Fue en el año 1971, a primeros del mes de Septiembre. La misma tarde en que compre el Nº 59 - Septiembre 1971 de la revista FORMULA.
Tenia por aquel entonces 17 años, ese era todo mi capital. De dinero estaba perdido y de idiomas aún más. Bueno contaba con las 60 pesetas que me costó la susodicha y que aun conservo.
Pero por suerte en el interior de la revista había un artículo escrito magistralmente que me transportó a hasta Alemania y mas concretamente al circuito de Nürburgring. Me embebí en su lectura y me pareció estar al lado de su autor. Creo que hacia hasta sus mismo movimientos, me hizo soñar. En aquellos momentos fue todo un regalo, hoy es un tesoro.
Os paso el articulo con sus fotos correspondientes y al final os dejo una nota.
ARTICULO
Inolvidable NURBURGRING
(Notas de un redactor que aparte de periodista es un aficionado más.)
30-7-71, entrenamientos.
Era mi primer Gran Premio de Alemania y mi toma de contacto con el Nurburgring. Había leído mucho acerca del mismo, pero nunca lo había visto. El cúmulo de tantos relatos e imágenes mentales me había llevado a concebir el deseo de que mi primera visión de un coche corriendo sobre el “circuito de los maestros" tuviera lugar en el Karussell, sin lugar a dudas el punto más conocido del Nurburgring y probablemente uno de los más espectaculares, aunque no el más bello.
Decidí por lo tanto iniciar en el Karussell mi vuelta a pie al circuito.
¿Quién sería el primer piloto que iba a tomar contacto con la pista y de esa manera dejar una imagen imborrable en mi mente a su paso por el Karussell? Pese a mis buenos propósitos de llegar al mencionado lugar con tiempo de sobra, lo cierto es que llegué al
borde de la pista con el tiempo justo para oír el bramido de un motor que procedente de Kesselche se dirigía a la curva previa para enfilar directamente la entrada al Karussell por su parte externa y a continuación dirigir el morro del coche hacia el centro e introducirse de cuatro ruedas en la parte peraltada. ¿Quién iba a ser el que sin saberlo colmaría una ilusión acumulada durante muchos años? Emerson Fittipaldi y su Lotus rojo y oro con el número 8 delante, aparecieron repentinamente entre los árboles del bosque para, una por una, llevar a cabo ante mis ojos extasiados las maniobras que yo tantas veces había leído, mientras los montes del Eiffel repetían con sus ecos el rugido simultáneo de ocho cilindros enfurecidos. Entonces, por primera vez en mi vida, comprendí que además de resultar salvajemente bello, el rugido de un motor de competición puede también ser musical, suave e incluso romántico; que puede decirnos mil cosas que los montes cubiertos de verde se encargan de repetir sin cesar.
Stewart, Amon, Cevert, Hill, Peterson y Elford vinieron a continuación a unir sus ecos con los del primero. Pero la imagen de aquél, del joven Fittipaldi y el rojo Lotus jamás se confundirá con la de éstos.
Stewart y Cevert fueron los primeros pilotos que dieron dos vueltas seguidas al circuito,
indicio de que los Tyrrell-Ford estaban ya más o menos adaptados al circuito. Luego se pregunta uno por qué el Team Tyrrell funciona tan bien; y sin embargo la respuesta salta a la vista; estas pequeñas cosas no son sino indicios de preparación y puesta a punto, de eficacia y organización; algunos de los muchos peldaños que conducen por el camino de la victoria a fin de cuentas. En el Karussell, las suspensiones trabajan a fondo y el espectador es capaz de percibir cómo a lo largo de la cuneta peraltada que los pilotos emplean para trazar la curva, los bólidos se aplastan literalmente contra el suelo.
La voz del locutor vibraba y hacía vibrar a los espectadores. Resulta increíble cómo puede uno llegar a comprender un idioma que no entiende, cuando el deseo de comprender es lo suficientemente fuerte como para ello. El número de palabras alemanas que figuran en mi vocabulario no llega tan siquiera a diez; y sin embargo oía al locutor hablar con entusiasmo del maravilloso tiempo logrado por Stewart, así como de Siffert y Cevert, todos ellos por delante de los siempre comentados Ferrari. Tony Marsh, antiguo piloto de Fórmula y locutor circunstancial durante el Gran Premio, anunció a continuación, en inglés, los tiempos de entrenamiento: Stewart, ¡cómo no!, el más rápido con 7'21"9, Siffert 7'22"4, Cevert, Regazzoni, Ickx, Hill y Surtees todos ellos por debajo del récord oficial establecido por lckx sobre Brabham hace dos años. Posteriormente añadirían el tiempo de Hulme (7'40"0) que colocaba al neozelandés en séptimo lugar de la primera tanda de entrenamientos.
