"Robert, para vencer necesitas 23 segundos"
Toni Cuquerella, su ingeniero de pista, pidió a Kubica un esfuerzo extra para sacar esa diferencia a Heidfeld en 18 vueltas y ganar en Montreal
El trabajo de ingeniero de pista es uno de los más atractivos en F-1. Al pie de la trinchera, su misión es decirle al piloto lo que el equipo necesita de él en cada momento. Son su interlocutor durante la carrera. El domingo el ingeniero ganador fue un español, el valenciano Toni Cuquerella, que colaboró en la primera victoria de Robert Kubica. Fue una carrera llena de tensión en el box alemán, ya que sus dos pilotos llevaban tácticas distintas y la de Heidfeld era la más efectiva. Con una parada más, el polaco debía imprimir un fortísimo ritmo si quería ganarle. Las radios de ambos pilotos echaron humo.
En el bando del coche número 4, Cuquerella, que ha entrado este año en BMW procedente de Super Aguri, le pidió a su piloto algo que parecía imposible: debía sacarle 23 segundos (el tiempo de una parada) en 18 vueltas a Heidfeld si quería ganar la carrera. Kubica le respondió que el segundo por vuelta lo veía factible, pero que esos cinco segundos extras eran más complicados. Silencioso y obediente, el brillante compañero de póker de Alonso comenzó a tirar desde la vuelta 31 (después de pasar a Nick). Una después marcó un registro de 1:18.562 por el 1:20.367 del germano, acosado por el Renault número cinco. Es decir, ¡1,8 segundos! Heidfeld apretó y estabilizó la diferencia en torno a 1,1 segundos por vuelta, pero Kubica no cedía y le metía 1,5 segundos cada vez que Alonso aumentaba la presión sobre su compañero.
La victoria pudo escaparse si el piloto polaco llega a estar más tiempo detrás de Barrichello, que le frenó durante tres vueltas. Sin embargo, en eso tuvo fortuna, porque el ritmo de Rubinho era parecido al de Nick. En las últimas vueltas de su stint y con pista libre, Kubica sentenció con varios velocísimos 1:17 y se detuvo en boxes con 25 segundos de ventaja. Más de lo necesario después de 18 vueltas de calificación. A la salida del pit, Cuquerella le dijo por radio: "Ahora Robert, intenta llevar el coche a la meta". Se bajaron revoluciones y en el box se esperó con ansiedad su llegada.
Regular y sin errores. La estrella del este tiene impresionado a su ingeniero por su regularidad. Sólo ha cometido un error en todo el año (una excursión que le apartó de la pole en Melbourne) y en Mónaco besó dos veces los guardarraíles, pero muy levemente. Fue el único de los gallos del Mundial que no se equivocó. Por su regularidad es el líder, aunque a su coche en condiciones normales aún le falten un par de décimas por vuelta en prestación pura para hacer frente a Ferrari o McLaren.
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