Red Bull resopla
Alonso contradice a las voces que insinúan que Vettel pudo emplear un control de tracción en Singapur: “No creo que sea irregular”
ORIOL PUIGDEMONT
El nivel de conducción de Sebastian Vettel y la competitividad de su Red Bull son directamente proporcionales a las tesis técnicas que nacen para argumentar su dominio. El alemán lleva tres victorias consecutivas, una racha que para algunos comienza a ser difícil de explicar considerando el escaso margen que ofrece el reglamento. Este es el caso de Giancarlo Minardi, expropietario de la escudería que llevó su nombre hasta que en 2006 le vendió su licencia a Toro Rosso, que hace unos días aseguró que en Singapur, el último de los triunfos de Vettel, el propulsor del RB9 sonaba de forma distinta al resto, y dejó entrever la posibilidad de que el prototipo escondiera una especie de control de tracción, un elemento prohibido desde 2008. El ejecutivo italiano quiso hacer hincapié, por lo demás, en el descomunal potencial que exhibió el tricampeón en todo el gran premio, especialmente en las vueltas posteriores a la retirada del coche de seguridad.
“En el tercer sector, el de más concentración de curvas, Sebastian era capaz de acelerar 50 metros antes que los demás, pero lo que más me sorprendió fue el sonido del motor, distinto al del resto de propulsores Renault y similar al que se escuchaba cuando se empleaban los controles de tracción”, dijo Minardi. Y añadió: “Nunca había visto una ventaja de 2,5 segundos de un coche a otro. Es demasiado, como una brecha de generación de desarrollo de tres años”. Sobre esta última consideración hay que tener en cuenta, no obstante, que detrás de Vettel rodó durante bastante tiempo Nico Rosberg, que ralentizó mucho el ritmo. En cualquier caso, la diferencia entre el Red Bull y los demás monoplazas fue considerable, probablemente la mayor del año. Según parece, la clave de la velocidad de Vettel en Singapur radica en la utilización de la centralita electrónica combinada con la orientación de los escapes hacia el difusor. Con ello, los técnicos del constructor del búfalo rojo habrían conseguido imitar el efecto del difusor soplado, prohibido desde 2012 y que tantos réditos le dio a ‘Baby Schumi’.
“Ese ruido distinto [el motor] lo lleva haciendo toda la temporada. Lo que pasa es que en Singapur, al ser un circuito urbano, se hizo más evidente. De cualquier forma, no creo que sea nada irregular porque el coche pasa todos los controles los sábados y los domingos”, consideró este jueves Fernando Alonso, ya desde el circuito de Yeongam, en Corea del Sur. “No creo que sea nada raro, simplemente que aprovechan mejor todos los elementos del reglamento. El secreto está en encontrar mayor carga aerodinámica en la zona trasera”, abundó el español, que a falta de seis carreras para que el Mundial baje el telón en Brasil (24 de noviembre), circula el segundo en la tabla, a 60 del piloto de Heppenheim, que, por su parte, se limitó a bromear con la tesis de aquellos que sostienen que su superioridad se explica a partir de esas ‘ayudas’ que le proporciona Adrian Newey, el director técnico de la estructura de Milton Keynes.
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