LA FÓRMULA 1 CONTINÚA SIENDO DESPIADADA CON SUS EQUIPOS
La llegada de Liberty Media no ha conseguido aportar más sostenibilidad a la Fórmula 1, al menos, de momento.
Liberty Media llegó a la Fórmula 1 con promesas, que no necesariamente ellos realizaron, de modernizar la categoría, de buscar un nuevo modelo de sostenibilidad que diera la tranquilidad que tanto ansían los integrantes del Gran Circo. Muchas cosas se dijeron entonces; desde un reparto de premios mayor y más equitativo, hasta cosas mucho más fantasiosas, como la conversión al modelo de algunas ligas norteamericanas, en la que los clubs son también dueños de la categoría.
En breve, se cumplirán tres años del cambio de propietario en la Fórmula 1, y pocas las modificaciones que se puede apreciar, y desde luego, ninguno de alcance. Los problemas son los mismos que cuando Bernie Ecclestone estaba al frente, con los circuitos pidiendo un canon menor, las televisiones perdiendo espectadores y pidiendo pagar menos, y los equipos, sufriendo para llegar a final de mes.
En la historia reciente de la categoría, la Fórmula 1 ha visto desaparecer con más o menos drama a HRT, Caterham y Manor. A nadie le importó más de lo necesario, pues ni eran equipos históricos ni aportaban gran cosa más allá de la mera presencia y el aumento de vehículos en pista. Otros, con más historia o más cariño del aficionado, han estado al borde de la desaparición.
Sauber coleccionó impagos a sus empleados hasta el punto de poner a su patrocinador en la tesitura de aumentar la inversión o echar el cierre. Longbow aceptó, comprando el paquete de acciones que manejaban el fundador del equipo, Peter Sauber, y la entonces directora, Monisha Kaltenborn. El equipo suizo se salvó por la campana.
Historia parecida a la de Force India. Los mismos turbios negocios de Vijay Mallya que hicieron posible que el equipo naciese, también estuvieron a punto de condenarlo, pues con el empresario acorralado por la justicia, la estructura se veía ahogada a la hora de hacer negocios, lo que hacía que cada vez apuntase más y más a la desaparición.
Con Mallya, negándose a vender el equipo a cualquier precio, fue Sergio Pérez el que forzó la situación, llevando las cuentas a concurso de acreedores, siendo ahora la venta autorizada por un juez. A la espera estaba la familia Stroll, para frustración del magnate Mazepin. De nuevo, un equipo de Fórmula 1 salvado in extremis, cuando más delicada estaba la situación.
En la actualidad, con el apoyo de una de las mayores fortunas del mundo, la de la familia Stroll, Force India, ahora Racing Point, respira con tranquilidad. También lo hace Sauber, ahora reconvertida en Alfa Romeo, que goza del apoyo de una fábrica. No es así con Williams, un histórico que amenaza con la desaparición.
Precisamente el hecho de que se trate de un equipo histórico, tanto por su longevidad como por sus éxitos, quizás provoca que no se le de importancia que la situación requiere. Pero es innegable que el equipo de Grove está en uno de sus momentos más delicados.
La Fórmula 1 permite algún tropiezo, pero no la sucesión de los mismos, que prácticamente te condena. Dejas de ingresar por premios, dejas de ser interesante para los patrocinadores, y para los pilotos pagadores. Así de cruel es el Gran Circo, donde es muy sencillo caer en un círculo vicioso de autodestrucción del que solo te saca un golpe de suerte, que en estos casos, suele ser un diseño acertado.
Williams es ahora mismo el máximo exponente del mencionado circulo vicioso de la autodestrucción. Fruto de su acuerdo con Mercedes y el dominio de este motorista especialmente al comienzo de la era híbrida, el equipo británico atesoró dos grandes años en 2014 y 2015, siendo habituales del podio.
Sin embargo, no pudieron o no supieron aprovechar esa situación ventajosa para hacer crecer el equipo. La parte organizativa solo ha sufrido un gran cambio, el de la llegada de Paddy Lowe, que lejos de traer mejoras al equipo, solo lo ha empeorado. En este tiempo, tampoco hay ningún sonado fichaje en la dirección o ingeniería del equipo, siendo la mayor noticia la llegada de Lance Stroll, el cual llegaba con una gran cartera.
El piloto canadiense solucionaba con su aportación los problemas económicos del equipo, los cuales no debían existir después de exitosas temporadas. Esta situación ya dejaba entrever que a nivel organizativo, Claire Williams no lo estaba haciendo tan bien como debía.
Williams ha ido a peor. Los malos resultados provocaban menores ingresos, que forzaban a contratar pilotos pagadores cuyos resultados eran peores de lo esperable. De nuevo, el círculo vicioso, del que se hace muy complicado salir. Y lo peor, es que la actual Fórmula 1 sigue fomentando este modelo despiadado que hace que los equipos carezcan de cualquier tipo de seguridad.
Es probable que Williams sobreviva a esta mala racha. Probablemente un cambio de propietarios y de directora dará un nuevo rumbo al equipo. Pero pasará precisamente por ser Williams. Los garajistas clásicos siguen sufriendo en un mundo que parece hecho para los fabricantes, con el pequeño inconveniente de que en competición, los fabricantes van y vienen con demasiada facilidad, cuando la F1 parece pedir algo más de estabilidad. La situación, desafortunadamente, no ha variado con Liberty Media, y quizás, cuando lo haga, sea demasiado tarde.
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