La segunda etapa de Fernando Alonso en Renault está siendo bastante menos plácida de lo que se esperaba, o al menos, de lo que hubieran deseado el asturiano y su jefe Flavio Briatore. El buen ambiente que se respiraba al principio de temporada en el motorhome de la escudería francesa se ha ido enfriando a medida que el campeonato ha ido avanzando y el R28 ha hecho evidentes sus múltiples carencias en carrera.
Cuando los resultados acompañan es más fácil poner buena cara, pero cuando después de disputarse más de la mitad del campeonato el balance deportivo es pésimo, los nervios empiezan a aflorar. En ese sentido, y a pesar de la amistosa escena del pastel de cumpleaños que el equipo preparó a sus dos pilotos en Alemania, las desavenencias en el seno de Renault están tomando un rumbo incontrolable.
Acostumbrado a luchar por el Mundial durante las últimas temporadas, hasta ahora el español había tratado de tomarse con filosofía el verse relegado a intentar sumar puntos en cada carrera al volante de un monoplaza con muy pocas garantías y con un compañero de equipo con el que apenas podía contar para evolucionar el coche. Pero el golpe de suerte de Nelson Piquet en Alemania, que propició el primer podio de Renault en esta temporada, fue la gota que colmó el vaso.
Al bicampeón asturiano no le sentó nada bien que su jefe –y hasta hace muy poco buen amigo Briatore– proclamara a los cuatro vientos las bondades de su pupilo brasileño, quien, hasta el pasado domingo presentaba un balance escalofriante: seis abandonos en nueve carreras. En Hockenheim, Alonso evitó quedarse a la celebración del equipo y no se hizo la foto oficial. Minutos antes, Flavio le había lanzado un puñal ante la prensa internacional al considerar que “la carrera de Fernando no fue buena; su salida no fue fantástica y después de esto, cuando estás luchando e intentas adelantar a alguien, corres el riesgo de que alguien te adelante a ti”, dijo el italiano en sus primeras críticas públicas al piloto que tanto echó de menos la temporada pasada y por el que está dispuesto a hacer cualquier cosa para conseguir que se quede un año más.
Pero la carrera de Alemania ha marcado un punto de inflexión en la escudería del rombo. El español tiene más ganas que nunca de que se concrete el acuerdo con la escudería de sus sueños, Ferrari, donde las aguas últimamente también bajan revueltas como consecuencia de la irregularidad de su pareja de pilotos.
En las últimas semanas, las dos partes han acercado posiciones y Fernando cada vez está más cerca de Maranello. El inconveniente es que tanto Kimi Raikkonen como Felipe Massa tienen contrato para el año que viene y los del Cavallino no son muy dados a romper sus acuerdos. De todos modos, las puertas de Ferrari están abiertas para Alonso quien suspira por conseguir un coche competitivo para la próxima temporada.
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