Los Fórmula V me sorprendieron en Hohe Acht, donde me detuve para caer en la tentación de otro de los placeres que ofrece al visitante el Grosser Preis von Deutschland: un auténtico bratwurst acompañado de cerveza del país. Entre el Karussell y Hohe Acht, aproximadamente 1 kilómetro, existe una fuerte rampa de más del 10% que los pequeños monoplazas con mecánica Volkswagen superan con dificultad.
Era mi intención ver la segunda tanda de entrenamientos en Schwalbenschwanz (cola de la golondrina); por ello y bordeando el circuito me dirigí allí, pasando por Wipperman, Eschbach y Brünnchen, punto favorito de los fotógrafos donde hasta hace un año los coches despegaban del suelo. Continué por Pflanzgarten en un agradable y reparador descenso tras la “escalada” anterior. En la Cola de la Golondrina y debido al trazado del circuito que serpentea entre las montañas, es posible oír rugir los motores de los monoplazas cuando éstos se encuentran todavía muy lejos y tienen que rodar durante cerca de tres minutos para llegar hasta allí. Esta vez fueron Stommelen y Surtees los primeros en llegar. Tras ellos, todavía un minuto de calma y luego... Hulme, Peterson, Andretti, lckx, “Rega", Elford.
Probablemente, muy poca gente sabe que la mundialmente famosa cuneta peraltada del Karussell no es la única existente en el Nurburgring. Lo digo porque yo fui el primer sorprendido al descubrir que existe una muy similar, aunque de menor radio, en la Cola de la Golondrina. Dicha curva en sí no presenta gran aliciente, pues la otra es mucho más espectacular, pero el público, situado en un altozano a 20 metros de la pista, tiene una panorámica maravillosa del kilómetro y medio anterior al viraje, desde que los coches surgen del bosque de Pflanzgarten como puntos veloces y aumentando rápidamente de
tamaño, trazan las veloces curvas previas a derechas.
En Döttinger Höhe, un kilómetro más adelante, con la pista serpenteando entre bosques de pinos y con un espectacular badén que negociar, uno llega a pensar durante los momentos de silencio que se encuentra treinta y cinco años atrás, cuando los Stewart, lckx, Hill y Surtees se llamaban Caracciola, Rosemeyer, Nuvolari y Stuck, los Peterson y Fittipaldi eran Hermann Lang y Dick Seaman y en lugar de Tyrrell, Ferrari, McLaren y BRM, tomaban parte Mercedes, Auto Unión, Bugatti y Alfa Romeo.
Oué profunda nostalgia, qué nudo en la garganta al ver pasar a Siffert y Ganley al volante de los BRM blanco y marrón, acompañados de... Vic Elford que reemplazaba en el equipo al desaparecido Rodríguez; Pedro que llevó a cabo aquí mismo hace do5 meses una de las grandes carreras de su vida.
Las cámaras de T.V. cubrían el circuito por completo y en las vallas de madera que separan al público de la zona prohibida, fueron apareciendo los "acotados” levantados con
cuerda y postes de madera por los miles de aficionados que han plantado sus tiendas en
los bosques circundantes.
31-7-71
En Adenauer Forst brillaba el sol intensamente a las doce del mediodía y miles de espectadores se distribuían en traje de baño a lo largo de la zona permitida. Resulta
curioso comprobar cómo se encuentre uno donde se encuentre, dentro del circuito, el
Castillo de Nurburg resulta siempre visible y sirve de estrella polar de referencia. De
nuevo fue Fittipaldi el primero en pista.
Luego... ¿qué más da?... todos los demás. El asfalto estaba impecable; en esta zona
resultan evidentes los trabajos de mejora llevados a cabo en el circuito.
En el puente de Breitscheid, los monoplazas llegan casi a despegar del suelo y sí se
apura la frenada llegan a despegar por completo, con los neumáticos a dos dedos del suelo. Peter Gethin ofrecía un gran espectáculo controlando su McLaren, aparentemente muy
inestable, el cual se le iba de banda a banda. Regazzoni, a tope, tocaba casi la balaustrada del puente al cruzar su Ferrari a la entrada del mismo.
