La suerte de Vettel
Mònica Planas 07/11/2012 06:00
Que las retransmisiones de Antonio Lobato se centran en Fernando Alonso no es nuevo. Es la apuesta clara del periodista y de las cadenas que lo contratan. Es una opción legítima. Lobato centra la emoción de la carrera en la evolución de Alonso. El domingo, en el GP de Abu Dhabi, Lobato terminó animando a Jenson Button porque era lo que convenía a Fernando: “¡Aguanta Button! ¡Aguanta Button!”, gritaba justo en el momento en que Vettello adelantó. “¡Nooooo! ¡Lo pasó!”, se lamentaba después.
Esta apuesta tiene el inconveniente que perjudica a la épica global de la carrera. Queda sesgada poniendo el foco exclusivo sobre Alonso. Fue una competición emocionantísima y Vettel hizo un carrerón tremendo. Pero no se puso énfasis en ello. Se mencionó como apunte de conclusión, pero la narración no valoró como merecía su gesta. Un piloto que sale el último y que se ve obligado a cambiar dos veces el alerón frontal termina la carrera tercero... y resulta que básicamente “tiene suerte”. Mientras Alonso fue “la calculadora humana” y “Alonso sigue trabajando”, Vettel era el que “ha tenido mucha fortuna con los dos periodos del safety car, que le han venido al pelo”. “Le ha ido todo tan bien a Vettel”, decía Marc Gené. E insistía: “Lo de los safety car parecía un guión escrito por él” y poco después repetía: “El guión de esta película ha favorecido a Vettel”. Por la noche, en los Informativos de Antena3, Lobato firmaba su editorial de la jornada: “El plan B es cruzar los dedos y confiar en que Vettel vuelva a tener una jugada de mala fortuna. Si eso tampoco ocurre, entonces, como dicen los americanos, 'game over'”. Es decir, subliminalmente se asocia la figura de Alonso al trabajo y a su enorme pericia como piloto y la de Vettel a la suerte, incluso deseándole públicamente una futura dosis de mala fortuna. Pero la suerte en una carrera de F1 es un concepto etéreo y relativo: todos los pilotos están bajo influencia de los caprichos de la fortuna. Vettel tuvo suerte, sí. Sin duda. Y yo no sé cómo lo dicen los americanos, pero como decimos aquí, “la suerte es de quien se la trabaja”.
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