La paradoja de que el motor sea todavía más importante
La nueva reglamentación prometía mayor protagonismo para la aerodinámica, pero la realidad es que la potencia a la postre resulta aún más preponderante
El RB13 de Daniel Ricciardo, en el box de Red Bull durante los test de pretemporada del Circuit de Barcelona-CatalunyaEl RB13 de Daniel Ricciardo, en el box de Red Bull durante los test de pretemporada del Circuit de Barcelona-Catalunya (Pere Puntí - Pere Puntí)
Cuando hace unos meses se comenzó a especular sobre la revolución que se llevaría a cabo de cara a la F1 de este 2017, los amantes de la aerodinámica se frotaban las manos al recuperar ésta un papel preponderante.
Se habló de que la nueva reglamentación favorecería a Red Bull, que trabaja como nadie en la parrilla este aspecto y cuenta en sus filas con el gurú Adrian Newey, pero los test de Barcelona destaparon que la lectura realizada en primera instancia era errónea.
A pesar de que los cambios hayan propiciado un paso por curva a una velocidad espectacular, la potencia del motor no solo continúa teniendo una importancia mayor que la aerodinámica, sino que su influencia incluso promete ser mayor este curso que el anterior.
Lo que ocurre es que el aumento de la carga aerodinámica requiere una potencia enorme para ‘empujar’ a los monoplazas, por lo que el motor de los mismos pasa a ser todavía más clave de lo que ya era en el pasado más inmediato.
En este sentido, la mejor mano para ganar esta partida la tienen aquellos que dispongan de un motor Mercedes todavía por encima de los Ferrari mientras que las unidades de potencia Renault ofrecen dudas, y en cuanto a Honda, mejor ni hablamos visto lo visto.
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