Asignaturas pendientes
Habría que empezar como en los cuentos. Érase una vez que la escudería Ferrari era considerada la más profesional. Sus directores deportivos eran auténticos diplomados en las reglamentaciones del deporte del automóvil. Pero sobre todo, los miembros del equipo eran los que mejor leían la carrera. Incluso en épocas en que no había comunicación box-piloto, eran capaces de diseñar estrategias que ayudaban a sus conductores a imponerse. Eso explica el historial de victorias con que cuenta, en Fórmula 1, y en el Mundial de Resistencia a lo largo de sus múltiples nombres y reglamentaciones. Pero todo eso se ha quedado en el baúl de los recuerdos porque el pasado sábado volvió a reproducirse un hecho increíble: los dos coches quedaron eliminados en la Q1 por salir con retraso a pista, no pudiendo aprovechar el corto intervalo en que dejó de llover para intentar hacer un tiempo con neumáticos de seco.
El asunto es grave, pero lo es más si se recuerda que en el Gran Premio de Malasia, en el año 2010, ocurrió lo mismo. Inadmisible que un equipo Marussia, el más pobre de la parrilla, colocara a sus dos coches en Q2 y que Ferrari no lo lograra. Hasta el más neófito en este mundillo sabe que cuando hay una climatología cambiante no puedes quedarte en el box a esperar. Hay que salir cuanto antes para hacer un tiempo que, si luego llueve más fuerte, te asegura un buen puesto en la parrilla de salida. Y si deja de llover, te permite estar preparado para intentar mejorarlo con neumáticos de seco. El sábado, los Ferrari salieron tarde a pista con los neumáticos intermedios (para piso húmedo). Cuando volvieron al box, la lluvia había pasado y ya estaban saliendo otros rivales con neumáticos de seco. Cuando ellos lo hicieron, la lluvia comenzaba a caer y les fue imposible mejorar su tiempo. Sería injusto ignorar que, de todas formas, en esos mismos momentos en que Alonso y Raikkonen naufragaban, hubo quien sí logró mejorar el suyo pese a ser obstaculizado ligeramente por Hamilton: hablamos de Nico Rosberg, que firmó la pole.
El error, hundió a ambos pilotos en la parrilla. En el caso de Alonso, visto su comportamiento en las pruebas libres del viernes, a lo mejor le hubiera permitido subirse ayer al tercer escalón del podio o, cuando menos, que dar por delante de Button. Pero todo esto es especulativo. Está claro que Ferrari necesita un director técnico de primera línea, pero también que Marco Mattiacci, su nuevo jefe, necesita a su lado un buen estratega. Y si no llega, serán los pilotos los que tengan que imponer su criterio. Al fin y al cabo, son ellos los que tienen que conducir los coches bajo la presión de obtener los mejores tiempos.
http://www.elmundo.es/deportes/2014/07/ ... b456d.html