Vettel cambia el paso: 'Pido perdón, debo un explicación a Mark'
El alemán, que había llamado estúpido a su compañero durante la carrera, rectifica tras su victoria: 'Es un triunfo del que no estoy muy orgulloso'
'Para una vez que no subo al podio, ¡la que me estoy perdiendo! No les vuelvo a dejar solos...', bromeó en su cuenta de Twitter Fernando Alonso
Mercedes también vivió un duelo entre Hamilton y Rosberg por la tercera posición que Ross Brawn zanjó por radio: 'Mantén la distancia con Lewis'
Cuando parecían olvidadas aquellas guerras civiles con las que Red Bull tuvo que convivir durante 2010, la historia vuelve a la gran pantalla. El asfalto de Sepang cobijó el podio más gélido que se recuerda en la Fórmula 1. Sostuvo la mayor batalla entre los dos bólidos energéticos desde el Gran Premio de Turquía de hace tres temporadas, cuando el impetuoso Vettel terminó KO ante la resistencia de un Mark Webber que logró salvar el podio. Después vendría la reivindicación del 'aussie' en Silverstone tras lograr la victoria: "No está mal para el segundo piloto, ¿no?". Hasta que la inercia llevó a Vettel a su primer título y a un tratado de paz interno con fecha de caducidad. Historias del pasado que regresan a la actualidad. Esta vez fue el alemán quien salió airoso de un duelo que ha vuelto a sacar los colores de una escudería apaciguada por los triunfos. Al menos, esta vez, tras el gran mosqueo de Webber, Seb pidió perdón: "Debo una explicación a Mark y a todo el equipo. Es un triunfo del que no estoy muy orgulloso".
Tras más de 45 vueltas de paz y tranquilidad, seca ya la pista, se desató la tormenta en Red Bull. Tras su cuarta y última parada, Mark Webber regresó a pista con la figura de su compañero grabada en el retrovisor. Una presión momentánea que se convirtió en asedio total. A Vettel le dio igual la petición de calma del 'capo' Christian Horner desde la radio. "No hagáis tonterías", rogaban desde el muro del equipo. Pero el alemán, herido en su orgullo de tricampeón por la resistencia de su socio, siguió apretando hasta tomar el mando de la prueba. "He sentido miedo. Mark ha sido un estúpido", se autojustificaba después de pedir a su escudería que "quitasen de su camino" al otro 'toro'.
Silencio de indignación en Mark Webber, que renovó su contrato el pasado verano pese a la oferta que tenía sobre la mesa de Ferrari. Ni una sola palabra sobre la pista, guardaba toda su munición para su comparecencia en el podio, donde el mundo entero descubriría que las aguas de Red Bull siguen revueltas pese al manto de limpieza proporcionado por el éxito. Cuando Webber parecía tener más que asumido su papel secundario frente al tricampeón del mundo. "Multi 21, Seb", le recordó a su compañero en la antesala del podio. Referencia a las órdenes de equipo de mantener las cosas como estaban, con él como ganador de la carrera.
Un podio bajo cero sin abrazos ni celebraciones, con Adrian Newey y Lewis Hamilton como testigos. Ni una sola mirada. Ni un solo gesto de complicidad. "Yo también podría haber ganado la carrera pero el equipo me dijo que cuidara el motor. Vettel ha tomado sus propias decisiones y así ha acabado", manifestó el australiano ante la cara de bochorno de su compañero, mientras el ex piloto Martin Brundle seguía removiendo el asunto con sus dardos. "Lo siento por Fernando", cerró Mark en medio de una extrema tensión que a Fernando Alonso le hizo mucha gracia. "Para una vez que no subo al podio, ¡la que me estoy perdiendo! No les vuelvo a dejar solos...", bromeó desde su cuenta de Twitter.
Hicieron falta unos minutos de terapia y reflexión en el 'motorhome' de la escudería austriaca para poner un poco de paz y cambiar la postura del propio Sebastian Vettel. "Pido perdón a Mark (Webber). Él estaba intentando conservar el coche y los neumáticos y yo tomé la decisión de adelantarlo cuando lo estaba haciendo. No debería haberlo hecho", reconoció.
"No me importa la crítica, pero debo una explicación a Mark y a todo el equipo. Es un triunfo del que no estoy muy orgulloso. Hoy debería ser Mark el que estuviera en lo alto del podio", apuntó el alemán cambiando la dirección que había defendido hasta ese momento.
"Fue una situación incómoda para nosotros. Les dimos instrucciones claras de aguantar, pero Sebastian (Vettel) tomó la decisión de irse a por la victoria; él quería ganar", añadió el propio Horner, jefe del equipo, que sabe que la herida vuelve a estar abierta, si es que alguna vez llegó a cerrarse.
Pero no sólo Red Bull vivió un sofocón en Malasia. La tranquila escudería Mercedes estuvo a punto de presenciar otra batalla fratricida entre sus dos chicos. Sólo que esta vez, Ross Brawn, con unas órdenes claras y concisas medió a tiempo en el conflicto. El primer podio del año estaba en juego y Nico Rosberg, con los neumáticos más frescos y el depósito más entero, apretó con fuerza para superar a un Lewis Hamilton que flaqueaba en la recta final.
El inglés resistía a duras penas las embestidas de su nuevo compañero hasta que la voz de Ross Brawn resonó por radio. "Por favor mantén la distancia", le pidió a Nico Rosberg, que decidió preguntar antes que actuar. "Creo que soy más rápido", lanzó el alemán antes de recibir la negativa por respuesta. La plaza del podio estaba escrita para Lewis Hamilton. La postura era inamovible.
"Siento que Nico tenía que estar aquí, es un gran compañero y ha hecho un gran trabajo. No he podido alcanzar el ritmo de los de delante, pero tengo que dar las gracias", afirmó el ex de McLaren. "No puedo decir que me sienta de la mejor forma posible, pero así son las carreras", añadió tras cumplir sin demasiado entusiasmo su visita al cajón de Malasia. Mientras Nico Rosberg, obediente y educado, trataba de olvidar el episodio en el 'hospitality' del equipo. Para que la historia de amor en Mercedes siga intacta esta temporada.
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