Fórmula 1: Motores de 1.000 CV, ¿volvemos a alejarnos de los coches de calle?
Llevamos unos años en los que, pese a vendernos un firme compromiso con la reducción de costes, la Fórmula 1 no deja quieto el reglamento que afecta a los motores ni por asomo. En apenas 10 años hemos pasado por los V10, V8 y V6 turbo actuales, algo que me imagino que debe ser de todo menos barato.
Lo cierto es que el último cambio importante en cuanto a motorización se refiere, y que introdujo los actuales motores dando respuesta a los fabricantes que también se encargan de motorizar nuestros coches de calle, se llevó a cabo con la clara intención de acercar la Formula 1 a las tecnologías que estaban marcando la realidad de nuestra flota de coches, mucho más interesadas en la eficiencia y la recuperación de energía que en la potencia bruta.
Pero el sonido y las prestaciones de estos motores nunca han acabado de satisfacer a los seguidores más puristas de la Fórmula 1, entre los que me incluyo. Sí, lo siento, dadme a escoger entre un V10 y estos motores de hoy, y no dudaré ni un segundo en quedarme con el primero. Todavía añoro ese sonido ensordecedor de los V10 resonando en la recta del Circuit de Catalunya. Pero del mismo modo que afirmo esto con nostalgia, soy absolutamente consciente que en los tiempos que corren, la Fórmula 1 debe adaptarse a la realidad del futuro que tenemos ante los morros, y en el que la eficiencia energética tiene que jugar un papel clave.
El otro día, apareció en la prensa que Bernie Ecclestone quería unos motores más ruidosos y con una cifra de potencia de esas que suenan a tiempos ya muy pero que muy pasados: 1.000 CV. Parece un paso atrás en ese acercamiento a la tecnología de la calle que trajo las unidades de potencia actuales, ¿no? Pues os diré lo que pienso: no necesariamente. La Fórmula 1 debe ser capaz de alcanzar la potencia más elevada posible. Siempre. Pero el reto debe ser claro: lograrlo desarrollando las tecnologías que más interesan al sector del motor en general, como pueden ser los sistemas de recuperación de energía.
Sin ir más lejos, la idea del KERS siempre me pareció extraordinaria, pero igual de extraordinariamente inútil me resultaba que se limitara su potencial por reglamento. Y ahora me parece haber leído que se está pidiendo la estandarización de los componentes del ERS para reducir costes. Lo siento, pero esos costes de desarrollo del sistema de recuperación de energía son de los que veo más que justificables por su posibilidad de transferencia a la tecnología de los coches de calle. Nunca me ha gustado la estandarización de componentes en la Fórmula 1, pero si encima se trata de tecnología relativamente novedosa con mucho margen de desarrollo y con aplicación a los coches de calle, mucho menos.
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