¡¡¡Tú la llevas!!!
No puedo dejar de esbozar una sonrisa cada vez que recuerdo esta sencilla frase.
¿Cuántas veces no la habré pronunciado?.
Si, una frase sencilla que me hace recordar tiempos pasados. Tiempos de inocencia. Tiempos en los que, a falta de smartphones, PSP´s, PS3, PC´s, mp3, portátiles, internetes y demás adelantos técnicos inimaginables por aquél entonces, nos "echaban" de nuestras aburridas casas las ánsias de diversión y, armados con pelotas, balones, patines o a veces ni siquiera con eso, íbamos en busca de cómplices con los que asesinar el tedio que nos invadía, justo después de merendar ese pan con chocolate que no era chocolate. Más tarde, mucho más tarde llegó la Nocilla...Leche, cacao, avellanas y azucar...
¿Qué quereis?. Se me escapa una sonrisa.
¡¡Tú la llevas!!
Puede que en otros lugares o en otros paises la frase fuera diferente. Puede que el juego recibiera nombres distintos en función de la calle en la que se jugase:
Jugar a pillar.
Jugar a coger (poco recomendado este nombre en según qué lugares allá por ultramar)
La mancha.
La peste.
Tú la llevas...
El nombre del juego podría variar, pero lo que no cambiaba era su sencilla mecánica:
Un grupo de chic@s (la @ es otro elemento moderno que uno emplea para procurar ser políticamente correcto), se juntaba en un lugar abierto y se sorteaba quién "la llevaba" y a partir de tan sencillo prolegómeno, empezaba el juego que consistía en correr tras los demás niños hasta conseguir tocar a uno de ellos que, inmediatamente, pasaba a ser quien "la llevaba" y se convertía en el perseguidor, el apestado. Cuando el perseguidor tocaba a su "victima" le espetaba la conocida frase.
¡¡Tú la llevas!!...
El juego podía durar horas e incluso días y así, el "apestado" de turno con que acababa el juego un día, era el mismo que lo comenzaba al siguiente.
¡¡Tú la llevas!!. Y si. La llevabas hasta que tenías la posibilidad de "apestar" a alguna de tus potenciales víctimas que, en una divertida variante del juego, podía ser infectada al día siguiente y en cualquier momento y lugar.
Estoy seguro de que ningún niño en el mundo ha dejado de jugar alguna vez a este sencillo juego.
Estoy seguro de que en cualquier lugar del mundo ahora mismo, alguien "la lleva". Incluso en nuestras antípodas (entendiendo a Australia como las antípodas de todos los que aquí estamos)
La semana pasada, cenaron juntos en un restaurante de Bahréin dos buenos amigos: Fernando y Mark.
Cuando se despidieron estrecharon sus manos y Mark puso su mano izquierda sobre el hombro derecho de Alonso.
Al darse la vuelta, Mark, al tiempo que esbozaba una sonrisa como la mía, mascullaba una frase en su idioma nativo:
¡¡Tú la llevas!!
PD: Lo que aún no termino de entender, es por qué en unos casos, la maldición del apestado se hace extensiva a niños del mismo equipo y otras veces no. ¿Eh, Sebas?