Las mujeres suelen ofrecer, en ocasiones, una visión perfecta de la fuerza que poseen los hombres a los que aman. El sábado por la noche, Lewis Hamilton salía por la puerta de atrás, esa que los aficionados que llevaban horas esperando por un autógrafo no conocen, riéndose a carcajadas, sus pendientes brillando y abrazado a su novia, Nicole Scherzinger. Mientras, Jenson Button firmaba camisetas y regalaba apretones de manos debajo de las banderas con la bella Jessica Michibata unos metros por detrás, mostrando una media sonrisa que haría enloquecer a cualquier mortal. Los señores de Hamilton eran felices, los de Button mostraban su elegancia natural.
Al día siguiente, la modelo de Jenson abrazaba a su suegro con su camiseta naranja chillón y besaba después a su campeón con sus blanquísimos dientes en hilera como una carretera de una oreja a la otra. La cantante de su compañero Hamilton estaba fuera de la caseta de McLaren, gesto serio, parecía incluso a punto de llorar y el piloto miraba al suelo a punto de estallar.
Hamilton sabe lo que sucede en McLaren, conoce lo que pasó en 2007 con Fernando Alonso. Y no quiere que se repita la historia. Igual que tras el GP de Mónaco de aquella temporada, el entonces novato se quejó a Ron Dennis de aquella victoria del piloto español, ahora no tiene buenas caras con Martin Whitmarsh.
Mientras, el jefe del equipo alaba a Button, a quien considera un futuro campeón e intenta minimizar daños con Hamilton, de quien alaba su competitividad. El ganador de 2008 no está nada contento con el equipo, se ha quejado de que hicieran entrar a los dos pilotos en la misma vuelta y también se rumorea que por radio le dijeron que intentara conservar el uno-dos que llevaban en ese momento.
Ésa fue la causa, según algunas fuentes, de que no conservara la concentración suficiente y se viera superado por un gran Sebastian Vettel. Y es que el alemán le adelantó en la parada doble de McLaren, pero después Lewis no fue capaz de luchar con él por la segunda plaza.
La primera es la visión del piloto. Otra podría ser la que explica lo que sucedió, porque Button y el vigente campeón tienen un estilo mucho más suave con las gomas que Lewis, que destroza los Pirelli. El cambio de los indestructibles Bridgestone a la marca italiana no le ha beneficiado, aunque conserva un talento natural que puede hacer cambiar las cosas. Por si acaso, Lewis, que pasa unos días en Sydney para entrenar y relajarse, también lucha ya fuera de la pista. Si en Malaisia el resultado es otro volverá a sonreír. Y recibirá el abrazo de su amada Nicole.
Fuente:
http://www.as.com/motor/articulo/hamilt ... imot_1/Tes