La gran victoria de Vettel en Sepang, ante 44.000 espectadores, sirvió para que muchos, en Italia y en España, enarbolaran la bandera de la mofa y la burla hacia Fernando Alonso, el piloto que ha dado las últimas 11 victorias y cuatro poles a Maranello desde el 2010.
Parece que la victoria sea esa: ganar a Alonso por encima de la de vencer a Mercedes, que debería ser el verdadero objetivo de Ferrari, como lo es de McLaren, aunque ahora suene a brindis al sol.
La retranca es ley de vida, parte del juego del deporte, el canterano que cedes a otro equipo de fútbol y te marca el día del enfrentamiento directo. Y más cuando eres de los pocos pilotos de Ferrari que ha elegido marcharse de allí, un sacrilegio por el que te pasan factura. Es inevitable que se entable la comparación entre las decisiones de unos y otros, pero Fernando seguía ayer firme en su elección tras la carrera y no la cambiaría por nada.
La certeza es que Mercedes va a ganar el título Mundial, de pilotos y constructores, que es la victoria que cuenta en 2015. La de Ferrari, como la de Fernando cuando ganó la primera con Ferrari en 2010, es sabrosa, sabe rica, pero no da un Mundial. Anima el cotarro, aplaca las ganas de Ecclestone de forzar un cambio de reglamento, da brillo.
Al fin hay un buen coche allí, con muchos trucos que pueden saltar por los aires en próximas carreras, pero no como para derrotar a Mercedes, que es la meta. En McLaren cuentan ahora con un déficit superior a 100 caballos de potencia, pero siguen en pretemporada y esta situación no durará eternamente. Ya rodaron en los puntos durante el tiempo que estuvieron en pista cuando en Australia les doblaron dos veces. Es sólo cuestión de tiempo.
Pero la cuestión es saber también si en Maranello celebrarán ser segundos o terceros en el Mundial en noviembre cuando antes no les valía para nada. Quién llegará antes a atrapar a Mercedes, si Ferrari o McLaren, porque quien ríe el último suele reír mejor.
Fuente: app para diapositovs móviles del diario deportivo marca