Por Richard Williams para The Guardian
El coche rojo y el verde iban a 150mph. Cuando comenzaron la frenada de la larga curva a derechas. Peleando por la posición detrás de otros tres coches, se tocaron y salieron de la pista. Mientras el coche verde giró inofensivamente hasta detenerse, la maquina roja dio una voltereta inclinándose hacia el exterior de la pista, golpeando la valla metálica antes de caer y desintegrarse. Su piloto Wolfgang von Trips había salido despedido y moriría antes de llegar al hospital. Quince espectadores que estaban empujando contra la valla también estaban muertos o a punto de morir. Los coches zigzaguearon entre los restos mientras los comisarios intentaban limpiar los restos.
La fatal colisión de Wolfgang von Trips, que también mató a 15 espectadores en el autodromo de Monza en 1961
El accidente entre el Ferrari de Von Trips y el Lotus de Jim Clark sucedió hace 50 años en la misma carrera y en el mismo autodromo de Monza. Si bien en unas condiciones muy diferentes. La muerte de Von Trips y la de los espectadores, tuvo lugar durante aquellos años en los que las heridas mortales eran aceptadas como parte de las carreras. Aunque ningún piloto a muerto en una carrera de formula 1 desde 1994, de algún modo aun es así.
Muertes aisladas, como la del joven Henry Surtees en Brands Hatch hace un par de años, tienen lugar de cuando en cuando. De cualquier manera es imposible imaginar que una carrera en 2011 continuase tras la muerte de 15 espectadores. O de nueve, que es la cifra de los que resultaron muertos (cinco de ellos niños) cuando el Ferrari de Alfonso de Portago se salió de la carretera cerca del final de la Mil Millas de 1957, O ochenta y dos, los muertos cuando el Mercedes de Pierre Levegh se lanzo contra un grada llena de gente durante las 24 horas de Le Mans en 1955, una carrera que terminó sin retraso con la imagen del ganador (uno de los involucrados en el accidente) bebiendo champaña.
Y aun con todo, el corresponsal de Motor Sport no haría mención alguna a la tragedia hasta el final de su largo artículo, tras las usuales y meticulosas descripciones sobre las últimas modificaciones en los coches que competían.
Una victoria de Von Trips le habría dado el titulo. En su lugar la carrera y el título fueron a parar a su compañero de equipo, Phil Hill, una persona sensible que, a diferencia de Mike Hawthorn en Le Mans seis años antes, le pareció mal celebrar su buena fortuna.
La historia de los destinos convergentes de Von Trips y Hill la cuenta en el libro “The Limit” el escritor americano Michael Cannell, se publicará en Noviembre. Un escritor sin intereses previos en el deporte del motor, Cannel realiza un trabajo honesto, aunque basado en trabajos previos, sobre todo en el trabajo de Robert Daley, corresponsal entonces del New York Times y amigo de ambos pilotos. En su libro, “The cruel sport”, Daley describe los sucesos del 10 de Septiembre de 1961: “Ni Hill ni ningún otro expresaron jamás pena por los 15 espectadores que murieron con Trips, ni tampoco hubo petición alguna de abolir las carreras. La tragedia personal de Trips eclipsó la tragedia de los demás, gente desconocida.
Tony Brooks, terminó cuarto aquel día en Monza. “durante la carrera no nos avisaron acerca de la gravedad del accidente,” me dijo el lunes. “Como pilotos aun estábamos condicionados por la actitud durante la segunda guerra mundial en la que el peligro era parte de la vida. Nadie nos obligaba a correr, y aceptábamos el riesgo. Cuando terminó la carrera, lo que nos molestó de verdad fue que hubiesen muerto espectadores inocentes.”
En cualquier caso nadie pensó en parar la carrera ¿Era la gente mas insensible entonces? No creo, a juzgar por la forma en que los seres humanos siguen haciendo cosas terribles hoy en día a otros seres humanos. La decisión de hoy seria la correcta para el mundo de hoy. Así que aunque ahora nos parezca terrible para nuestra sensibilidad, fue la decisión correcta para hace 50 años.
http://www.guardian.co.uk/sport/blog/20 ... aths-monza