De nuevo en el Karussell. ¿Por qué? No sé; tal vez precisamente por eso por ser el
Karussell. Había estado lloviendo durante unos minutos y ahora el agua empezaba a evaporarse del suelo con la salida del sol. Los entrenamientos de F-1 ya habían acabado. Era bonito estar allí sentado, respirando el aroma del bosque húmedo mientras el locutor anunciaba en inglés la parrilla de salida.
Los Gran Turismo trazan el Karussell entrando cinco metros más adelante que los F-1 y saliendo por el mismo punto. Estuve en boxes durante la carrera de Turismos y tuve ocasión de hablar con Hans Stuck que había acudido a presenciar la victoria de su hijo.
1-8-71. La carrera del Gran Premio
Sol terrible y despiadado sobre más de 400.000 espectadores. Las carreras previas de
Fórmula V y Super V han sido apasionantes. El locutor va anunciando: swai minuten, ein
minuten... ¡start! Emoción, un poco de nervios, apuestas de un marco acerca de quién
pasará en primer lugar por el puente: Stewart favorito sobre lckx por 3 contra dos.
Stewart pasa primero, ¡he perdido un marco! 1"4 después Ickx y “Rega”.
Ickx a 3"9 en la segunda vuelta. ¡Pobre Graham Hill! Ickx se sale de la pista en Wippermann, ¡carrera kaputt!
Tercera vuelta: Stewart en solitario con 19"4 sobre Siffert.
Quinta vuelta: ¡Stewart! Suerte de las luchas parciales que tienen lugar tras él: “Rega”-Cevert, Fittipaldi-Pescarolo, Stommelen-Gethin.
Sexta vuelta: By-by Siffert (motor).
Séptima vuelta: ¡Cevert 2º!
Octava vuelta: ¡King Stewart!
Novena vuelta: Cevert se despega lentamente de Regazzoni. Mario Andretti no convence
en F-1. ¿Cogerá Surtees a Schenken? Es muy posible.
Décima vuelta: ¡Sensacional “Big John” cuatro ruedas en el aire!.
Doceava vuelta: El locutor alienta a las masas a aplaudir al vencedor. Ultima visión de
Stewart rodando hacia la victoria.
Vi el principio de la carrera de Grupo 1 desde el mismo punto, un par de vueltas. Luego la
comida y la cerveza me sumieron en un mar de sueños y recuerdos nostálgicos de cosas
que jamás había visto pero que hubiera deseado con toda mi alma el poder haberlas
presenciado. Y así, mecido mi sueño por Caracciola y Rosemeyer, arrullado por el rugido
de imaginarios compresores y contemplando carreras de etéreos bólidos que corrían por
maravillosos circuitos en los que no había cascos integrales, ni guard-rails, ni pilotos
profesionales, me quedé dormido en las montañas del Eifel.
Volví al Nurburgring por la noche. Estaba oscuro, sucio y abandonado, pero pese a todo
ello majestuoso e impresionante. Durante un rato me senté a contemplar fijamente las
sombras que traicionaban la posición de los boxes, los cuales se fueron definiendo poco
a poco. En los salones del Sport Hotel, daba sus últimos coletazos la habitual cena de
corredores, managers, sponsors y algún que otro elegido más. Los ecos de sus voces se
extinguían entre los oscuros y silenciosos boxes; una tenue musiquilla procedente de
la “boite” vecina, contribuía a crear un mágico clima, propicio en grado sumo para dejar
explayar a la mente entre el recuerdo y la nostalgia.
El lunes por la mañana no pude resistir la tentación de dar un par de vueltas al Ring.
Tenía que rodar sobre é1, conocerlo, tomar sus curvas repasando mentalmente lo que
en cada una de ellas había acontecido, comprobando desde dentro lo que había visto
desde fuera. Por ello al introducir las cuatro ruedas en la cuneta peraltada del Karussell,
di fin a un ansia de contar lo que quemaba mi pluma cuando tres días antes había visto
a Emerson Fittipaldi emerger de las profundidades del bosque para realizar -a una velocidad cuatro veces mayor- las mismas operaciones que yo y sentir... sentir
exactamente ¿qué? Eso solamente él lo sabrá quizás algún día me lo cuente.
Javier del Arco de Izco.
Fuente: FORMULA Nº 59 - Septiembre 1971 Paginas 22 y 23.
Mi intención ha sido homenajear a D. Javier del Arco que con su pluma de aquellos días tan buenos artículos le he leído y me ha hecho disfrutar de la Formula 1 cuando el único medio era la lectura, pero que lectura más gratificante.
Gracias Javier.