Red Bull y el uso perverso de las órdenes de equipo
Adalides de la pureza de la competición, en Mónaco dejaron sendos episodios que contradicen ese espíritu
Palabra de Dietrich Mateschitz, dueño de Red Bull en 2010: «Preferimos ser segundos a decirle a un piloto que se deje adelantar por su compañero». Christian Horner, director deportivo de la escudería de la bebida energética, esa misma temporada: «Que ahora se acepten las órdenes de equipo no cambia nada para nosotros. Afrontaremos la próxima temporada dando el mismo apoyo a los dos pilotos que les hemos dado hasta el momento». Helmut Marko, asesor de Red Bull y director de su programa de jóvenes pilotos, esta misma temporada: «Os aseguro que no hay órdenes de equipo entre Sainz y Verstappen».
Son solo alguno de los ejemplos de la feroz batalla de la escudería austriaca contra las denominadas órdenes de equipo, una guerra que comenzó en 2010 después del famoso pasillo que le hizo Felipe Massa a Fernando Alonso en Hockenheim en julio de 2010 («Felipe, Fernando es más rapido que tú, ¿entendido?»). Desde aquel día se convirtieron en los mayores defensores de la pureza de la competición en la Fórmula 1, y ni siquiera cuando la FIA dio luz verde a dichas órdenes, cambiaron su discurso. Vettel y Webber, sus pilotos de entonces, tendrían vía libre para competir. Un discurso precioso, pero con demasiadas contradicciones.
Porque aquellas buenas intenciones se resquebrajaron tan pronto surgieron los primeros piques entre los dos pilotos. Entonces aceptaron dar órdenes, pero con condiciones. Fue la época del «Multi21», una orden implicita de que el piloto que iba por detrás conservara su posición sin atacar al otro. Aquello tampoco funcionó, porque en Malasia 2013 Vettel se saltó la orden a la torera, y abrió una brecha definitiva en la relación con Webber y en la manera que tenía Red Bull de enfocar las carreras.
Lo vivido en Mónaco este fin de semana es un buen ejemplo de cómo utiliza Red Bull las órdenes de equipo. En primer lugar con la escudería madre. Kvyat fue obligado a dejar pasar a Ricciardo a pocas vueltas del final con la esperanza de que el australiano, con neumáticos más frescos, diera alcance a los tres pilotos de cabeza y pudiera alcanzar el podio. En la última vuelta, eso sí, al no conseguir Ricciardo su objetivo, le obligó a devolver la posición a Kvyat, que firmó así su mejor posición en un gran premio hasta ahora.
Algo parecido ocurrió con los Toro Rosso. Verstappen realizó una segunda parada inesperada e inició una remontada hacia la zona de puntos. Cuando se encontró con Carlos Sainz, desde el muro obligaron al madrileño a dejarse pasar pese a que eso perjudicaba sus opciones. Al final, el accidente de Verstappen con Grosjean permitió a Sainz sumar un punto pese a haber iniciado la carrera en el pit lane.
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