones de Televisión Española. Ahora, Mediapro ha pagado 200 millones de euros para arrebatar a Telecinco los derechos y sacar réditos a un acontecimiento que ha llegado a colocar delante de la pantalla a más de 12 millones de televidentes.
El patrocinio español en la Fórmula 1 se ha triplicado, con una inversión directa e indirecta de cerca de 250 millones de euros, lo que ha convertido a las empresas nacionales en primer objetivo de los intermediarios que buscan mecenas para las escuderías. Tanta devoción, tanto dinero, ha hecho que Bernie Ecclestone considere a España "territorio prioritario", como dicen desde su grupo de socios. La adjudicación del Gran Premio de Europa a Valencia es la prueba evidente de lo que pesa España en estos momentos en el Mundial de F1.
Sin embargo, el gran negocio está sustentado en el devenir de Fernando Alonso, que ha introducido su deporte a la afición desde la gloria. Pero queda por descubrir cuál será la respuesta social y de seguimiento si los resultados tardan en llegar. ¿Se pinchará el globo? Las audiencias de Telecinco en las tres primeras carreras, donde el ovetense estuvo lejos de las victorias, no se ha resentido, según fuentes de la cadena, aunque prevén un descenso lógico si Renault se asienta en la mediocridad en los próximos meses.
Ramón Praderas es el director del Circuit de Catalunya desde hace un año y tiene claro quién es el culpable de todo. "Fernando Alonso es el 45% del total de nuestro negocio", dice, antes de recalcar que la carrera genera un impacto de 120 millones de euros en la zona. De ahí la alarma al comprobar cómo unos resultados pobres del ídolo influyen directamente en la caja final del Gran Premio de España. El año pasado la venta en taquilla dejó 25 millones de euros de ganancia, cantidad que descenderá en 2008.
En Montmeló han trabajado para seguir en la vanguardia, con 10.000 metros de nuevo asfaltado en el 'pit lane', mejoras en el helipuerto para los más de 220 vuelos que esperan el sábado y el domingo, instalación de 158 nuevos monitores planos de la sala de prensa, la compra de la mayor pantalla de Europa (200 metros cuadrados) para que 22.000 espectadores puedan seguir desde las gradas las incidencias de la prueba...
Los tulipanes rojos se limpiaban con delicadeza en el paddock club, terreno explotado por Bernie Ecclestone, donde por 3.000 euros un privilegiado puede acercarse a la frontera más íntima de la Fórmula 1.
La doble oferta del aficionado esta temporada, con la carrera del puerto de Valencia en el mes de agosto, ha mermado también el número de público objetivo que en las últimas ediciones ha llenado Montmeló. Muchos han preferido ahorrar para la novedosa carrera urbana. "No podemos entrar en una guerra entre las dos pruebas, con bajadas de precios o acciones similares. Tenemos que aprender de MotoGP, donde tres grandes premios conviven en España sin problemas", opina Praderas.
¿Y cuando Alonso no esté? ¿Y si Alonso no encuentra en los próximos años un equipo ganador? En el despacho del director del Circuito de Cataluña hay un detallado plan de acción para los próximos 12 años con todas las variantes. Sin el asturiano en liza, el negocio bajará, así lo creen, pero ya se esfuerzan en que el golpe no sea definitivo.
"Tenemos el circuito lleno durante el año de particulares y gente de empresas que vienen a rodar. Y una gran escuela de jóvenes pilotos de donde puede aparecer otro Alonso o alguien parecido en el futuro", explica Praderas. "Quedará una base importante. Y seguro que habrá nuevas estrellas españolas", apunta Briatore.
Alonso, según contó en la Universidad Politécnica de Barcelona, no tiene prisa por retirarse. "Tengo 26 años y me falta más de la mitad de la carrera", dijo, mientras rebajó las ilusiones de sus hinchas para el domingo: "Me tocará luchar por la séptima o la octava posición".
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