Al escuchar la retransmisión de cada GP, sin duda llama la atención la importancia de un elemento que a priori podría pasar desapercibido. Se trata de los neumáticos, fundamentales hasta el punto de que pueden convertir a un buen monoplaza en perdedor y a un monoplaza regular en ganador. En este artículo os cuento algunos detalles curiosos para que comprendáis mejor cómo funcionan.
Hoy día, los neumáticos son una variable fundamental para determinar el comportamiento del coche. De hecho, el diseño del monoplaza se adapta a los neumáticos para sacarles el máximo partido en carrera. La investigación dio un paso importante hacia la década de los 60, cuando los ingenieros se dieron cuenta de que, si usaban neumáticos sin dibujo, totalmente lisos (los llamados slicks), las aceleraciones que podía alcanzar el coche sin que las ruedas derraparan eran mayores. Esto es así porque la capacidad de aceleración de un coche aumenta cuanta más cantidad de goma esté en contacto con el circuito, es decir cuanta más cantidad de rueda toque el suelo, lo que se maximiza si eliminamos el dibujo (podéis leer mi artículo En la frontera de un Fórmula 1, sobre la máxima aceleración de un monoplaza). Los neumáticos de un coche convencional tienen dibujo simplemente para evacuar agua en días de lluvia.
En la F1 se usaron slicks hasta las normas del año 1998, que obligaron al empleo de los conocidos neumáticos con "canales" que utilizamos hoy, en un intento de reducir la velocidad en las curvas. Aparte de los slicks y de los actuales neumáticos con canales, que son para seco, también existen los neumáticos de lluvia, que son de dos tipos: intermedios y de lluvia propiamente dichos. ¡El dibujo de estos neumáticos se optimiza matemáticamente para conseguir que evacuen grandes cantidades de agua!
Los neumáticos de Fórmula 1 no se parecen mucho a los de nuestro coche, porque están diseñados para aguantar del orden de 200 km, frente a los 16000 km aproximadamente de un neumático convencional, y porque pueden aguantar esfuerzos tremendamente superiores gracias a una estructura compleja de nailon y poliéster (¡hasta 2 toneladas de downforce a 320 km/h, 4 g de aceleración lateral y hasta 5 g de deceleración al frenar!). Los constituyentes principales de los neumáticos son: goma sintética (estireno-butadieno, polibutadieno, butilo) o natural, carbono, azufre y aceite.
Los equipos tienen que elegir en cada GP entre un compuesto duro y uno blando. El que sea duro o blando se consigue variando las proporciones de carbono, azufre y aceite, principalmente. En general, cuanto más aceite contenga el compuesto, más blando será. Un compuesto más blando se agarra más al circuito pero también se desgasta más rápidamente.
El peso de los neumáticos oscila entre 10 y 12 kg, su presión entre 1,2 y 1,3 bar y su temperatura de funcionamiento entre 90 y 110 ºC, para un neumático normal, y alrededor de 30 ºC, para uno de lluvia. Para asegurarse de que la presión del gas en el interior de la rueda se mantiene lo más constante posible a pesar de las variaciones de temperatura, se rellena de una mezcla de gases de baja densidad (rica en nitrógeno), ¡y no de aire!
Como sabéis, este año hay dos suministradores de neumáticos: Michelin y Bridgestone, y el año que viene habrá solamente uno: Bridgestone. Como cada marca sirve a una serie de equipos, se organizan grupos de especialistas que colaboran de forma independiente con cada una de las escuderías. Se suelen compartir todos los datos, de bastante buena gana, entre equipos con la misma marca de neumáticos. En la foto, un técnico de Michelin comprueba el estado de la pista.
Y para que veáis la cantidad de modificaciones que se ensayan hasta dar con el neumático óptimo, Michelin ha probado 150 compuestos distintos este año y ha llevado unos 60 a los GP, casi el doble que en 2005. ¡Menos mal que después de este tremendo esfuerzo todo ha ido "sobre ruedas" para Fernando y para Renault! ¡Enhorabuena, campeones!
http://es.sports.yahoo.com/27102006/42/ruedas.html