Esto si que es arte sobre ruedas
Memoria en tránsitoReconocida como una de las artistas conceptuales más activas en la escena mundial del arte contemporáneo, Betsabé Romero (México, 1963) presenta en el Centro Cultural El Nigromante (San Miguel de Allende, octubre 16 – diciembre 6, 2009) una amplia exposición integrada por un buen número de sus famosas llantas intervenidas, la serie de serigrafías sobre papel picado llamada Homenaje al círculo, más un delicado conjunto de dibujos acerca de las populares calaveras de azúcar.
La muestra de Romero, titulada Memoria en tránsito, que forma parte del 37 Festival Internacional Cervantino, es una buena oportunidad para explorar la lúdica asociación de signos contenidos en su singular discurso estético, cultivado a partir de darle un nuevo sentido a los productos de uso común; eh ahí la profundidad de su propuesta artística: con un lúdico y perspicaz entrelazamiento de narraciones del pasado con el presente confiere un estatus arqueológico y estético a lo que por su naturaleza y uso tenía, en origen, un fin preciso y ajeno al arte. Velocidad, ubicuidad y sumultaneidad son características de la obra de Romero, quien trabaja sus piezas desde una perspectiva escultórica figurativa. Por un lado, la autora toma de la escultura plástica la construcción formal de sus piezas; por el otro, afina un concepto específico del arte conceptual. El resultado es impecable: los contrastes formales y conceptuales se encuentran bien delimitados y correlacionados de manera íntegra. La obra de la artista no se circunscribe a una mera reproducción de ideas sino al desarrollo de un discurso basado en la realidad, descontextualizada por la autora a partir de los significados que en ella encuentra; otro aspecto relevante de su obra es el gran sentido del humor. Esto, aunado a un sobrio rigor conceptual y formal, hacen de su trabajo un conjunto en el que la suspicacia se une con el placer visual que expelen sus esculturas, instalaciones y objetos. La apuesta inédita de Romero soporta una amplia proyección revolucionaria dentro del quehacer visual de nuestros días: tornar nuevo y posible lo que, en apariencia, ya no funciona (me refiero a las llantas usadas) conlleva en sí una profunda esencia que toca tanto la producción como la recepción de los objetos artísticos creados. Dicha práctica procesual inserta su producción en los nuevos parámetros del arte contemporáneo. Con el trabajo de Romero se hace evidente que los horizontes del arte actual han tendido puentes transdisciplinarios que superan lo puramente artístico e incursionan en pesquisas que involucran otras maneras de percibir no sólo el arte, sino a la vida misma.
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