"Espejito, espejito: ¿quién es la más guapa del reino? ¿La F1 o las 24 Horas de Le Mans?"
Este próximo fin de semana llegan las 24 Horas de Le Mans. Junto con el Mundial de Resistencia, también con tecnología híbrida, ofrece un claro contraste con la situación de la Fórmula 1
“Espejito, espejito: ¿quién es la más guapa del reino?”. Ante ese reflejo se verá va la Fórmula 1 este fin de semana: el de las 24 Horas de Le Mans. Reciente aún el Gran Premio de Canadá, la mítica carrera francesa llega en un momento dulce y con una las ediciones más emocionantes y abiertas de la última década. En parte, gracias a un reglamento también protagonizado por la tecnología híbrida, pero totalmente diferente, abierto y en pleno éxito.
La singular naturaleza del trazado canadiense exasperó algunos de los reproches hacia la Fórmula 1 actual. Ahorro de combustible, neumáticos, frenos… “En el pasado, la fiabilidad de los coches era un factor”, apuntaba estos días Mark Webber, piloto de Porsche: “Ahora es a fondo, las 24 horas de la carrera a fondo”. Parece que la naturaleza de ambas disciplinas se ha intercambiado con la Fórmula 1 alejándose de su esencia como uno de sus mayores problemas.
Cuatro fabricantes y quizás un quinto
Sergio Marchionne, máximo responsable del Grupo Fiat Chrysler y presidente de Ferrari, se presentó en Montreal. Y puso el dedo en la llaga sobre el show del ‘dog and the pony’ (‘El perro el pony’): “Decir que Ecclestone, yo y el resto de los constructores estamos contentos con el desarrollo del deporte durante los últimos cuatro o cinco años sería blasfemo. No es cierto”. El gestor italiano hablaba de recuperar la audiencia como uno de sus objetivos principales.
Los fabricantes no estarán muy contentos con la Fórmula 1, pero en el Mundial de Resistencia y Le Mans compiten otros cuatro, con rumores de que en poco tiempo se anunciará un quinto. Al calor de la nueva tecnología híbrida, llegaron Toyota, Nissan y Porsche. En la Fórmula 1, sólo lo ha hecho Honda.
¿Y cómo ha conseguido la especialidad de la resistencia, con carreras de seis horas de duración como mínimo, atraer a tantos de la industria automovilística? También a los pilotos. Fernando Alonso quiere participar en Le Mans, impresionado por los vehículos de la disciplina. Y lo intentó para esta edición. Nico Hulkenberg correrá con Porsche este año. Mark Webber está disfrutando de lo lindo tras su retirada de la Fórmula 1.
Libertad tecnológica
El nuevo reglamento de Le Mans (Mundial de Resistencia) también entró en juego en 2014. Pero a diferencia de la Fórmula 1, los fabricantes tienen total libertad para elegir sus sistemas de tecnología híbrida. Cada uno parte con el motor de arquitectura que desee, gasolina o diésel. Y desarrolla como considere oportuno el esquema de recuperación, almacenamiento y retorno la energía.
Así, Audi cuenta con un motor diésel, Porsche un cuatro cilindros turboalimentado y Toyota un V8 de gasolina. No hay límites de potencia. No hay un solo prototipo igual. A cada categoría, las reglas conceden una cantidad de energía dada y el coche que sea capaz de llegar más lejos y más rápido con dicha cantidad para una distancia determinada ganará.
“Los tiempos más rápidos que nunca hemos visto”
En la primera carrera de la temporada, la diferencia entre Audi y Porsche en meta fue de 13 segundos tras seis horas. Mientras Nissan acaba de llegar y vive un año de aprendizaje, tanto las marcas alemanas como Toyota tienen diferentes grados de competitividad según la pista y las circunstancias. No se llega a Le Mans o a las carreras del WEC con la sensación de una victoria inevitable para uno de los fabricantes. No hay un dominio como el de Mercedes.
Audi ganó la carrera francesa el pasado año con un 38% de ahorro de consumo de combustible respecto a años precedentes. En la primera cita del Mundial de este año se bajaron dos segundos los tiempos frente a 2014. Con 50.000 espectadores en las tribunas. En Le Mans, según Webber, “los tiempos por vuelta este año van a ser los más rápidos que nunca hemos visto”. En los entrenamientos de ayer se comprobó que va a ser cierto.
Y entonces uno recuerda a Fernando Alonso la pasada semana hablando de la comparación con los pilotos de líneas aéreas y la obsesiva gestión de tantos elementos que impiden al piloto rodar al cien por cien, así como de la menor exigencia física y mental de los monoplazas actuales. Después llegó el Gran Premio de Canadá.
Mark Webber conoce ahora los dos mundos: “Cuando cambiaron las reglas y llegaron los Pirelli, las fuerzas G (de un monoplaza) se desplomaron. De repente, los pilotos podían pasar estando un 30% menos en forma. Las velocidades, frenadas y paso por curva a mitad de los años 2000 hicieron de este el período más exigente. Las tribunas estaban llenas porque los coches sonaban, parecían fantásticos y eran difíciles”.
La gente quiere espectáculo y divertirse. Lo demás es secundario
No se trata de glorificar una disciplina sobre otra. La popularidad y globalidad de la Fórmula 1 sobre el WEC es indiscutible. Y las 24 Horas son un evento singular que solo tiene lugar una vez al año. Pero mientras en Canadá los máximos responsables de la Fórmula q discutían con preocupación sobre su futuro, el mundo de la resistencia vive una edad de oro.
En el WEC no se percibe esa angustia anre una desproporcionada escalada de costos por los motores, ni por las restricciones reglamentarias -que volverán en 2016- que asfixian su evolución. Ni tampoco es noticia su estructura de gestión ni de la guerra política que bloquea la evolución y toma de decisiones del Gran Circo. En el WEC y Le Mans tanto el ACO (club organizador de la carrera) como la FIA gestionan el deporte con una mezcla de consenso y mano de hierro que se echa en falta en aquella. Y aquí reside una de las claves de la situación de la Fórmula 1.
No vendría nada mal algunos de sus poderes fácticos que el ‘espejito espejito’ de Le Mans les recuerde su esencia perdida con un toque de atención, y también les sorprenda con que la más guapa ahora puede ser otra. Porque tecnología y sofisticación al margen, lo que la gente quiere por encima de todo es espectáculo y divertirse. Lo demás es secundario.
http://www.elconfidencial.com/deportes/ ... ns_878268/