Ferrari se postula como el destinado a cerrar el exitoso ciclo de Mercedes en la Fórmula 1 el próximo Campeonato del Mundo
Noviembre 10
José Manuel Zapico
El equipo italiano Ferrari anuncia con pequeños mensajes y jugadas relativamente visibles que si no será el que herede el trono de equipo campeón, al menos sí será el único que puede aguarle la fiesta a los anglo germanos. Mercedes tardó cinco años y se aprovechó muy inteligentemente de una cambio radical en la normativa de motores para recabar los dos títulos consecutivos que han llegado de la mano de Lewis Hamilton, pero en Ferrari se preparan ya para tomarse su particular revancha y tiene todo el aspecto de que 2016 puede ser un gran año para ellos.
Muchos quisieron ver a una Ferrari depauperada tras la marcha de Fernando Alonso, pero desde entonces y hasta ahora no ha hecho más que crecer. Han pasado de dos solitarios pódiums en 2014 a tres victorias y catorce visitas al cajón a falta de dos carreras del calendario, y han dejado atrás a unos Red Bull que si el año pasado brillaron, esta temporada están siendo superados hasta por sus ‘junior’, Toro Rosso.
Una renovación más que necesaria
El misterio del éxito rojo no está tanto en la aportación de Sebastian Vettel o en lo que dejó de poner el asturiano, sino en las poco vistosas pero muy eficaces adquisiciones traídas por el defenestrado Marco Mattiacci “el breve” y su sustituto, Maurizzio Arrivabene. Estos dos directores consecutivos de la Scuderia recibieron la ayuda de la casa matriz ante el advenimiento de su salto a Bolsa. El equipo necesitaba un lavado de cara y vaya si se lo dieron. Tras los más de 100 millones de euros que se rumorea recibieron como inversión, actualizaron sistemas de medida y desarrollo, reconstruyeron el defectuoso y anquilosado túnel de viento, ficharon a casi un centenar de técnicos y trajeron al tetracampeón Vettel que, si a nivel de calidad como piloto es equiparable al egresado Alonso, sí que renovó una atmósfera que ya resultaba cansina tanto para el de Oviedo como para muchos técnicos, con una relación agotada y poco ilusionante de la que poco bueno iba a salir ya.
La segunda pieza fundamental en la arquitectura de Ferrari y eje sobre el que gira el éxito recabado esta temporada es el ingeniero James Allison. Procedente de Lotus, ingresó en la Scuderia cuando el proyecto del coche de 2014 ya estaba muy encarrilado, y aunque aportó muchas soluciones, ha sido este 2015, y gracias, sobre todo al túnel de viento a la vuelta de la esquina -antes usaban el de Toyota en Alemania-, cuando se han visto resultados procedentes de su batuta. En un ciclo normal de un responsable técnico los resultados suelen llegar a los 500 días. El primer año tiende a ser de transición, el segundo en ejercicio es cuando llegan los resultados -este es el tercero para Allison pero con el primer coche que puede decirse que es enteramente suyo-, y a partir de ahí tiende a llegar una consolidación y el éxito. Aunque los equipos anden locos con la normativa de 2017 y los numerosos cambios regulatorios previstos para entonces, los equipos más pudientes, como es el caso de Ferrari, no olvidan que el año que viene también se disputa una temporada; hay títulos y dinero a conseguir, y Ferrari necesita resultados visibles tras su salida a Bolsa. En FCA (Fiat Chrysler Automobiles), pondrán toda la carne en el asador y de hecho Sergio Marchionne ya ha dicho públicamente que esperemos una nueva Ferrari en 2016. Eso es señal de que les darán todo lo necesario para volver a dar el salto de calidad necesario para poner las cosas complicadas a Mercedes.
Todos pierden menos Ferrari
Esta es precisamente la tercera pata en la que está basado el más que seguro éxito encargado: el dinero. Se sabe que McLaren perdió 35 millones de euros el año pasado tras la marcha de patrocinadores y el pago de indemnizaciones millonarias a ejecutivos despedidos (Martin Withmarsh, exdirector de la escudería), Lotus perdió el año pasado la friolera de 160 millones de euros, Mercedes perdió 108 millones a pesar de ser Campeones, y Williams nunca ha vuelto a valer los 25 euros con que empezaron a cotizar sus acciones en la bolsa, y actualmente su valor unitario ronda los 15. Todos pierden… todos menos Ferrari. Los transalpinos reciben dinero de Marlboro, de la organización de la Fórmula 1 por el mero hecho de ser Ferrari, por premios, desde FCA, la empresa matriz. Los coches no deberían ser rojos, sino dorados y estar chapados en pan de oro. Esto es algo que no sólo no les falta sino que nadie les discute cuando lo piden. Tras la salida a Bolsa, los de Maranello se han convertido en un símbolo, en un banderín de enganche, y es por ello que durante un buen tiempo no les va a faltar de nada.
El cuarto soporte de su más que seguro éxito es que para ser campeón has de ser propietario de tu motor. En la actual época del V6 híbrido turboalimentado los que marcan la pauta son Mercedes, pero esta temporada los italianos se les han puesto a tiro de piedra. Han sabido hacer crecer su propulsor tras fichar a numerosos técnicos a finales del año pasado y el déficit de potencia que tienen con respecto a los anglo germanos es escasa. Si el año pasado su diferencia de potencia podía rondar los 50 caballos, las mejoras obtenidas reducen ese espacio a menos de la mitad y hace mucho que dejaron atrás a todos los monoplazas equipados con ese motor que no fueran únicamente los coches de Mercedes. A todo esto hay que añadir que nada parece indicar que Mercedes ceda sus motores a Red Bull, el tercero en discordia, y Ferrari ya ha dicho por activa y pasiva que si les cede los suyos sólo serán los del año que corre, que en 2016 serán obsoletos y presumiblemente menos dotados. Se cepilla limpiamente a otro competidor. Pueden hacerlo.
“Un verdadero competidor”
La atmósfera en Maranello ha cambiado mucho en el último año, se ha vuelto mucho más seria -y tensa-, pero los resultados llegan de forma visible. Marchionne apuesta por su gente para el año que viene y el propio Vettel afirma sin duda alguna que él no está ahí para perseguir, sino para dejar atrás a todos los demás con nada que encuentre el momento adecuado. De hecho el germano ha sido el único piloto que no ha llevado este año un Mercedes que ha ganado carreras, tres, y ha llegado a estar clasificado por delante del segundo coche gris, el pilotado por Nico Rosberg, una situación impensable en Italia el año pasado.
Es por todo esto que hay que tomar muy en serio las palabras de Sergio Marchionne, el presidente de la compañía cuando dice: “En 2016 Ferrari será un verdadero competidor”. Si consiguen dar el salto que han dado este año, es muy probable que pongan las cosas realmente difíciles a Mercedes. Bienvenida sea la competitividad.
José M. Zapico
@virutasf1
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