El duelo Sainz-Verstappen en Hungaroring: porque el que paga, manda en la pista
Al acabar la carrera húngara, Sainz no entendía por qué el equipo no respetaba la regla de la prioridad para las llamadas a boxes. Y es que los equipos deciden en su propio marco de intereses
“Me tienen que dar explicaciones de por qué no he parado yo primero cuando iba detrás de Williams… Me han dejado fuera y otros coches como Fernando y Max me han adelantado haciendo un undercut, así que eso está para verlo…”. Bajo la adrenalina todavía caliente, Carlos Sainz se bajaba de su monoplaza con muchas dudas en la cabeza. Al margen de la decepción de evaporarse por tercera vez consecutiva un gran resultado por avería mecánica, no comprendía la estrategia de Toro Rosso que, sentía, no había jugado precisamente a su favor.
En el Gran Premio de Hungría, el equipo italiano sacó un buen botín de puntos. En realidad, el episodio de Hungaroring era otro ejemplo más de esa partida de ajedrez en que se convierte cada carrera de Fórmula 1, donde las escuadras manejan múltiples factores y variables en beneficio de sus intereses, con los pilotos como peones de su juego.
El undercut, o como levantar la cartera al rival en boxes
¿Por qué se quejaba Sainz de que Verstappen y Alonso le superaran en boxes con el undercut? Antes de nada cabe explicar esta maniobra. Cuando dos pilotos han de entrar, hacerlo antes que el rival permite adelantarle gracias al superior ritmo que permite el neumático nuevo. Cuando el segundo piloto entra una vuelta después, regresa por detrás de quien antes marchaba a su espalda.
Entre compañeros del mismo equipo suele tener preferencia quien marcha por delante, más si cabe si lo hacen juntos, como fue el caso de Sainz y Verstappen. Lo contrario sería perjudicar a uno en beneficio de otro, premiando así a quien ha podido clasificar peor, tener una mala salida, o cometer algún error en pista. A no ser que existan razones estratégicas que justifiquen romper la norma.
¿Quién era más rápido?
Sainz salió bien, mientras su compañero de equipo perdió varias posiciones. Una vez estabilizada la prueba, el piloto español se colocó a la estela de Felipe Massa, con su ritmo determinado por el del brasileño, más lento de lo esperado. De Sainz también se escuchó por radio un "no power" al principio de carrera por un problema con el propulsor, que luego parecía haberse estabilizado, pero a saber hasta qué punto influiría luego en las decisiones del equipo.
Con pista más limpia por delante, Verstappen recuperó con buen ritmo hasta situarse a la zaga del Toro Rosso de Sainz. Entonces, empezó a quejarse por la radio de que su compañero era más lento. Entre otras razones, porque Fernando Alonso se acercaba al holandés. Se abría un momento clave de la carrera, donde el equipo italiano tenía que tomar decisiones ante la cercanía de las paradas en boxes.
El juego de cifras, proyecciones, tensión y presión
Aquí se desenvolvía ese juego de tensión, datos, proyecciones, y por qué no, también lucha psicológica cuando están en pugna los dos monoplazas de un mismo equipo. A Verstappen se le comunicaba por radio que a Sainz le habían dado una suerte de ultimátun: debía pasar a Massa a toda costa. (“Carlos will get one more chance, and then we will change”).
Pero Sainz no era consciente de esa especie de ultimátum. Los mensajes que recibía un piloto no eran los mismos que los que se enviaban al otro ¿Adelantar a un Williams con motor Mercedes, con un propulsor Renault, en un circuito como Hungaroring? De hecho, el español esperaba la llamada del equipo para adelantar al brasileño a través de otro undercut. Pero se encontró que el llamado era Verstappen y no él. De ahí su molestia al final de la prueba.
El desconcierto y la contrariedad de los pilotos
Toro Rosso había decidido romper la regla de la prioridad de quien marcha por delante para proteger al holandés ante un posible ataque de Alonso en boxes. Y para ello decidió sacrificar en un primer momento a Sainz. Efectivamente, Verstappen adelantó a su propio compañero. En Toro Rosso confiaban en que el español se mantendría por delante de Alonso tras sus respectivas paradas, para luego recuperarle a Verstappen a medida que avanzara la carrera la posición que este le había ganado antes.
Pero el cambio de gomas del español fue lento y Alonso salió por delante. A partir de ese momento, Sainz ya rodó con el pie cambiado. Verstappen terminó cuarto, Alonso quinto, y Sainz habría sido sexto de no mediar la avería mecánica. Esa decisión estratégica marcó el rumbo de la carrera.
Inmerso en su habitáculo,
el piloto depende de la visión global que disfruta el equipo, y también de sus decisiones en función de los intereses estratégicos y la evolución de la carrera. De aquí tantas veces el desconcierto, la contrariedad e incluso la rebelión de los pilotos, que en muchas ocasiones carecen de toda la información -qué decir de los espectadores- hasta que llegan las reuniones post carrera. Y a veces tampoco así las aceptan... Red Bull resolvió por la radio de manera tajante la disyuntiva entre Kvyat y Ricciardo. Toro Rosso, lo hizo a la suya… En definitiva, el pan nuestro de cada día en la trastienda de la Fórmula 1. El que paga manda.
http://www.elconfidencial.com/deportes/ ... no_945126/Y después de la reunión con el equipo, después de recibir las explicaciones de la decisión del equipo, te planteas si debes o no hacer declaraciones contra tu equipo en la prensa...
Pero vamos, que para quien este bien echa esas declaraciones, pues nada, que le vamos a hacer, no coincidimos.