PASIÓN, FINANCIACIÓN, EL PÚBLICO ANTE TODO...
La receta mágica para que funcione un Gran Premio (que no siempre se cumple)
Aficionados con banderas rojas y blancas en el Gran Premio de Austria de Fórmula 1. (AP)Aficionados con banderas rojas y blancas en el Gran Premio de Austria de Fórmula 1. (AP)
Cuando hace unas semanas los aficionados a la Fórmula 1 vimos los miles de fans en las 24 Horas de Le Mans, no sólo sentimos una gran envidia, sino que también nos hizo pensar que algo estaba fallando en aquella.
Que si el sonido, que si menos espectáculo, dominio de los Mercedes…. El Gran Premio de Austria, afortunadamente, nos dio a todos una sorpresa. Lleno total, y ¡más de 180.000 entradas vendidas! Entonces, surge el debate sobre qué puede estar fallando en la Fórmula 1 y cuáles deberían ser los ingredientes para el éxito de Le Mans, pero también del Gran Premio de Austria. Veamos algunos.
Pasión, sí, pero también la 'pasta'
Para analizar la cuestión quizás sea necesaria cierta perspectiva. Para empezar, un gran premio nace por la pasión de un promotor. Es el caso de Razlan Razali en Malasia, de Ong Beng Seng en Singapur, en Rusia está Serge Vorobyov... Uno reciente y muy conocido, Tavo Hellmund, promotor del GP de Estados Unidos y cuyo padre fue el principal impulsor de la vuelta al calendario del GP de México en los 80.
Pero solo la pasión no es suficiente. Se requiere también la financiación. Como acudir a un banco es tarea estéril, lo más habitual es buscar un inversor. Y aquí también es importante conocer bien el género. En España hemos tenido casos recientes de inversores que, atraídos por cánticos de sirenas de grandes rentabilidades cortoplacistas, han invertido sin ningún conocimiento del deporte.
Al final, también acaba entrando el dinero público
En el caso del Gran Premio de Austria, el promotor e inversor es el mismo, Dietrich Mateschitz, dueño del 49% de la empresa de bebidas energéticas Red Bull. Pero lo más habitual es que al primero se asocien inversores externos. En el Gran Premio de Estados Unidos son Red McCombs y Bobby Epstein, grandes conocedores del mundo del entretenimiento.
Sin embargo, las inversiones en un gran premio pueden ser tan elevadas que acaban interviniendo las entidades públicas. En Canadá, los 219 millones de dólares necesarios para acoger la carrera de Montreal durante diez años son financiados al 100% por entidades públicas. Así, el Gobierno Federal aporta el 28%, Turismo de Montreal otro 28%, Quebec un 23% y la ciudad de Montreal un 21%. En Singapur se trata de un modelo mixto, el 60% es inversión pública y el 40% privada.
Aunque no vale es que los organismos públicos pongan el dinero y luego sean particulares, muchas veces opacos, quienes se lleven el dinero. En este sentido, a mi juicio, el modelo económico de Austin es el ideal. Los inversores privados financian y las entidades públicas devuelven dinero al inversor en base al plus de ingresos por impuestos generados por el Gran Premio.
Ese modelo está muy extendido en los Estados Unidos, y, de hecho, se crean entidades públicas con ese objetivo. En Austin, el Major Events Trust Fund (METF) aportó a los organizadores del COTA (el circuito) 29,3 millones de dólares en base al extra de impuestos generados por la actividad económica en la región gracias al GP.
Circuitos vacíos, o 'networking y relaciones públicas'
¿Y qué determina el éxito o el fracaso de una carrera de Fórmula 1? Aunque aquí muchos dirán que será la asistencia de público, si preguntamos a los organizadores podemos llevarnos alguna sorpresa. Los de China o Corea están más preocupados de lo que proyecta la televisión que del verdadero éxito del evento. Su objetivo, en este caso, no es tanto es el público sino la repercusión internacional.
Para albergar una carrera de Fórmula 1 es esencial tener muy claros los objetivos y la imagen que queremos dar. Un gran premio dirigido por profesionales ayuda a cambiar tu reputación. De lo contrario, la imagen que puede darse es negativa. Todos hemos visto en televisión gradas vacías, sin apenas público, alrededores de la ciudad o circuito destartalados que transmiten una imagen cutre, o puertos deportivos vacíos.
Por el contrario, ciudades como Montreal lo tienen claro. Su alcalde, Denis Coderre afirmaba al renovarse recientemente el contrato que “la importancia de este escaparate para Montreal va más allá de lo medible, si la ciudad quiere presentarse como una metrópoli y sumarse a la lista de ciudades top mundiales, debemos de mantener este alto nivel de autoridad”. Coderre sabe bien que tanto él como los empresarios utilizan el Gran Premio para las relaciones públicas y el networking, y que se justifica el canon pagado a Bernie ante la nada desdeñable cifra de 110 millones de dólares anuales provenientes del turismo que atrae la carrera.
¿Se está pensando en los aficionados?
La implicación de muchos sectores es también clave para que triunfe un gran premio. De nuevo, la carrera de Austria ha sido un ejemplo. Medios, patrocinadores, la propia FOM, empresas locales...Y el más importante de todos: los aficionados. A veces somos los grandes ignorados, cuando deberíamos ser los grandes protagonistas. ¿Por qué ha sido un éxito la prueba austríaca? Todo ha sido montado pensando en ellos, para crear un ambiente festivo en el que continuamente pasan cosas y se suceden acontecimientos.
Y para implicar a los ciudadanos hace falta transparencia para que las entidades públicas financien un gran premio con el dinero procedente de los impuestos que pagamos todos. Es parte del gran éxito de Singapur, en el que la ciudad entera se vuelca y gira en torno a la Fórmula 1.
Promotores apasionados, inversores con ganas de hacer dinero, apoyo de las entidades públicas…Y si a lo anterior se suma pensar en el público por encima de todo, como el Gran Premio de Austria ha demostrado, es muy probable que el éxito esté asegurado. Los aficionados, felices, y los empresarios, también. Por eso, las 24 Horas de Le Mans tienen cada día más éxito. La Fórmula 1 debería tomar buena nota.
http://www.elconfidencial.com/deportes/ ... le_153578/