La fórmula 1 está enferma
JOAN VILLADELPRAT
Si hay una hinchada a la que resulta difícil tomarle el pelo en cuestiones de fórmula 1 esa es la alemana. Precisamente por eso resulta significativo la poca gente que se ha acercado este fin de semana a Hockenheim, por más que Mercedes, una marca local, domine el campeonato con una autoridad aplastante. Se está comentando mucho la reunión que en los próximos días pueden celebrar Niki Lauda, Luca Di Montezemolo y todos aquellos que tienen algo que decir en la F-1 de hoy. Como ellos, yo también creo que este certamen está enfermo y que es preciso hacer algo si queremos detener el desplome de interés que arrastramos en los últimos tiempos.
Dicho esto, ya está bien de maquillaje superficial; lo que necesitamos es un cambio radical, recuperar los valores históricos del campeonato que se han ido perdiendo. Hoy en día tenemos que hacer grandes esfuerzos para convencernos del producto que tenemos debido a que este lleva tiempo inmerso en un agudo proceso de desnaturalización. Hay que dar un volantazo y hacerlo pronto. Con la excusa de intentar controlar la escalada de costes, el actual reglamento ha cogido una deriva que no tiene ningún sentido. Los datos no fallan. En muchos circuitos, los monoplazas apenas son cuatro segundos más rápidos que los de GP2, mientras que el presupuesto de los equipos punteros de la F-1 es 100 veces mayor que el de la mejor estructura de la categoría de plata (unos 2,5 millones anuales). Por muchas reuniones que se hagan de cara a la galería, no puedes pretender que la gente se crea que estás haciendo lo posible para limitar el gasto si tus actos demuestran lo contrario.
Es preciso hacer algo si queremos detener el desplome de interés que arrastramos en los últimos tiempos
Si lo que quieres es que los equipos inviertan algo menos, no puedes cargarte un componente del coche como el FRIC [un mecanismo que equilibra el monoplaza] de una carrera para otra, justo cuando la mayoría ya se ha gastado el dinero en desarrollarlo e incorporarlo. De un plumazo, todos los recursos destinados van a la basura. Tenemos ejemplos más de fondo, especialmente relacionados con el cambio en la normativa para 2014. Uno no puede promover una revolución de este calibre, con la entrada en escena de unos motores híbridos completamente nuevos, y congelar su desarrollo antes casi de poder anclarlos al coche. Si lo haces te expones a que haya equipos, como Ferrari y Renault, que comiencen a destiempo y que la distancia que les separa de Mercedes sea completamente irrecuperable hasta el próximo invierno, cuando podrán darle la vuelta a la unidad de potencia. Entiendo que quieras impedir que gastes mucho dinero en evolucionar estos propulsores, pero hazlo cuando queda poco margen para su desarrollo y no de entrada, o te arriesgas a repetir un panorama como el de esta temporada, con Mercedes arrasando y con algunos pasándolas canutas para terminar carreras. ¿Saben que Pastor Maldonado ya ha empleado los cinco motores autorizados y que a partir del siguiente ya será penalizado?
El marco en el que nos movemos genera situaciones que rozan el ridículo. ¿Cómo se puede prohibir que los mecánicos trabajen durante la noche? ¿Cómo pretenden que las escuderías suspendan sus actividades en verano? Es imposible. Basta con que haya otra empresa externa que asuma esas funciones
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