Los nuevos propietarios de la Fórmula 1 se plantean volver a la televisión en abierto y cuentan con el interés de las Cadenas
Llegan los americanos a la Fórmula 1 y quieren cambios. En este Plan Marshall de la velocidad traen nuevas ideas, planes distintos a los ya conocidos y una forma alternativa de entender el negocio. Los yankees de Liberty Media, los nuevos propietarios del ente organizador del Campeonato del Mundo de Fórmula 1, van a poner boca abajo el negocio y una de sus preocupaciones es el imparable hundimiento de las audiencias televisivas. Esto es debido en parte a una degradación en la popularidad del tercer deporte más visto por televisión a nivel global, pero no es la única causa. Hay varias, y una de las más importantes es la progresiva canibalización de la cuota de pantalla en sus emisiones en abierto y su desplazamiento, en mercados de importancia capital, hacia televisiones y plataformas de pago. Al reducirse el universo de telespectadores se incurre en dos problemas: la lógica y progresiva pérdida de cifras de audiencia, y por otra parte la huida en masa de los patrocinadores de los equipos.
Formaciones señeras como McLaren, Sauber, o Renault han presentado sus monoplazas en los tests de pretemporada con escasos anunciantes, reducidos de facto a prácticamente los sponsors técnicos. Más sangrante es el ejemplo de Manor, equipo en el recaló en levantino Roberto Merhi, que apenas pudo mostrar un par de adhesivos, y de manera puntual, durante las dos últimas temporadas antes de desaparecer para siempre al acabar 2016. Siete de las diez escuderías inscritas en el mundial tienen base en el Reino Unido, y de allí salen la mayoría de sus anunciantes. Cuando éstos preguntan por el rendimiento neto de sus inversiones les cuesta trabajo justificar facturas multimillonarias cuando las audiencias caen en picado debido a la exótica fórmula elegida para su emisión. Al igual que en Italia, el Canal 4 emite la mitad de las carreras en abierto, mientras que la totalidad de ellas, más entrenamientos y programas especiales, son ofrecidos por el canal Sky TV en modo ‘sólo para abonados’. Lo irregular y asincopado de la fórmula en abierto ha desinflado el interés de los aficionados, mientras que las cifras del canal codificado es rentable para la cadena, pero de bajísimo valor para unos anunciantes presentes en los coches que desaparecen de forma visible. En Inglaterra los encargados de ofrecer el grueso de las emisiones son los de Sky TV, pero los programas en abierto están encabezados por la productora del expiloto David Coulthard. En una reunión que el escocés mantuvo con Liberty Media expuso la realidad en que se había convertido la Fórmula 1 en el Reino Unido. Pasaron de diez millones de telespectadores cuando se emitían en abierto a través de la cadena ITV a menos de la mitad (y a veces hasta la cuarta parte) desde que se recurrió a esta exótica emisión híbrida.
Sky Sports, por su parte, afirma tener cerca de un millón de abonados de los que aproximadamente la mitad ven las carreras. En los eventos que se emiten sólo a través de esa plataforma, la mitad del calendario, las cifras de audiencia no es que se vuelvan dramáticas sino que resultan casi anecdóticas y las consecuencias se sufren a todos los niveles, pero especialmente las escuderías. Visto desde el punto de vista financiero casi media parrilla pasa apreturas por este motivo, y en Liberty saben que si consiguieran que los equipos fueran capaces de buscar sus propias fuentes de financiación, es posible que les quedase mayor margen de beneficios cuando se reparte el dinero de los premios al final de cada temporada. Si el pasado año esa cifra rondó los 900 millones de euros, a nadie escapa que los yankees sonreirían más si pudieran reducir esa cifra como aportación para la viabilidad de los equipos, y ello pasa por darles mayor visibilidad.
Volver a las carreras en abierto y recuperar audiencia
Para remediar esto Liberty Media quiere volver a ofrecer las carreras en abierto y recuperar cuota de pantalla, reverdecer la popularidad, y volver a resultar de interés a los anunciantes como parte fundamental para la subsistencia de las escuderías. Para ello están dispuestos a dejar de ingresar parte los cerca de 600 millones de euros que la F1 facturó en 2016 gracias a los derechos de emisión. Aunque en el horizonte está la emisión desde una plataforma digital en el modo de abonados al estilo de MotoGP o la NBA, está pensado abrirse a la posibilidad de que se puedan ver al menos las carreras en abierto, y dejar para los servicios de pago todo lo demás, esto es, entrenamientos, entrevistas, programas especiales, datos, tiempos de cronometraje, cámaras personalizadas, etc.
El plan es revertir la actual situación y se han puesto como meta el pico de audiencia histórico de la Fórmula 1 vivido en 2004 con 792 millones de espectadores acumulados… la cifra de 2016 ha quedado en 390, prácticamente la mitad. Las distintas cadenas de televisión con las que se han contactado se han mostrado interesadas en estos planes, y casi todas han solicitado que los derechos de emisión bajen de precio. Esto es algo a lo que Liberty no se ha negado en redondo, algo impensable en la época de Bernie Ecclestone, que tenía por norma incrementar el precio cada año alrededor de un 10%.
Situación en España
En España el contrato con Movistar TV acaba al final de la presente temporada y aunque al canal de Telefonica le gustaría dar continuidad a su producto, otras como Mediaset o Gol TV ya han mostrado sus deseos de hacerse con los derechos. En cabeza parten éstos últimos, propiedad de Mediapro, muy bien situados en el paddock de la F1 gracias a que emiten las carreras para casi toda la América de habla hispana a través de su Canal F1 Latin América. De la época de Ecclestone se estableció una suerte de derechos preferenciales para las cadenas que más esfuerzo mostrasen en su apuesta por el deporte, y tras las cadenas británicas, el canal de Mediapro bien podría ser el segundo de mayor calado por su enorme presencia en las carreras en base al número de enviados especiales, programas que realizan, y su facturación. Tal es la relación que de hecho la cadena de Jaume Roures realiza trabajos para FOM TV como productora de servicios a la Fórmula 1. Movistar, por su parte, sostiene un gasto anual que supera ligeramente los 36 millones de euros en base al pago de derechos y la producción para un canal que ronda los 300.000 abonados. A esta audiencia habría que añadir los que acumule TVE en sus resúmenes dominicales de una hora y la emisión del Gran Premio de España, pactados recientemente, y los que sume el acuerdo al que ha llegado con Vodafone TV, que remitirá la señal de Movistar a sus abonados por cable.
Otra novedad que podremos ver con casi toda seguridad en 2017 será el uso de drones, si no en carrera, al menos durante entrenamientos. En los pasados tests de pretemporada en el Circuito de Barcelona-Cataluña se hicieron pruebas con dos aparatos de este tipo y los resultados fueron sumamente satisfactorios.
Hace años, décadas, la Fórmula 1 cruzaba los dedos para que las cadenas locales de televisión se prestasen a retransmitir las pruebas prácticamente de forma exclusiva en suelo patrio. Poco a poco se fueron interesando para pagar por emitir las pruebas, hasta la actual situación del muro de pago. Ahora se quiere dar un paso atrás con el que podrían ganar las televisiones, los equipos, los aficionados y el deporte. Esta es la idea.
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